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Argentina
29/06/2025

Medio Oriente

“Milei nos involucró en una guerra por afinidad ideológica con la ultraderecha israelí”

“Milei nos involucró en una guerra por afinidad ideológica con la ultraderecha israelí” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Guillermo Carmona, ex secretario de Malvinas, analiza la guerra de los 12 días, la dinámica de la “ley del más fuerte” en el nuevo escenario geopolítico global y el alineamiento incondicional de Milei con EE.UU. e Israel, al que califica “injustificado, inconstitucional y contrario al interés nacional”.

Daniel Giarone

La guerra entre Israel e Irán duró 12 días, tuvo esgrima dialéctica y militar, operaciones con eufemismos rimbombantes (Operación Dragón Ascendente, Operación Martillo de Medianoche), idas y vueltas de la primera potencia mundial y de su presidente, y una deriva que pocos se atreven a pronosticar. Pero para la Argentina, ubicada a medio mundo de distancia del conflicto, significó un revival de los años 90, el de la alineación automática y las relaciones carnales.

¿El cese del fuego garantiza el fin de la guerra? ¿Cuál es el escenario geopolítico derivado del conflicto? ¿Por qué el canciller israelí celebró el bombardeo de una prisión iraní con el slogan “Viva la libertad, carajo”? ¿A qué responde la alineación automática e incondicional de Javier Milei con Israel y los Estados Unidos? ¿Qué consecuencias puede tener para la Argentina?

Las respuestas, tan provisorias como la paz y la estabilidad global, abren nuevos interrogantes. “Estamos ante un escenario que se torna apocalíptico por la amenaza del uso de armamento nuclear, por la potencia destructiva del armamento convencional, por la afectación sistemática de la población civil. Se aplica la ley de la selva, la ley del más fuerte”, aseguró a Va Con Firma Guillermo Carmona, analista internacional y ex secretario de Malvinas, Antártida de Atlántico Sur de la Cancillería argentina.

Y después de recordar la traumáticas consecuencias de la decisión del expresidente Carlos Menem en agosto de 1990 de acompañar a los Estados Unidos en la Guerra del Golfo, agrega: “La alineación de Javier Milei con Israel y Estados Unidos en este conflicto es injustificada, inconstitucional y contraria al interés nacional”.

Dentro de la ilegalidad, todo

La Operación Dragón Asciende, con la que el 13 de junio Israel atacó instalaciones militares iraníes matando a 20 comandantes de las Fuerzas Armadas de ese país y a seis científicos nucleares (en una lista todavía mayor de muertos y heridos), invocó un riesgo o peligro inminente: el avance del programa nuclear de Teherán, que conduciría a la fabricación de armas nucleares derivadas del enriquecimiento de uranio.

“Este argumento, que derivó en un ataque preventivo, fue puesto en duda por la Organización Internacional de Energía Atómica, que expresamente a través de su director, Rafael Grossi, informó que no había elementos que pudieran hacer entender que Irán estuviera próximo a alcanzar el desarrollo necesario para producir armas nucleares”, explica Carmona, quien también fue presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación.

Y considera que “lo que Israel planteó como un ataque preventivo no ha sido más que un ataque punitivo que buscó erosionar la capacidad militar de Irán, con un argumento que no es válido para el derecho internacional”.

“Desde una perspectiva legal -agrega- un Estado que padece una agresión que no se ajusta a los criterios de las normas internacionales tiene el derecho a la legítima defensa, que es lo que ha esgrimido Irán, que habría que ver si ha tenido las características de proporcionalidad que se admiten legalmente”.

En el mismo plano puede colocarse el ingreso de los Estados Unidos en la guerra a través de la denominada Operación Martillo de Medianoche, con la que el presidente Donald Trump asegura haber destruido el programa nuclear iraní (algo que los medios de comunicación estadounidenses han puesto en duda basados en un informe preliminar de la inteligencia de su país) y precipitado el fin del conflicto, forzando tanto a Irán como a Israel al cese del fuego.

