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Columnistas
27/04/2025

Los torniquetes a la industria

Los torniquetes a la industria | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Por mucho que el presidente y sus ministros quieran impartir optimismo, distorsionando o inventando estadísticas, el porvenir no es bueno.

Humberto Zambon

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Con el gobierno de Milei la industria argentina viene soportando las consecuencias de tres torniquetes aplicados a su posibilidad de desarrollo, lo que repercute en toda la economía: 1- El atraso cambiario utilizado como herramienta para contener a la inflación; 2- La reducción del mercado interno como consecuencia del brutal ajuste del gasto público; 3- La libre importación de productos finales que se producen en el país

El atraso cambiario

En diciembre del 2023 produjo una enorme devaluación del peso (118%) que dio lugar a una inflación del 25,5% en ese mes y, en forma decreciente, pasó al año 2024 (20,6% en enero y así sucesivamente, hasta llegar al 2,7% al final del año (117,8% anual). Mientras, durante todo el año, el peso se devaluó frente al dólar a razón del 2% mensual (1% en febrero del 2025), un total del 26.8%. La devaluación inicial quedó totalmente neutralizada en un año (en realidad, y como vimos en una nota anterior, la inflación real fue mayor que la informada por Indec). Tomando solamente el año 2024, el peso argentino fue la moneda que más se revaluó en el mundo: el 44,2%, lo que dio lugar a un enorme negocio especulativo: la bicicleta financiera (que los especialistas llaman “carry trade”) Es decir, el dólar resulta barato, lo que se puede verificar con la cantidad de turistas que viajaron al extranjero porque resulta más económico que veranear en el país, o las “colas” para pasar a Chile (o a Paraguay o Brasil) para comprar más barato, desde electrónica y ropa hasta comida. Pero con este valor del dólar los industriales no cubren sus costos, lo que actúa como traba para la exportación.

Con la libre flotación del dólar, como impuso ahora el FMI, la situación va a empeorar: ya lo demostró Marcelo Diamand medio siglo atrás (“Doctrinas económicas, desarrollo e independencia”), sin un tipo de cambio diferencial y sin subsidios la exportación industrial es inviable.

La reducción del mercado interno

El ajuste del gasto, especialmente la paralización de la obra pública nacional (ítem de reconocida capacidad multiplicativa del gasto global) implicó la caída del ingreso nacional y, como consecuencia, de la capacidad de compra de grandes sectores de la población. Lo mismo ocurrió con la eliminación de subsidios a los servicios públicos (la incidencia de estos pasó de representar el 5,9% del salario promedio al 10,3% del mismo) y con el aumento de la desocupación y la informalidad laboral.

Así, la jubilación mínima, que a fin del 2023 representaba el costo de 1,24 veces la canasta básica mensual, ahora no alcanza a cubrirla (llega al 98% de ese importe) Se manifiesta también en la caída del consumo de carne (de 53,3 kg. por persona al año a 44,8 kg.) y de la leche (de 192 a 171 litros anuales); en la venta de comercio minorista y mayorista o en el gasto anual en turismo.

La libre importación de productos finales

En base a una teoría económica totalmente desacreditada y como herramienta contra la inflación, se ha abierto a la economía argentina al comercio exterior. Es una política incomprensible en momentos que todos los restantes países, empezando por el centro imperial, se cierran con una política proteccionista en defensa de sus industrias. La respuesta de la economía fue un aumento de las importaciones en marzo del 30.7%, acompañada de una disminución de las exportaciones del 2,5%.

La importación de productos terminados, incluso alimentos, representa una competencia desleal para la industria nacional, ya que en las actuales condiciones (cotización del dólar, escala productiva e innovación tecnológica) no puede competir contra las importaciones. De continuar esta política (que ya conocemos por experiencias pasadas) se produce el cierre de fábricas, algunas convertidas de productoras a importadoras, el aumento de la desocupación y, culmina, con la crisis económica-social y política originada en el sector externo

Como consecuencia de estos tres torniquetes, según los registros oficiales, entre diciembre del 2023 y marzo del 2025 (15 meses y medio) la cantidad de empresas inscriptas en el sistema oficial, en lugar de aumentar por su crecimiento natural, disminuyó en 12.986 unidades, de las cuales 10.202 son las pymes; hay que recordar que son las pequeñas empresas las que dan el 62% del empleo argentino.

En este lapso se perdieron 193.000 puestos de trabajo, a lo que hay que sumar el crecimiento vegetativo de la población, que se ha traducido en un aumento de la tasa de desocupación (desocupados+ocupados demandantes), que pasó de 21.2% a 23%, y, principalmente en el aumento de autónomos y monotributistas (que suele esconder tareas de muy baja productividad) y en la informalidad laboral, que se estima en 9 millones de personas y que alcanza al 58,7% de los trabajadores de hasta 29 años, Así como en la India tradicional existía (y persiste) una casta de intocables, que no gozaban de ningún derecho, en la Argentina contemporánea están los informales, no amparados por el derecho social en el trabajo y que, a partir de ahora, incluso se les niega el derecho a la jubilación por vejez.

Según ONUDI (Organización Naciones Unidas. Desarrollo Industrial) durante el 2024, primer año de gobierno de Milei, la industria argentina es la de peor desempeño de los 79 países comparados, con una caída de su producción del 9,4% (superada sólo por países en guerra, como Ucrania). Como es lógico, esta caída de la producción fue acompañado con pérdidas de puestos de trabajo (según la EPDH: 178.000 en el año)

El PBI, según estimación oficial, bajó el 1,7%, lo que implica que cada uno de los argentinos, en promedio, somos casi 3% más pobre que al comienzo de este gobierno; pero, como en este período hubo mayor concentración riqueza, la mayoría está mucho peor que lo que pueda parecer por este indicador.

Por mucho que el presidente y sus ministros quieran impartir optimismo, distorsionando o inventando estadísticas, el porvenir no es bueno: continúan las presiones inflacionarias (el supuesto único logro del gobierno) y la inversión productiva, indicador de la producción futura, bajó del 18,6% del PBI en el año 2023 al 15,8% en el primer año de Milei.

Con una economía primaria y extractiva no hay solución para nuestro país. necesitamos una estructura productiva diversificada. Sin actividad industrial no hay desarrollo económico posible.

29/07/2016

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