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Columnistas
15/12/2024

Acuerdo Mercosur-Unión Europea

Acuerdo Mercosur-Unión Europea | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La integración entre países de desarrollo similar, mediante el intercambio intraindustrial, permite el desarrollo de todos, mientras que la integración con distinto grado de desarrollo, implica el desarrollo industrial del grande y la primarización del resto.

Humberto Zambon

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El día 2 de diciembre de este año se anunció en Montevideo el acuerdo del Mercosur y la Unión Europea, aunque todavía falta conocer los detalles y la aprobación por las partes. De concretarse, abarcaría a unos 700 millones de personas que vivimos en países cuyo PBI sumado es casi el 25% del producto mundial.

¿Qué es la Unión Europea (UE)?Se suele dar como origen a la Comunidad del carbón y acero, creada en 1951 entre Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, que, en 1957 y por el acuerdo de Roma, se amplió (en países miembros y sectores económicos) creando la Comunidad Económica Europea, que, a su vez, en 1991 tomó la designación de Unión Europea.

Es una comunidad política democrática que en la actualidad tiene 27 países miembros (Gran Bretaña se retiró en 2020) y que tiene como fin la integración económica y política del continente.

¿Qué es el Mercosur? Fue creado mediante la declaración de Foz de Iguazú de 1985 por los presidentes Alfonsín y Sarney de Brasil, aunque entró en vigencia recién el 17-12-1994. Está integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y en el 2012 se incorporó Venezuela (la que fue suspendida en el año 2017 a instancias de los presidentes neoliberales Macri y Bolsonaro).

El objetivo declarado es la creación de un espacio común, con libre circulación de personas y bienes y con un arancel externo común que protege a la producción interna de sus integrantes de la competencia externa. En el artículo 1° del Tratado de Asunción, que lo pone en funcionamiento, se establece como finalidad “la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coordinación de posiciones en foros económico-comerciales regionales e internacionales”.

¿Para que la integración económica? la teoría del comercio exterior dominante es la creada por David Ricardo a principios del siglo XIX, conocida como la división internacional del trabajo y que fundamenta a la política comercial liberal; su conclusión es que, si cada país se especializa en la producción de aquellos bienes en los que tiene ventajas comparativas, mediante el intercambio todos los países ganan (es lo que se denomina comercio interindustrial). En los hechos significa que los países industriales se especializarán en industria y los otros en la producción de aquellos bienes primarios en que, por razones climáticas o históricas, su producción es más barata. Los países de industrialización tardía, como los de América Latina, estarían condenados a mantener una economía primarizada.

La Unión Europea mostró que el intercambio de productos de la misma actividad (“intraindustrial” en lugar de “interindustrial”) permite aprovechar las economías de escala y lograr productos finales que pueden competir en el mercado internacional. Es lo que ocurre con la industria automotriz, por ejemplo, donde la producción de cada parte se concentra en distintos países, aprovechando las economías de escala y el comercio se realiza entre autopartes que son utilizados en la producción de automóviles de los distintos países, con la marca nacional; de esta forma los automotores son mucho más baratos que si cada fábrica produjera todos sus componentes.

Hay que tener en claro que la integración entre países de desarrollo similar, mediante el intercambio intraindustrial, permite el desarrollo de todos, mientras que la integración con distinto grado de desarrollo, como sería Estados Unidos y América Latina (que es el caso del ALCA), implica el desarrollo industrial del grande y la primarización económica del resto.

¿Por qué la industrialización? En teoría económica son aceptadas las leyes de Kaldor (enunciadas en 1966):

1ª Ley: Cuanto más rápido crece la industria, más rápido crece la economía en general.

2ª Ley: A mayor crecimiento industrial, mayor crecimiento de la productividad del trabajo (aprovechamiento de las economías internas y externas y del progreso técnico).

3ª Ley: Cuanto más rápido sea la expansión del sector manufacturero, más rápido será la transferencia de trabajo desde otros sectores (como la agricultura) y mayor será la productividad general de toda la economía.

