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07/11/2016

Reflexiones sobre un congreso de Medicina Social

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La Asociación Latinoamericana de Medicina Social convocó a movimientos sociales, trabajadores de salud y comunidades para reflexionar, debatir y construir colectivamente un pensamiento crítico y liberador que interpele el modelo de desarrollo y su vínculo con la salud y la vida.

Daniel Esteban Manoukian *

Los congresos de Alames (Asociación Latinoamericana de Medicina Social) se realizan periódicamente desde el año 1980, este año la cita fue en Asunción del Paraguay, desde el 24 al 29 de octubre, para el XIV Congreso latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva.

Juan César García (1932-1984) fue un médico pediatra argentino que es conocido en gran parte de América Latina como uno de los articuladores de la "Medicina Social", corriente de pensamiento que en la segunda mitad del siglo XX comenzó a renovar la forma de estudiar los procesos de salud-enfermedad-atención (PSEA). La Medicina Social que más tarde adopta como denominación “Salud Colectiva” ampliando aún más la mirada, fue creciendo en América Latina de la mano de sanitaristas que interpretaban la salud como un fenómeno social que excedía los límites del campo sanitario, reconociendo la determinación social de la salud de los pueblos.

García falleció tempranamente a los 52 años, en 1984. Ese mismo año marca el nacimiento de Alames en el contexto de la llamada “década perdida” de los 80’ cuando se precipitaron acontecimientos mundiales que dieron lugar al neoliberalismo como solución única, instalando un modelo económico con claras implicancias sociales, en todo el ámbito regional a excepción de Cuba.

En esos años el Banco Mundial sustituyó a la OMS (Organización Mundial de la Salud), promoviendo y condicionando a los países de la región, en franco proceso de endeudamiento creciente, a avanzar en procesos de privatización, fragmentación y mercantilización de los servicios de salud.

La década de los ‘90 fue escenario de los estragos que se producían sobre la salud de amplios sectores poblacionales, con especial impacto negativo en los pueblos originarios, los migrantes y en fin, los excluidos por un modelo pensado para pocos (clase-etnia-género). Se intensificaron las denuncias de los problemas derivados de desigualdades sociales y en salud, que se expresaban en brechas que se ampliaban entre distintas zonas de un mismo país y también entre las naciones de la región, pero fue recién entrado el presente siglo en que las voces de denuncia empiezan a ser escuchadas en organismos internacionales.

Eso dio lugar a la conformación de una iniciativa de la OMS, creándose la “Comisión de Determinantes Sociales de Salud” (CDSS). El modelo que asume desde 2005 la OMS contribuyó a abrir el horizonte del pensamiento oficial en salud y el espectro de análisis, pero sigue atado a un neocausalismo donde los “determinantes sociales” son asumidos como factores externamente conectados, con lo cual las intervenciones resultan dirigidas a actuar solo sobre factores y no sobre el cambio de procesos estructurales, que provocan la desigualdad.

Alames se constituye en un ámbito de reflexión teórica y práctica, con fuerte inserción en el campo de la gestión y planificación de la salud y también en espacios de actuación en el terreno de la salud en América Latina, para la difusión del pensamiento de la Medicina Social –Salud Colectiva y el enfoque de la salud como derecho humano y social fundamental, parte del derecho a la Vida, en el continente latinoamericano y en el mundo.

Asume la defensa de una posición contra-hegemónica que combata la visión de la Salud como mercancía y bien individual, y la confronta con el modelo capitalista y neoliberal criticando el orden global que deteriora el planeta y la dignidad humana.

Es una asociación que estimula y ayuda a cohesionar la solidaridad entre y hacia los pueblos que luchan por mejorar las condiciones sociales y de salud de su población, desde el nivel local hasta los niveles nacional, continental y mundial; y asume la defensa de los principios de dignidad, soberanía y respeto de las personas y los pueblos, así como la armonía con la naturaleza.

Los Congresos de Alames tienen como propósito reflexionar sobre la situación de la salud en Latinoamérica, las tendencias, políticas y sistemas de salud.

Son temas convocantes el acceso a la salud, la salud como un derecho, los aportes de la medicina social sobre estos puntos, el análisis del impacto del modelo civilizatorio en la vida y la salud de las personas y la discusión del “Buen vivir” como  alternativa  que valora  la vida y la salud en relación armónica con el ambiente.

