-?
 
 
 
Entrevistas
02/03/2025

Sabino Vaca Narvaja

“China empieza a ocupar el lugar que deja Estados Unidos”

“China empieza a ocupar el lugar que deja Estados Unidos” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El ex embajador sostiene que el gigante asiático aprovecha el declive de la principal potencia mundial para expandir su influencia, basada en una alianza con los países emergentes. Y advierte: “Subordinarse políticamente a los Estados Unidos y económicamente a China nos puede conducir al peor de los mundos”.

Daniel Giarone

Sabino Vaca Narvaja fue embajador argentino en China entre abril de 2021 y diciembre de 2023, es autor del libro “Atento al camino: crónicas en China” (Futurock, 2024) y uno de los mayores estudiosos del gigante asiático en nuestro país. Sin embargo, nada de eso parece ser más importante que su capacidad para explicar qué es aquella nación de la que todos hablan, pocos conocen y casi nadie termina de comprender.

“China fue desde el siglo I hasta fines del siglo XIX la economía más importante del mundo. Esto es fundamental, ya que Occidente tiene una concepción de potencia en ascenso y la elite política China lo que percibe es un resurgimiento que deja atrás el llamado siglo de la humillación”, asegura el experto.

Politólogo, hijo de Fernando Vaca Narvaja (uno de los fundadores de Montoneros), docente e investigador universitario, Sabino dialogó con Va Con Firma antes de iniciar una “larga marcha federal con características argentinas” para brindar una serie de conferencias sobre geopolítica, que el próximo 5 de marzo lo llevará al Aula Magna del Campus de la Universidad Nacional de Río Negro, en la ciudad de Viedma.

- ¿Cuáles son los antecedentes históricos de la relación entre Argentina y China que nos permitan asomarnos al vínculo entre ambos países?

- La relación formal entre ambos países se inicia el 19 de febrero de 1972, en el contexto del vínculo que Estados Unidos inicia con China. Es cierto que hay una relación previa, incluso a la creación de la República Popular China en 1949, con la correspondencia entre Perón y Mao, ya que ambos tenían en común principios humanistas y universalistas. También la planificación a través de planes quinquenales, que China aplica hasta el día de hoy y que tuvieron su origen con el peronismo.

- China ya tenía por entonces una existencia milenaria…

- Podemos reconocer tres etapas históricas. La China antigua, cuando había dinastías más o menos fragmentadas. La China imperial, que es cuando la dinastía Chin logra la unificación. Y la China la moderna, que ocurre con la caída de la dinastía Ching en 1912 y la creación de la República en respuesta al período de eclipse que significó la guerra del opio y el dominio colonial británico y europeo, periodo conocido como el de la humillación. En 1921 se crea el Partido Comunista y después de años de enfrentamientos y guerras civiles surge la República Popular China.

- ¿China se percibía entonces como una potencia?

- China fue desde el siglo I hasta el fines del siglo XIX la economía más importante del mundo. Esto es fundamental, ya que Occidente tiene una concepción de potencia en ascenso y la elite política China lo que percibe es un resurgimiento, que deja atrás el llamado siglo de la humillación. Con la creación de la República Popular China, en 1949, el país retoma progresivamente un rol protagónico a nivel mundial. A lo largo de los 2000 años de la China Imperial esta tuvo, con intermitencias, entre el 20 y el 35% de la economía mundial. Con el eclipse de la última dinastía, las guerras civiles e incluso la invasión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, cayó al 5%.

- ¿Cuánto de lo que pasa hoy tiene que ver con la creación de la República Popular a mediados del siglo XX?

- Hay tres líderes que son los más significativos del etapa iniciada en 1949. Mao Tse-Tung, quien lidera la revolución; Deng Xiaoping, quien asume el poder en 1978 y Xi Jinping, que lidera el proceso desde 2013. En 1949 la situación era dramática, con el 90% de la población campesina y sumida en una pobreza estructural muy grande. Allí Mao plantea el llamado el Gran Salto Adelante, con un esquema orientado a la industria pesada siguiendo en sus inicios el modelo soviético, para después ir hacia la Revolución Cultural, con mayor control ideológico del Partido Comunista. Pero con la llegada de Deng Xiaoping, a fines de los 70, China empieza a seguir su propio patrón, que llama el socialismo con características chinas. Se inicia así el período conocido como Reforma y apertura, donde empiezan a abrazar herramientas del mercado, que no es capitalismo sino un estado socialista con economía de mercado bajo la conducción del Partido Comunista. En ese momento se produce una alianza muy fuerte con Estados Unidos, que quería cercar a Rusia, y que tuvo como hito histórico la visita de Richard Nixon a China en 1972.

 

- ¿Qué provecho sacó China de esa alianza con los Estados Unidos?