“Estamos ante una peligrosísima, y cada vez más frecuente, violación del derecho internacional”, advierte Carmona, algo que “ya se venía manifestando en la Franja de Gaza por la conducta genocida llevada adelante por el gobierno de Benjamín Netanyahu, expresada además por los ataques de Israel a distintos estados de la región y por el financiamiento por parte de Irán de estados u organizaciones que han actuado como proxies en Medio Oriente, todo lo cual genera preocupación respecto a las condiciones de paz en una región tan conflictiva”.

La ley de la selva

La intervención unilateral y por fuera de toda normativa internacional por parte de las potencias colocan a las relaciones internacionales en el terreno de la “ley de la selva”, donde quien tiene más poder político, económico y militar puede actuar según su voluntad, sin reconocer ningún otro límite.

“Estamos ante un mundo donde los dispositivos para garantizar la contención de los conflictos armados son sistemáticamente afectados por el unilateralismo con el que actúan las grandes potencias militares”, destaca el analista.

La invasión de Irak por parte de los Estados Unidos y sus aliados en 2003, invocando la existencia de armas de destrucción masiva (algo que nunca se comprobó), no contó con el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sentando un precedente clave para las intervenciones militares por fuera de la Carta de Naciones Unidas.

Esto genera, según Carmona, un escenario que “se torna apocalíptico por la amenaza del uso de armamento nuclear, por la potencia destructiva del armamento convencional, por la afectación sistemática de la población civil, que expresa un desprecio por la vida humana de los no combatientes. De algún modo se aplica la ley de la selva, la ley del más fuerte”.

Resetear Oriente Medio

Mientras el gobierno de los Estados Unidos sostiene que el programa nuclear iraní fue totalmente destruido, distintos analistas, medios de comunicación e incluso organismos estatales no parecen ser “tan optimistas”, y señalan que la intervención militar apenas pospuso sus objetivos.

Donde hay menos divergencia es en cuanto a las motivaciones de la guerra: provocar un “cambio de régimen” en Irán. Esto, al igual que la tregua, aún está por verse. Y fundamentalmente, qué tipo de reconfiguración sufrirá Medio Oriente, y de qué modo está impactará en el terreno geopolítico.

“Más allá de las declaraciones de Trump y de cierta contención que han demostrado tanto Irán como Israel, no se puede dar por terminado el conflicto”, advierte el ex legislador peronista.

“El proceso de negociación por el programa nuclear iraní estaba en marcha cuando Israel decidió atacar a Irán. Ha habido una decisión predeterminada que, más allá de las circunstancias y de los hechos, buscó avanzar e involucrar a Estados Unidos”, analiza.

Esto supone una estrategia que trasciende la guerra. Carmona explica que “el propio primer ministro israelí dijo que el objetivo era el cambio de régimen en Irán. The Washington Post publicó que el plan de ataque venía de 2024 y que se buscó consensuar con Estados Unidos, donde Israel encontró reticencia. Fue entonces que Netanyahu decidió avanzar igual”.

En cuanto al impacto global de lo ocurrido, el ex funcionario asegura que “estamos ante un escenario preocupante”, dado que “los conflictos potenciales no solamente están en Medio Oriente, sino que sigue la guerra en Ucrania, la tensión en Asia-Pacífico, que contenida pero nadie puede asegurar que una chispa no produzca un nuevo conflicto, y lo mismo para las disputas entre India y Pakistán y China y Taiwán”.

Made in Argentina

"Mañana el mundo despertará más libre y en paz! Fuimos víctimas del terror de Irán y lo pagamos con sangre de inocentes. Estamos en el lado correcto de la historia!", tuiteó el ministro de Defensa, Luis Petri, apenas se conoció el ataque de Estados Unidos. El presidente Javier Milei reposteó la afirmación del funcionario, renovando el “apoyo y solidaridad” que había trasmitido al propio Netanyahu no bien iniciado el conflicto.