Alames propone en estos encuentros una reflexión sobre la fuerza de la participación para la defensa de los derechos, la construcción de una democracia radical y el empoderamiento popular en un contexto mundial y regional de crisis.

En particular después una década con gobiernos de corte progresista en gran parte de Suramérica y ante la re-emergencia de una corriente de restauración conservadora y reaccionaria en varios países de la región, se impone un análisis sobre lo realizado, sus logros y asignaturas pendientes, y avanzar en el debate de las líneas estratégicas claves para los tiempos que se avecinan.

Para el congreso de Asunción se recibieron más de 350 trabajos científicos y se expusieron en distintos espacios desarrollados en el campus de la Universidad Nacional de Asunción más de 250 trabajos y experiencias sobre la medicina social latinoamericana.

Se contó con 64 panelistas, de 19 países, que participarán como disertantes y moderadores en las 12 mesas principales del XIV Congreso Latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva, entre ellos destacados sanitaristas latinoamericanos como Asa Cristina Laurell (México), José Carlos Escudero (Argentina), Mario Róvere (Argentina), Alicia Stolkiner (Argentina), Sonia Fleury (Brasil), Ana María Costa (Brasil), Eduardo Espinoza (El Salvador), Jaime Breilh (Ecuador), Pierre De Paepe (Bélgica), Martha Perrota (Paraguay) y Mario Hernández (Colombia).

En el congreso 2016 se desarrollaron tres ejes:

Crisis del modelo civilizatorio capitalista y salud de la Madre Tierra: se analizó el impacto del modelo de desarrollo capitalista en la naturaleza, las condiciones de vida de los pueblos y la salud. Se abordó una mirada crítica sobre el modelo imperante caracterizado por la acumulación y apropiación de los bienes económicos, de los bienes naturales que degradan la naturaleza, generan empobrecimiento, desigualdad, exclusión, migración, militarización como respuesta de los Estados y como este proceso de desarrollo impacta en la salud de la tierra y los pueblos.

Sistema Público de Salud Universal: política de enfrentamiento del modelo mercantilista: se planteó como objetivo reivindicar la defensa del sistema universal de salud ante la ofensiva por privatizar. Se analizaron experiencias de reformas de sistemas de salud con enfoque de derecho y salud como bien público y responsabilidad del Estado (Cuba, Brasil, México y países europeos). Se asumió una mirada crítica, no exenta de considerar las contradicciones que las experiencias concretas muestran, rescatando las propuestas de acción que permiten profundizar el modelo de salud universal.

Desafíos en la construcción de la democracia radical y poderes populares contra-hegemónicos: se analizaron los posibles avances hacia una democracia más radical atendiendo a los límites de la democracia liberal y condicionamientos del capitalismo, destacando el rol de los movimientos populares y las posibilidades de construcción de poder popular, incluyendo críticas al período reciente y advertencias sobre las tareas pendientes.

Algo sobre la conferencia inaugural

La conferencia inaugural “Juan César García” estuvo a cargo de Armando de Negri Filho, de Brasil, médico sanitarista y epidemiólogo originario de Porto Alegre, quien ejerció la coordinación general de Alames entre 2002 y 2004.

Inició un recorrido discursivo profundo y movilizador destacando que quizás la principal contribución de la Medicina Social a la salud ha sido la incorporación de la política en el ámbito de salud, en tanto que si se acepta que la salud es fruto de la determinación social no pueden entenderse los procesos de mejora en salud colectiva escindidos de la política.

Asumir ese mandato es al mismo tiempo adoptar la noción de “ética colectiva”, constituyéndose en el sustrato teórico de los sistemas universales de salud.

Entre otras, mencionó dos amenazas que aparecen en el marco del actual escenario signado por el resurgimiento conservador que con distintos formatos, se evidencian en forma creciente en toda la región.

Por un lado, debe asumirse que parte de la complejidad de avanzar hacia sistemas de salud universales y únicos es que la sociedad no pretende igualdad. No es lo mismo garantizar igualdad que promocionar igualdad de oportunidades. Negri destacó que actualmente el conjunto de la sociedad ha incorporado el discurso meritocrático apoyando la idea de competir para lograr mejoras.

