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Escribir con la sangre en el ojo. Es seguro lo que nos sucede a quienes seguimos periodísticamente la vida de Ivana Rosales y tenemos que escribir hoy sobre su muerte.
Su caso es paradigmático. Sufrió la violencia machista de su pareja y del Poder Judicial como nadie. Su lucha por justicia, lucha que incorporó como un reclamo colectivo por mujeres víctimas de la violencia, inspiró el documental “Ella se lo buscó”, de la directora Susana Nieri.
Ivana, de 41 años, fue encontrada muerta ayer, miércoles a la tarde, en su vivienda de Plottier. El primer parte policial determina que el deceso sobrevino como consecuencia de un ataque de epilepsia, enfermedad que sufría y empeoró como consecuencia de los salvajes golpes recibidos de parte de ex marido. De todas formas se siguen realizando los estudios de rigor para confirmar fehacientemente los motivos de su muerte.
En abril de 2002, Garoglio intentó matar a golpes a Ivana, la ahorcó con un alambre y la golpeó con una piedra en la cabeza. Luego la encerró en el baúl de un auto y la dio por muerta. Pero sobrevivió.
La Cámara Segunda en lo Criminal condenó a Garoglio a 5 años de prisión por “intento de homicidio agravado”. El condenado se fugó hasta la prescripción de la causa.
Mientras Ivana reconstruía su rostro y advertía pasividad en las autoridades que debían encontrar al entonces prófugo, advirtió que sus hijas habían sido abusadas en reiteradas oportunidades por Garoglio.
Maica, con 17 años, se suicidó poco después.
En el 2005 el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) demandó al Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, convirtiéndose en el primer caso de violencia de género de Argentina denunciado en jurisdicción internacional.
El CELS denunció que el Estado argentino violo derechos humanos garantizados por el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, como el derecho a la igualdad, a la defensa y a la integridad de las personas.
Recién en el 2012 la Cámara Criminal Segunda de Cipolletti condenó a Mario Garoglio a cuatro años de prisión efectiva por el delito de abuso sexual continuado y agravado de sus dos hijas menores de edad.
Ivana gritaba “Ni una Menos” antes de que esa frase fuera un slogan. Estaba más activa que nunca, preocupada por los retrocesos en materia de Derechos Individuales, por el aumento de los femicidios y los casos de desaparición de mujeres en el país.
La semana pasada volvía a pedirse a la Legislatura neuquina algo que Ivana reclamaba desde hace años. La creación de refugios para las víctimas de violencia familiar.
Su casa la había convertido en un refugio ante la falta de respuesta del Estado.
En el último reportaje que pude hacerle Ivana me pidió dar cuenta de los jueces que “condenaron” a 5 años de prisión a Garoglio por querer asesinarla en el 2002. Vuelvo a cumplir su deseo:
El fiscal Alfredo Velazco Copello fue quien pidió solo 5 años de prisión contra Garoglio por el intento de asesinato de Ivana Rosales por encontrar “atenuantes”. El homicidio agravado en grado de tentativa y por el vínculo prevé penas de entre 15 y 19 años.
El principal atenuante para el fiscal era una “presunta infidelidad”.
La defensora Alicia Garayo consideró que su asistido había actuado en estado de emoción violenta y pidió la pena mínima por las lesiones. Al terminar su exposición gritó al tribunal: “juzguen como hombres”.
Los jueces José Andrada, Eduardo Badano y Emilio Castro, de la Cámara Criminal Segunda, condenaron a Garoglio a 5 años de prisión como había pedido Velazco Copello. Coincidieron los tres con el atenuante citado. Emilio Castro argumentó que los diferentes hechos que constituyeron el intento de asesinato pudieron haber sido peores.
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