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06/11/2016

Las metas de inflación

Las metas de inflación | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En el marco de un “nuevo consenso” ideológico conservador el gobierno de Macri adhirió a criterios que pretenden que el Banco Central, en lugar de trabajar en coordinación con la política económica general se limite a la lucha contra la inflación y quede fuera del control democrático.

Humberto Zambon

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En los años ’90, dentro de la ortodoxia económica, nació la idea de las “metas de inflación”, lo que para varios autores una especie de “nuevo consenso” ideológico conservador que reemplazaría a las fracasadas recomendaciones del “Consenso de Washington”. En enero de este año el gobierno de Macri anunció su adhesión.

Los puntos centrales son la independencia del Banco Central respecto al poder político y, en un medio de libertad de mercados y apertura comercial, considerar como prioritaria la lucha contra la inflación: para esto, la herramienta disponible consiste en fijar la tasa de interés al nivel que supuestamente haga posible el crecimiento económico sin generar aumento generalizado de precios.

La independencia del Banco Central fue establecida por la dictadura en 1977 y duró hastael año 2012 en que se reformó la carta orgánica del Banco Central, estableciendo ahora que el organismo trabajará en coordinación con la política económica general y deberá cumplir con un mandato múltiple, ya que tiene por finalidad “promover la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. “Las metas de inflación” pretenden limitarlo al primero de esos objetivos, la lucha contra la inflación, y, con autonomía, dejarlo fuera del control democrático.

Como dicen Alfredo Eric Calcagno y Eric Calcagno en el libro “Argentina- Derrumbe neoliberal y proyecto nacional” (Ed. Le Monde Diplomatique, Buenos Aires ,2003): “En los hechos, el manejo de los instrumentos de política económica propios de un Banco Central confiere gran parte del poder. Quien establece la tasa de interés, el tipo de cambio, el crédito y la emisión monetaria controla la base de los mecanismos económicos. Es un lugar estratégico, porque si no alcanza para ejecutar un programa económico, puede impedir la ejecución de políticas alternativas. De allí que la primera exigencia del FMI y de los grupos financieros internacionales y locales es la ‘independencia’ del Banco Central, que significa su feudalización, con la creación de una nobleza financiera (…) Voten, voten, que las autoridades del Banco Central no responden a ninguna legitimidad electoral. Como el sector financiero es hegemónico en esta etapa de la globalización, en los hechos ellos son lo que gobiernan. Así de simple.”

Los supuestos básicos de las “netas de inflación” son: 1) que uno de los determinantes del nivel de actividad y, por lo tanto, del producto, es la inversión, que depende especialmente de la tasa de interés; 2) que existe una tasa de desocupación (conocida por su sigla en inglés, Nairu) que permite un nivel de actividad en crecimiento sin inflación.

El diagnóstico consiste entonces en que, si hay inflación, es porque la economía está “recalentada” y hay que subir la tasa de interés para que disminuya el ritmo de crecimiento de la inversión y del producto. Por el contrario, si la actividad es baja y la tasa de desocupación mayor que la Nairu, hay que bajar la tasa de interés para que suba la inversión y la economía vuelva a la normalidad.

Respecto a los supuestos cabe señalar que el principal determinante de la inversión no es la tasa de interés sino la demanda: en recesión económica, producida por la devaluación y el ajuste del estado, sumado a la crisis mundial, no hay incentivos para la inversión; es decir, la tasa de interés es un instrumento muy limitado y no es apto para lo que esta política espera. Por otro lado el supuesto de la Nairu es que se trata de una inflación de demanda, por exceso de ingresos disponibles; en el caso de recesión con inflación, como es el argentino actual, la tasa de desocupación y la inflación no varían en sentido opuesto, como en el caso anterior, sino que van de la mano en la misma dirección; el aumento de la desocupación puede disciplinar a la clase trabajadora y reducir las demandas de ajuste salarial, aplacando la inflación, pero no da la solución esperada.

Además, Argentina tiene una economía bimonetaria. Después de estos años la población se ha acostumbrado a ahorrar y atesorar en dólares y muchos a especular con el valor del mismo, de forma tal que si la tasa de interés es menor que la tasa de devaluación esperada aumenta la demanda de dólares, sube su precio y aumenta la inflación; si la tasa de interés es mayor que la otra aparece la “bicicleta financiera” de ingresos de capitales especulativos para ganar con la diferencia de tasas; esto último, lo mismo que el endeudamiento externo, “plancha” a la cotización del dólar pero, ante la menor amenaza, real o ficticia, a la conservación de la diferencia de tasas el capital especulativo se retira, pudiendo generar una crisis cambiaria. Con libre acceso a la moneda extranjera la tasa de interés, más que un instrumento de política económica, es una variable interrelacionada con el tipo de cambio y la especulación.

Las metas anunciadas el 13 de enero fueron una inflación entre 20 y 25% el 2016 y 12% al 17% para el año próximo. No puede extrañar que la inflación real duplique esas metas.

29/07/2016

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