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Columnistas
01/06/2025

La teoría de la explotación

La teoría de la explotación | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Al postular que Los trabajadores “compran dinero a cambio de su trabajo", Milei incursiona en el gritesco.

Humberto Zambon

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El jueves 8 de mayo de este año, en la 11° edición de Latam Economic Forum 2025 que se realizó en Buenos Aires, Milei anunció que “se acabó la Teoría de la Explotación” de Carlos Marx, dejando implícito ante la convención empresaria que él se había encargado, con su razonamiento, de destruirla.

En realidad, la llamada teoría de la explotación proviene de David Ricardo y fue desarrollada y designada así por Marx; una versión moderna fue elaborada y popularizada por el economista norteamericano (nacido en Rusia) Paul Baran con el nombre de excedente económico. Es una teoría en la acepción segunda de la RAE (Real Academia), es decir que se trata de “una serie de leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos.”

En este caso se trata de la generación del excedente económico (diferencia entre el valor producido por los trabajadores, productores y lo necesario para la subsistencia de los mismos, incluyendo el grupo familiar).

Para Milei no existe tal explotación porque es una transacción libre en la que el trabajador compra dinero pagándolo con su trabajo. Es un acuerdo voluntario entre partes iguales por lo que no se puede hablar de explotación ni opresión alguna.

Supongo que es parte de la tarea que con su jefe de asesores están haciendo, según dijo en Praga el 23 de junio de 2024 “(con) el doctor Demian Reidel, estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica. Si nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel de Economía junto a Demian”.

En que consiste la teoría de la explotación

Durante más de cien mil años el homo sapiens vivía en pequeños grupos nómades dedicados a la caza y recolección de frutos, en una economía de subsistencia.

Hace aproximadamente 9.000 años, en forma casi simultánea y posiblemente impulsado por el cambio climático, comenzó a orilla de ríos muy distantes la llamada revolución neolítica: los humanos dejaron de ser nómades para pasar a ser sedentarios, domesticando plantas (especialmente cereales o similares) y animales. Se dio en el Tigris y Éufrates de la Mesopotamia, en el Nilo, el Indo (y luego en el Ganges) y, en China, a orillas del Río Amarillo. También en América Central y en la región andina de Sudamérica.

En estas condiciones, el fruto del trabajo individual supera las necesidades de subsistencia del grupo familiar, generando un excedente. Entonces tiene sentido el hacer trabajar a una persona para apropiarse del excedente generado: nace la esclavitud y las clases sociales y con ellas la necesidad de una fuerza que controle a los esclavos (aparece el estado) y también la existencia de personas que tienen tiempo de pensar en las normas de convivencia y reproducción de las relaciones sociales (leyes y códigos) y en los problemas de filosofía, religión, ciencia y arte. Es el nacimiento de las distintas civilizaciones.

La organización social para la apropiación del excedente económico ha variado en el tiempo y en las distintas civilizaciones: esclavitud en la antigüedad (que volvió, afectando a África y América entre el siglo XVI y el XIX), servidumbre en la Europa medieval; mita y encomienda en la América colonial, etc.

En los tiempos contemporáneos, con el capitalismo, la relación se da entre hombres legalmente libres que contratan la relación laboral a cambio de un salario. La teoría de la explotación dice que el valor generado por el trabajo es una cosa y otra distinta es la fuerza de trabajo, la capacidad humana de hacer trabajo; que es la que se vende en la relación laboral y que es como una mercancía más, con su propio mercado y con su precio, el salario.

El empresario capitalista, dueño de los medios de producción, compra fuerza de trabajo en tanto el valor del trabajo producido sea mayor que el costo de la fuerza de trabajo que lo hace (salario). Es decir, mientras genere un valor excedente (que Marx llama plusvalía) y que se distribuye como ganancias, intereses y rentas)

En las sociedades precapitalistas el excedente generado fue utilizado para mantener a las clases sociales privilegiadas; es decir, se consumía. En cambio, en el capitalismo, la mayor parte del excedente se acumula productivamente, aumentando la productividad del trabajo (la cantidad de bienes producidas por unidad de tiempo trabajado) y generando el crecimiento económico continuo.

Hoy sería imposible pensar en una sociedad sin excedente económico, ya que es preciso financiar la educación, la salud, la investigación científica, la justicia, el mantenimiento del orden, la acumulación de capital para mejorar e incrementar la producción, pagar las jubilaciones, etc. Es posible discutir la apropiación del excedente (personas privadas como en el capitalismo, el estado en nombre de la sociedad u otra forma de organización de la sociedad civil) pero no su eliminación.

La posición de Milei

Supongo que al presidente le molesta el nombre que Carlos Marx le dio de “teoría de la explotación”, porque descalificaría éticamente a la relación laboral. Si así fuera, con cambiar el nombre parecería suficiente; por ejemplo, “Teoría del excedente económico”, como lo denominó Paul Baran.

De todas formas, Milei insiste, como todo el neoliberalismo, que la laboral es una relación libre entre partes libres que supone iguales, sin tener en cuenta las asimetrías de poder ni las urgencias de las necesidades de cada uno. Insiste en que no hay explotación del capital, “salvo que sea al revés y que los trabajadores estén explotando a los empresarios, porque son los que compran dinero a cambio de su trabajo"; esto último, por lo grotesco, lo distancia de Carlos pero lo acerca a Groucho Marx.

29/07/2016

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