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El gobierno está desesperado por obtener dólares. Es que el modelo neoliberal de Milei, al igual que el de Martínez de Hoz de los años ’70, que el de Menem y el de Macri, se basa en un dólar barato, la existencia de la “bicicleta” financiera y endeudamiento externo, que requiere el ingreso permanente de dólares. Pero los dólares no llegan y los acontecimientos muestran que los compromisos de nivel de reservas asumidos con el FMI y el pago de los vencimientos de deuda externa no se van a poder cumplir por tres razones: 1) por el atraso cambiario que dificulta las exportaciones y la política de apertura de importaciones que juega a contramano de la política seguida por el resto de las naciones, lo que lleva a un balance de pagos negativo; 2) las inversiones externas no llegan, a pesar de las promesas y de medidas de excepción tributaria vergonzantes para el país, como es el RIGI y 3) por el riesgo país que impide tomar préstamos en el mercado de capitales.
El ”salvataje” del FMI que Trump le consiguió a Milei (con una discutible legalidad argentina y violando las normas del propio Fondo) posiblemente le permitan llegar a las elecciones de octubre con una situación más o menos controlada, pero ¿Y después? Acá aparece la sombra de la experiencia de los “salvatajes” anteriores, los realizados a De la Rúa (2000) y a Macri (2018), similares al actual.
Por otro lado, aparte de lo depositado en las “guaridas fiscales” (mal llamadas “paraísos fiscales”) se calcula que existen unos 200.000 millones de dólares fuera del sistema guardados en cajas de seguridad o “bajo el colchón”, resultado del ahorro de numerosos integrantes de clase media, muchos con recursos genuinos que buscaban salvar sus ahorros de la inflación, muchos, especialmente profesionales y empresarios, que evadieron impuestos, o bien “coimas” de funcionarios (cohecho) y también los que tienen otro origen delictivo, incluyendo al narcotráfico
A esos dólares apuntan ahora desde el gobierno con el denominado "Plan de reparación histórica de los ahorros de los argentinos". Milei lo anunció en televisión diciendo que "usted va a poder usar los dólares sin dejar los dedos marcados. Es como si fuera un blanqueo pero sin pago de impuestos", mientras justificó la evasión impositiva y el delito que pueda estar atrás: “Lo lamento por el que no se pudo escapar. Quizás no tuvo el talento o las agallas para salir del sistema. Si todos hubieran logrado hacer lo mismo -evadir los impuestos y fugar divisas…- tal vez los políticos hubieran dejado de robarnos", siguió el Presidente. En otro momento y lugar calificó de ladrón al estado y de “héroes” a los evasores y sostuvo que “lograron proteger su patrimonio del “impuesto inflacionario” y de los “políticos ladrones”. “Esas personas que tienen ese dinero ahí no son delincuentes, son personas que lograron escapar de los liberticidas, de los políticos”
Este tipo de medidas es objetable desde el punto de vista ético, ya que implica el mensaje a los contribuyentes: “no hace falta que declares lo que ganas porque en algún momento el gobierno te va a decir ‘trae la plata con costo cero'.
También contradice normas internacionales. Nuestro país recién en el 2014 pudo salir de la lista gris del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), lo que implicaba que era considerado país apto para invertir fondos sucios provenientes del narcotráfico, trata de personas, armas, o evasión impositiva. Ya el GAFI objetó al RIGI, indicando que era “una puerta de acceso camuflada con visos de legalidad para que capitales provenientes del tráfico de estupefacientes, armas y personas entre otros, ingresen al circuito económico y financiero de la República Argentina sin exigencias reales de licitud de origen y trazabilidad… Las fallas de seguridad de la Ley son ostensibles, transformándola en funcional al blanqueo o lavado de capitales, lo que significará transformar a la Argentina en una plaza complaciente para la operación de organizaciones criminales de funcionamiento y objeto multidimensional”
Medida como la comentada nos acerca a ser una “guarida fiscal”, que el propio Estado argentino ha descalificado. En la presentación de un documento oficial del año 2023 se puede leer: “El trabajo muestra que las guaridas son un componente central en la corrupción en la etapa actual del capitalismo, no sólo por su lugar en la arquitectura financiera vinculada con el pago de sobornos, sino porque permiten escapar a los más ricos de las obligaciones que sí cumple el resto de los ciudadanos, generando mayor desigualdad y socavando la confianza en las instituciones democráticas”
También el FMI, que ahora parece apoyar al nuevo “blanqueo”, en un documento reciente sostuvo que "los países con controles débiles o ineficaces son especialmente atractivos para quienes blanquean dinero y financian el terrorismo”
La gran duda fue la forma legal que iba a tomar el anunciado “blanqueo”. Mediante DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), que es el método preferido por Milei para usurpar atribuciones legislativas, no podía ser porque la materia tributaria está constitucionalmente excluida del mismo; por decreto simple tampoco, porque así no se puede modificar una ley. Finalmente se decidió por decreto levantar los controles que realiza el ARCA (ex AFIP), quitándole automaticidad y elevando muchísimos los umbrales para que sea obligatoria la información, y presentar un proyecto de ley con el resto, cuyo texto todavía no se conoce.
Conseguir que el Congreso con su actual composición lo apruebe llevará su tiempo, aunque no es imposible pero sí caro, (dado el método que se viene utilizando para conseguir mayoría); mientras tanto persiste la obligación legal de informar que tienen escribanos, contadores y bancos, que deben reportar las operaciones sospechosas, ya que no hacerlo es un delito calificado que los convierte en partícipes necesarios. Y eso no se evita con una norma de ningún organismo, ya sea del Banco Central, ARCA, o decreto del Poder Ejecutivo.
Hasta que salga la ley el “blanqueo de dólares” queda en suspenso porque, como está ahora, un gobierno de distinto signo político puede obligar a tributar los impuestos omitidos.
Lo que queda claro con esta medida es que va camino a convertirse en realidad el ingenioso dicho periodístico: “el anarcocapitalismo con el ejercicio del poder perdió la ainicial”.
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