Esa línea de pensamiento transforma a la salud ya no en un derecho que como tal debe estar al alcance de todos y todas, sino como una mercancía a conseguir. Por eso plantea Negri, esa tendencia no contribuye a favor de consolidar sistemas universales de salud, como tampoco muchos colectivos de trabajadores que siguen apostando mucho más a sistemas de salud de tipo Bismarkiano (obras sociales) que a sistemas universales donde todos ponen de acuerdo a sus capacidades para que todos usen el sistema de acuerdo a sus necesidades.

Ese principio, el de la solidaridad, no es moneda corriente hoy día. Negri citó a Antonio Gramsci en aquello de que las sociedades definen los Estados, por lo tanto una sociedad fuertemente condicionada por la idea de acumulación capitalismo no acepta con facilidad un sistema solidario mediante el cual todos aportan parte de sus ingresos para desconocidos.

Por otro lado, avanzar hacia sistemas opuestos a la lógica de acumulación individual y mercantilista obliga necesariamente a asumir la esencialidad de la política, siendo esa la razón por la cual la restauración conservadora intenta invisibilizar la política, que se opera mediante tres mecanismos (agregando un cuarto que no debe desdeñarse):

Los medios de comunicación: que son actores y decisores políticos, a los que no puede ingenuamente pensarse que se los puede combatir con el uso de redes sociales.

La captura del proceso electoral parlamentario: que optó por el marketing antes que por la difusión de propuestas de planes de gobierno habilitando la idea de que todo es igual contribuyendo al propio descrédito de los parlamentos.

La judicialización de la política: como mecanismo para dirimir diferencias constituyendo lo que se denomina “nuevo constitucionalismo”, pero si pueblo ya que los jueces no son elegidos por voluntad popular.

El aspecto religioso: el fundamentalismo del Opus Dei o el de algunas iglesias pentecostales, que subsumen la política a conceptos morales y se infiltran en los partidos políticos y hasta los reemplazan en algunos casos.

Frente a la ofensiva neoliberal que también impacta en salud, el reto es resistir para proteger lo conquistado y al mismo tiempo contribuir desde las convergencias, para armarse para la lucha política que hay que dar.

Es menester entonces proteger la memoria colectiva de los trayectos históricos considerando que los procesos son pendulares. Cuando el péndulo se inclina hacia la derecha como en los tiempos que corren, al volver nunca lo hace al punto de inicio. Es decir, que algunos de los grados alcanzados en la etapa anterior quedan de tal manera en esa memoria colectiva que se preservan, y eso hay que aprovecharlo para las futuras construcciones de esquemas más solidarios.

Este encuentro de trabajadores y actores del ámbito sanitario latinoamericano fue, como lo ha sido en otras oportunidades, un ámbito de denuncia, de advertencia y de concientización sobre la actualidad.

Al mismo tiempo se constituyó en un espacio de sincera autocrítica respecto de lo actuado en la última década en el marco de gobiernos de corte progresista con los distintos perfiles de cada nación y de las líneas de pensamiento promovidas por los sanitaristas latinoamericanos.

Ambas instancias de reflexión, en el marco de un encuentro donde no estuvo ausente lo festivo, los afectos y la renovación del compromiso con las utopías a favor de la construcción de sistemas de salud que garanticen el acceso al derecho a la salud para todos sin distinciones, sirvieron para volver a cada rincón de la Patria Grande con la expectativa de seguir contribuyendo a favor de esa conquista aun postergada.

Este congreso fue un foro formidable de intercambio de experiencias y miradas sobre la realidad sanitaria y política actual de la Patria Grande de América Latina.

Puso en evidencia, no solamente los denominadores comunes que sobrevuelan a toda la región, sino que la amenaza que implica el avance neoliberal en la región obliga más que nunca, a concretar esfuerzos de tendientes a contribuir a la unidad latinoamericana hoy en riesgo.

En la última jornada del congreso se eligió a la conducción de Alames para los próximos dos años. Se consensuó conformar una conducción colegiada integrada por María Lucía Frizón Rizotto de Brasil, Ana Lucha de Colombia, Rafael González de México y Mario Róvere de Argentina.

Se decidió finalmente, que la próxima sede del congreso será en la República Plurinacional de Bolivia.



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

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