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Columnistas
06/04/2025

Aguafuertes del Nuevo Mundo

Una radiografía de época

Una radiografía de época | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La serie «Adolescencia» bate récords de audiencia y prolonga su éxito en una intensa discusión social que desnuda algunas de nuestras fragilidades sociales. En la provincia de Mendoza, un caso de abuso entre adolescentes revela que la indiferencia y la incomunicación solo pueden agravar los conflictos.

Ricardo Haye *

Como aproximadamente medio mundo, el autor de estas Aguafuertes viene conmovido por la especialmente notable serie británica «Adolescencia», que Netflix estrenó hace algunas semanas.

Sus cuatro episodios están grabados en plano secuencia, es decir una única toma de cámara que se desarrolla sin cortes, mostrando una acción o secuencia de varias de ellas en tiempo real, procedimiento que produce una sensación de continuidad en la narrativa, pero que exige una ardua planificación y ejecución.

Eso de por sí ya es llamativo, pero lo verdaderamente significativo descansa en la trama y los temas que aborda.

Pasada la época de las espectaciones gregarias o grupales, a partir de la fuerte tendencia hacia la individualización en la recepción de contenidos mediáticos, los medios deben proponerse ofrecer propuestas que alienten el debate entre sus públicos a fin de que la recepción no quede reducida a una instancia aislada donde permanecerá estacionada de forma permanente. Y «Adolescencia» consigue generar una conversación global.

Parece que en Gran Bretaña se abrió una gran discusión social acerca del conjunto de tópicos planteados: bulling, violencia de género, incells, relaciones mediatizadas e interferidas a través de las redes sociales, vínculos familiares, educación y demás.

Frente a tanta repercusión, el propio gobierno del Reino Unido respaldó la iniciativa de difundir la seriede forma gratuita en las escuelas secundarias de todo el país. El objetivo de esta propuesta es garantizar que un mayor número de adolescentes tenga acceso al material y pueda reflexionar sobre los temas que aborda.

Jack Thorne, uno de los coguionistas de «Adolescencia», explicó que el propósito de la realización siempre fue propiciar el debate y las interacciones en torno a su contenido y puntualizó su expectativa respecto de que el producto motive a los profesores a hablar con los estudiantes, aunque aclaró que lo que su equipo realmente deseaba era que los estudiantes hablen entre ellos.

En la discusión intervino hasta el propio primer ministro, Keir Starmer, quien subrayó la importancia de fomentar conversaciones abiertas sobre cómo los adolescentes se comunican, el tipo de contenido que consumen y las interacciones que mantienen en redes sociales. “Hablar abiertamente sobre estos temas es esencial para ayudarles a enfrentar adecuadamente las influencias nocivas”, afirmó el dirigente laborista.

La relevancia adquirida por la serie queda reflejada en esta imagen que documenta una mesa redonda realizada el pasado lunes en la sede del gobierno británico. Entre otros, participaron el primer ministro Keir Starmer; la representante de la organización Children's Society, Sarah Simpkin; el escritor Jack Thorne y la productora de la serie, Jo Johnson.

La historia presentada habilita múltiples capas de lectura, de las que pueden extraerse núcleos temáticos tan significativos como las dificultades que afronta la comunicación interpersonal e intergeneracional en nuestro tiempo. Al respecto, un momento especialmente revelador ocurre durante un diálogo entre el investigador policial y su hijo adolescente, quien le hace descubrir la jerga subyacente en los colores de los emoticones. Allí queda de manifiesto el curioso extrañamiento cultural entre generaciones.

Todo el segundo episodio ocurre en un establecimiento educativo. Las escenas estremecen por la condición caótica en que discurre el proceso de enseñanza-aprendizaje con un nulo entendimiento entre las partes.

Las críticas coinciden en señalar que el tercer capítulo es uno de los mejores. Respecto del anterior ofrece variantes rotundas: ya no hay la diversidad de locaciones internas y externas que mostraban las escenas en el colegio; ahora todo ocurre en un único ambiente, claustrofóbico, donde una psicóloga concurre a evaluar al púber imputado como homicida de una compañera. Los diálogos entre ambos trasuntan una tensión que a cada momento amenaza con estallar.

El episodio final documenta la cotidianeidad de la familia desmembrada, trece meses después de la detención del hijo menor. Los diferentes registros por los que atraviesa su padre son de altísima expresividad y destacan la capacidad de su intérprete (un dúctil Stephen Graham) para transitar entre estados emocionales diversos, hasta desembocar en una eclosión profunda y angustiante.

Todo el capítulo, de menor espesor significativo que los anteriores, fue preparando ese cierre intenso, doloroso y conmocionante que, según el New York Times puede ser “utilizado como puerta lateral hacia preguntas interesantes y críticas sociales”1. Ese tipo de acción de los autores, sobre todo cuando intervienen las relaciones humanas y el trasfondo psicológico, conlleva la clara intencionalidad de colocar a sus criaturas ante dilemas éticos o morales que azuzan la imaginación de los espectadores y propician su reflexión. Las emociones son un combustible de alto rendimiento para alcanzar ese propósito.

Además de la de Graham, la serie propone otras actuaciones convincentes, con puntos altísimos en el muchachito y la terapeuta.

Las formas de «Adolescencia» son muy audaces y atractivas, pero es el contenido lo que se destaca y vuelve a la serie una indispensable radiografía de época. Particularmente en contextos donde las asignaciones presupuestarias en materia de financiamiento educativo no respetan las indicaciones de organismos como la UNESCO y la calidad del servicio no ocupa un lugar central en la discusión social. Pero también en comunidades atravesadas por conflictos y carencias que no encuentran contención adecuada por parte de un Estado amenazado por la descomposición.

Hace unos días se conoció un caso ocurrido en septiembre de año pasado en el interior de un aula de la provincia de Mendoza. En mitad de una clase, tres adolescentes abusaron sexualmente de un compañero. Los propios agresores justificaron su conducta señalando que se trataba de un “juego” que habían encontrado en la red social TikTok.

Como acostumbra hacerlo, cuando no la supera, la realidad se empeña en empardar a la ficción. Es injustificable que miremos para otro lado.

 

1 Lyons, Margaret (2025) ‘Adolescencia’ es una miniserie que no da pausa en el caos. The New York Times. Recuperado el 25/03/25 de https://www.nytimes.com/es/2025/03/21/espanol/cultura/adolescencia-serie-netflix.html



(*) Docente e investigador universitario
29/07/2016

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