El 5 de julio pasado el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que el 10 de agosto comenzarían las obras para demoler el edificio conocido como el Elefante Blanco.
El edificio, cuya construcción se inició en la década del ’30 del siglo pasado, estaba destinado a ser el hospital más grande de América Latina, las obras continuaron durante la presidencia de Juan Domingo Perón y fueron abandonadas por la Revolución Libertadora.
Alrededor de la mole creció la villa conocida como Ciudad Oculta y durante mucho tiempo funcionaron salas de salud y jardines maternales en algunos espacios utilizables.
El gobierno de la Ciudad piensa demolerlo en un plazo de 10 meses en forma manual e instalar en ese espacio el ministerio de desarrollo Humano y Hábitat.
Las dificultades surgieron cuando se intentó relocalizar a las 180 familias que vivían dentro y en los alrededores del edificio.
Algunas recibieron un subsidio que en algunos casos alcanzo para comprar otra propiedad en la villa o en provincia y otras están disconformes con las formas en que se aplica el beneficio.
Esta situación fue manejada torpemente por el ministerio de de Desarrollo Social y Hábitat, generando muchas situaciones de descontento y desigualdad lo que han dado lugar a medidas judiciales que impiden el inicio de la demolición.

La mole sentenciada