Es decir, el progreso técnico y el desarrollo económico son un proceso circular y acumulativo. Los países desarrollados alcanzaron ese estatus mediante la industrialización, mientras crecía la brecha entre esos países y los de la periferia: sin industrias manufactureras en expansión no hay desarrollo. Aproximadamente el 80% del comercio mundial de manufacturas se origina en los países desarrollados y China y en un 70% tiene como destino esos mismos países; en gran parte es comercio intraindustial. Sería imposible un proceso de modernización y desarrollo basado exclusivamente en las actividades primarias, como pretendía el gobierno neoliberal de Macri o como sueña Milei.

Neoliberalismo e integración económica. La liberación total del comercio y del movimiento de capitales que sostiene el neoliberalismo es incompatible con la pertenencia a un mercado común. Por eso Macri veía al Mercosur sólo como “una especie de plataforma de lanzamiento para tratados de libre comercio con la Unión Europea (UE)” (discurso del 7-2-17) y Milei, además de haber definido al Mercosur como “una prisión”, en su discurso del 10 de diciembre dijo que quiere impulsar un tratado de libre comercio con los Estados Unidos “que debió haber ocurrido hace 19 años”, en referencia al fracaso del ALCA y que implicaría el retiro de Argentina del Mercosur.

También en su momento el presidente liberal de Uruguay, Lacalle Pou, con el apoyo tácito del presidente Bolsonaro, informó sobre la decisión unilateral de iniciar conversaciones para lograr tratados de libre comercio con países ajenos al Mercosur (por ejemplo, China), violando así el Art. 1 del acta constitutiva del Mercosur. Pero la poderosa Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil, con apoyo de la Unión Industrial Argentina, se opusieron a que, entonces, siguiera en el Mercosur; de todas formas, y dado el triunfo electoral del Frente Amplio, el proyecto quedó de lado.

Uruguay, con tres millones y medio de habitantes, muy poca industria y con una economía dedicada mayoritariamente a la producción primaria, servicios financieros y turismo, podría apostar –como lo hizo Chile a partir de Pinochet- a un libre comercio mundial. Pero no Argentina ni Brasil, que llevan varias décadas de experiencia industrial, con un amplio sector de la población dedicado a esta actividad. De hacerlo, sobraría la mitad de la población.

Antecedentes del acuerdo Mercosur-U.E. En el año 2018 se firmó un acuerdo similar al actual. Pero no fue implementado por la oposición de Francia, defendiendo su producción agropecuaria, y de Argentina (Fernández había suplantado a Macri) por su industria. Según el “Financial Times”, si se hubiera aplicado ese acuerdo, el beneficio para el sector industrial europeo habría alcanzado a los 7.200 millones de euros, mientras que en América se habría puesto en riesgo unos 186.000 puestos de trabajo industrial.

¿Qué pasará con el nuevo acuerdo? El acuerdo recién firmado requiere, por parte de la U.E. a) Para la parte económica (reducción de aranceles, por ejemplo) la aprobación por el Consejo Europeo por una mayoría que represente a una cantidad superior al 65% de la población y b) para la parte política, la unanimidad de sus miembros. Según trascendidos de la prensa, el gobierno francés está convencido de poder vetar el acuerdo porque sumaría en contra a Italia y Hungría, por lo que la afirmativa no contaría con el mínimo de población necesaria.

Lo que genera dudas es la posición de Lula, presidente de Brasil, que de opositor pasó a ser impulsor del nuevo acuerdo. Para opinar sería necesario conocer en detalle la “letra pequeña” del acuerdo, que todavía no se dio a conocer al público.

En principio no parece conveniente para nuestros países. Hay que estar alerta, pero no hay que temer: si afectara realmente a los intereses de nuestras industrias, como el bolsillo es la zona más sensible de nuestras clases dirigentes, las poderosas Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil y la Unión Industrial Argentina (UIA) saldrán a oponerse.

29/07/2016

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