- China brindaba la ventaja de tener una gran mano de obra barata disponible, pero pone condiciones. La primera es que las compañías extranjeras debían asociarse con empresas chinas. La segunda es que tenía que haber transferencia tecnológica. Cuatro décadas después de iniciado ese proceso China muestra un crecimiento increíble. Lidera la manufactura mundial y también la industria automotriz, la electromovilidad y ahora también el segmento tecnológico.

- ¿Qué es lo que quiebra esa relación, generando un escenario de disputa y provocando una suerte de inversión de roles, donde China aparece defendiendo el libre comercio y Estados Unidos políticas de corte proteccionista?

- A los Estados Unidos le servía que las empresas norteamericanas pudieran utilizar la mano de obra barata china, como también las zonas económicas especiales que tenían un esquema arancelario muy favorable. Lo que sucedió es que Estados Unidos, y también Alemania, por ejemplo, dejaron de ser los estados manufactureros por excelencia. Es China quien se consolidó como el estado de bienes manufacturados más baratos e importante del mundo. Entonces, cuando la globalización le deja de ser útil, Estados Unidos empieza con esta política de desacople que vimos durante la primera presidencia de Donald Trump, quien apuesta a retomar la industria manufacturera, que además genera mucho empleo. Ahora es la elite política china la que dice la globalización nos sirve, en tanto que por los mismos motivos, cierta elite de Estados Unidos, no sólo Trump, elige a China como un contendiente estratégico.

- Un contendiente que no es el de los años 70, ya que alcanzó un desarrollo económico envidiable incluso para los países centrales.

- En cuarenta años China pasó no solo a tener su propia industria automotriz y manufacturera sino a competir con sus propias compañías, gracias a catorce planes quinquenales que también incluyen al sector tecnológico. En Estados Unidos se alzan cada vez más voces que dicen que de tanto ayudar a China para equilibrar a Rusia, quien se terminó fortaleciendo fue China. Por ejemplo, esta produce el 33 % de los autos del mundo. Esto es más que Europa, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón. Con la complejidad adicional para las compañías norteamericanas, como Tesla de Elon Musk, que China ya tiene un mercado interno con 400 millones de personas integradas a los sectores medios de alto poder adquisitivo, y que encima planea duplicar en diez años.

- ¿Alcanza con una política más agresiva para frenar a China?

- Estados Unidos inició la llamada guerra comercial contra China en la primera presidencia de Trump, a pesar de lo cual el año pasado terminó con el déficit estructural más grande entre ambos. También fracasó el bloqueo tecnológico, que termina con China liderando segmentos de tecnología y comunicación, como el 5G, la tecnología satelital y ahora también la Inteligencia Artificial generativa. En su primer gobierno, Trump intenta que las empresas norteamericanas vuelvan a producir en su país, pero él les habla con el corazón y ellas le responden con el bolsillo. Le dicen no vamos a volver porque nuestro mercado más grande está en China. iPhone y Tesla venden más en China que en los Estados Unidos. Pensemos que China sacó de la pobreza a 800.000.000 de personas desde la revolución de 1949 y erradicó la pobreza estructural en 2021.

- ¿Esto supone que Estados Unidos recalibrará su estrategia?

- Si Estados Unidos no puede desacoplar el mundo o repatriar sus empresas por vía pacífica exportará conflictos. Acá aparecen conflictos como los de Ucrania o Gaza. Hay un esquema de cerco, porque si el mundo está en conflicto se resienten todas las cadenas logísticas. Estos conflictos que promueve Estados Unidos tienen como objetivo debilitar el gran potencial de la manufactura china y romper la globalización. Sin embargo, Trump empieza a ver que esa estrategia tampoco da resultado y gira respecto a Ucrania. Necesita reindustrializar Estados Unidos, bajar el precio de los hidrocarburos y de los alimentos y relocalizar el flujo económico desde el gasto militar hacia el interior productivo. Por eso está promoviendo la paz en los principales conflictos.

- China tuvo en la mano de obra barata y precarizada un aporte fundamental para el inicio de su despegue económico ¿Cuál es la situación de la clase trabajadora hoy?

- En todo el proceso que describí antes hay marchas y contramarchas. Las protestas de Tiananmén de 1989, por ejemplo, dan cuenta también del descontento social frente a la precarización del empleo, incluso del trabajo infantil, de condiciones laborales muy complejas y de mucha inflación. Entonces la elite política plantea que la apertura tiene que ser regulada para salir de las asimetrías que genera. Va controlando la inflación y promueve, por ejemplo, la transferencia tecnológica en favor de las empresas chinas. Así, el salario tiene una recomposición enorme y los trabajadores alcanzan mejores estándares de vida.

