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05/06/2016

Privatizaciones

El reino del Revés

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La afirmación del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, en el sentido de que la expropiación de YPF fue “un disparate”, no guarda relación con el proceder predatorio de ciertos de empresarios españoles en nuestro país.

Humberto Zambon

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“No tengo más que empezar por pedirles disculpas por los últimos años, por lo que han sufrido los capitales españoles”, declaró recientemente el ministro Alfonso Prat-Gay en España, asegurando que la expropiación de YPF había sido un “disparate”.

YPF fue privatizada en 1999 y al siguiente (2000) Repsol firmó con la Provincia del Neuquén el contrato de explotación y exploración hidrocarburífera en la cuenca neuquina, contrato que en el año 2008 se amplió hasta el año 2027, estableciendo el compromiso de inversiones adicionales; considerando el lapso 2008-2010 y según surge de la información oficial provincial, la empresa había realizado el 65% del gasto comprometido en explotación y solamente el 14% del correspondiente a la exploración en la superficie remanente de explotación (1.098,27 km2). Es decir, la política de la empresa española fue una visión de corto plazo: explotar al máximo, al menor costo posible y hasta su agotamiento, a los yacimientos ya conocidos y despreocuparse del mediano y largo plazo, donde la exploración cumple un rol fundamental.

Esa política le permitió obtener (hasta el año 2011) ganancias por 16.450 millones de dólares que en un 80%fueron girados al exterior en concepto de dividendos. Para el país el resultado fue que al final del ciclo la producción de petróleo bajara 43% y la de gas 31% mientras que las reservas, por falta de exploración, cayeron 50% y 74%, respectivamente.

Posiblemente el gobierno hubiera podido rescindir el contrato de privatización de YPF por total incumplimiento de Repsol en sus obligaciones, pero no lo hizo, sino que expropió la empresa para evitar un conflicto internacional.

Si no la expropiaba, el camino del vaciamiento parecía inevitable, el mismo camino que ya había seguido otra empresa en poder del capital español: Aerolíneas. Hay que recordar que esta fue privatizada por el gobierno de Menem mucho antes que YPF y que de ella se hizo cargo Iberia; que inclusive el estado les vendió la “acción de oro” que se había reservado y que le permitía fiscalizarla. Iberia vendió las aeronaves, cerró oficinas comerciales y talleres y levantó muchas de las rutas que operaba. En el año 2000 se declaró en convocatoria de acreedores y, al año siguiente, por un precio simbólico, se la vendió a la empresa turística española Marsans, que completó el vaciamiento empresario. En el año 2008 Aerolíneas debía varios meses de sueldos y cargas sociales, combustible y de tasas e impuestos y el estado se tuvo que hacer cargo de la empresa reducida a un sello, ya que su patrimonio neto era negativo en 2.500 millones de pesos.

La mayoría de los argentinos tenemos una cuota de sangre española en nuestras venas y con los españoles nos une, además del idioma, sentimientos muy profundos. Pero esto no tiene relación alguna con el rechazo al proceder de empresarios depredatorios que hemos sufrido nosotros y también el pueblo español y a quienes Prat-Gay pidió disculpas. Es el reino del revés, diría María Elena Walsh, donde las gallinas invitan a los zorros a visitarlas y las víctimas piden perdón a sus victimarios.

29/07/2016

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