“La alineación de Javier Milei con Israel y Estados Unidos en este conflicto es injustificada, inconstitucional y contraria al interés nacional”, enfatiza Carmona, para quien “no hay ningún elemento material, de orden económico, financiero o militar, para una alineación incondicional”.

Y detalla: “La relación económico-comercial con Israel no es significativa; desde el punto de vista militar, la Argentina no es socia de Israel; y desde el punto de vista político hay muy buenas relaciones diplomáticas, pero no son relaciones especiales, como se las denomina en política internacional. Los vínculos culturales e históricos entre ambos países son tan sólidos como los que existen con el mundo árabe, por ejemplo”.

Para Carmona “estamos ante una decisión político-ideológica de Javier Milei y de su gobierno por las posiciones extremistas de derecha que representan Netanyahu y los sectores más conservadores de la política israelí, y no ante una decisión que responda a los intereses de la Argentina”.

Sobre las implicancias que tienen el alineamiento automático y el apoyo incondicional a un país que entra en guerra, el analista explica que “involucrarse en un conflicto armado, aunque sea de manera indirecta, requiere la intervención del Congreso de la Nación, de acuerdo al artículo 75 inciso 25 de la Constitución Nacional”.

“Hay que tener en cuenta -aclara- que las declaraciones formales de guerra ya prácticamente no existen, por lo que la lectura de la cláusula constitucional debe hacerse de acuerdo con esto”.

“Milei no puede decir que no se enteró de la guerra, cuando estaba en Israel el día anterior al ataque. Sabía lo que se venía y aún así reafirmó su incondicionalidad, involucrando a la Argentina en el conflicto, y esto requiere la intervención del Congreso”, concluye.

De Jerusalén a Malvinas

Las réplicas (y consecuencias) de lo ocurrido durante la nueva escalada guerrera en Medio Oriente no se verán inmediato. Al menos así lo indican las experiencias del pasado reciente. Mientras tanto, la Argentina parece estar atenta a otras urgencias y necesidades.

“Lo que hizo Milei -advierte Carmona- es contrario al interés nacional, a las prácticas diplomáticas que ha sostenido históricamente la Argentina, ya que nos termina involucrando en un conflicto que ocurre a más de 15000 kilómetros de nuestro territorio, donde no hay ciudadanos argentinos directamente afectados, donde no hay activos directamente comprometidos, y rompiendo con la tradición de apostar por la solución pacífica y negociada de los conflictos”.

Para el ex legislador, “a esto se suma el anuncio del traslado de la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, que entre otras cosas significa un pésimo antecedente en relación a Malvinas, a la discusión sobre la soberanía”.

Es en este contexto que el 23 de junio el canciller israelí, Gideon Saar, concluyó el anuncio del ataque a la prisión iraní de Evin con un "¡Viva la libertad, carajo!", que incluyó un arroba a la cuenta oficial del Presidente de la Nación.

“Ese tipo de guiños explícitos hacia un país ‘aliado’, por parte de un ministro que ha decidido sobre un ataque militar, es la confirmación de que Argentina quedó involucrada en la guerra, y que lo hizo por una decisión unilateral y personal Presidente, sin intervención del Congreso”, alerta Carmona.

Para el experto “Milei no realizó un análisis de los costos que puede tener su decisión, con el antecedente muy negativo de lo que ocurrió tras la primera invasión a Irak por parte de los Estados Unidos. Nos ha involucrado, de modo irresponsable, injustificado e inconstitucional, y sin atender a los intereses argentinos, en un conflicto bélico”.

Las cartas ahora se distribuyen en otra mesa, donde solo cuentan las acciones militares y las declaraciones de los protagonistas principales. Pero las consecuencias, de un modo u otro, afectarán a todos. Aún a quienes no participan del juego.

29/07/2016

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