- Pero también regula la tasa de crecimiento.

- China crecía a una tasa de 10 % y decide dejar de hacerlo. Después de la crisis de los mercados financieros de 2008 empieza a tener lo que se llama una estrategia de economía dual, que se apalanca en el mercado interno y se propone generar un desarrollo más armónico. Esto comienza con la tercera etapa que mencioné antes, liderada por el actual presidente Xi Jinping.

- ¿Qué sucede conun empresariado que tiene muchos millonarios en su lista? ¿En que se parecen y diferencian con los milmillonarios que van por el poder total en los Estados Unidos?

- Muchos intelectuales plantean que el mundo vive una etapa de tecnofeudalismo, por la desproporción que tienen determinadas corporaciones, sobre todo las vinculadas al esquema tecnológico, con respecto al poder del Estado. Y acá hay una diferencia central con China, que tiene un esquema de control del Estado sobre las corporaciones. A lo largo de catorce planes quinquenales, el último segmento está vinculado al desarrollo tecnológico. Cuando China no dejaba entrar a Google o a las plataformas tecnológicas porque no habrían sus códigos lo planteaba en términos de soberanía digital. Generó así sus propios gigantes tecnológicos, plataformas mucho más económicas y de código abierto.

- ¿Cómo se expresa este nuevo orden en la relación de China con los distintos países y bloques regionales?

- China inició una estrategia que va de la mano de la decisión de los Estados Unidos de replegarse, y en la que poco a poco ocupa el lugar que estos van dejando, como ocurre con los organismos multilaterales, retirándose del Consejo de Derechos Humanos, del pacto climático o de la Organización Mundial de la Salud. Mientras Estados Unidos busca volver al marco regional porque está en un proceso de declive, China apuesta a los Brics junto a los países emergentes, a un orden más multilateral.

- ¿Qué alcances tiene esta política para América Latina?

- China no impone un modelo de cooperación bilateral sino que va trabajando con cada país. Por ejemplo, sostiene el tratado de libre comercio con Chile, Ecuador y Uruguay, pero donde tenemos que proteger nuestro sector industrial, como en Brasil o la Argentina, tiene una asociación de estrategia integral, armando un esquema cooperativo. Al menos hasta ahora, porque en nuestro país estamos en el peor de los mundos con un presidente que ha decidido subordinarse políticamente a los Estados Unidos y económicamente a China.

- ¿Qué consecuencias puede tener esa estrategia?

- Nos va a llevar a la destrucción del sistema industrial argentino y a una pérdida de soberanía política, porque se subordina a la política de Estados Unidos, de donde no ha conseguido ninguna inversión concreta, tampoco el apoyo del FMI. Ni siquiera reclamó por los aranceles al aluminio y al acero. Y si encima con China armás un esquema liberal. Así va a destruir el sector industrial por la asimetría existente entre ambas economías.

- ¿China puede convertirse en una amenaza para la Argentina?

- China tiene una filosofía basada en cinco principios: el beneficio mutuo, la no agresión, la integridad territorial, la transferencia de tecnología y el desarrollo conjunto. A lo largo de su historia China no ha sido expansiva ni ha generado conflictos bélicos. Tampoco tiene bases militares como los Estados Unidos ni una política de imposición. El propio Milei empezó muy agresivo y terminó diciendo que China no te pone condiciones en las relaciones bilaterales. Es que China financia planes de obras de infraestructura a tasas muy baratas, como el programa la Franja y la Ruta. En Argentina tiene inversiones muy grandes en infraestructura. Hay más de diez obras proyectadas con China que apalancan vectores productivos, como la generación de energía, y también la cooperación científica con transferencia de tecnología.

- ¿Lo ocurrido con la base espacial Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén, expresa el desconcierto respecto este tipo de política?

- La base de exploración del espacio profundo, que cuenta con el apoyo del Parlamento argentino, nace de una cooperación de la agencia espacial China con la Conea y con una inversión muy grande que incluye transferencia tecnología, ya que permite a nuestro país utilizar el 10% del uso total de esa antena. Sin embargo, al igual que con Macri, se vuelve con el supuesto uso militar de la base, para terminar con una foto de la ex canciller Diana Mondino y el Presidente diciendo hemos visitado la base de espacial y no hay ninguna cuestión militar.

- Pero con un discurso altisonante.

- Y con frases muy desafortunadas, como cuando Mondino dijo fuimos a la base espacial y no podemos saber si hay militares o no porque los chinos son todos iguales. Esto cayó muy mal en una sociedad donde hay 56 grupos étnicos con identidades muy diferentes, con cosmovisiones, lenguaje y culturas diversas. Un prejuicio absoluto de una canciller que por suerte duró poco.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]