Macri está al acecho, cual felino, para saltar sobre algún negocio grande que se le pueda presentar (Hidrovía), vinculado al estado o de algún litigio judicial que lo involucre del que aún no ha sido sobreseído (Correo). Sabe que la impunidad no es eterna, como no es eterna la paciencia de los pueblos frente a la parcialidad de algunos jueces.

No habla de su pasado como presidente, porque no tiene nada que no pueda ser refutado. Intenta convertirse en el confidente de Milei y, aunque todos saben que lo es, no intenta presentarse como su competidor. Su anhelo, en realidad, es acapararlo. Pero Milei, que representa la presa, la que Macri desea, sabe que en el espacio en que está, está protegido, y también sabe que si llegara flaquear, podrá cambiar y hasta lagrimear y contar con la protección de Macri, como lo comprobó en las PASO al cabo de su derrota.

Entre ellos hay una afinidad ideológica más aparente que real. Pareciera que a Macri lo guía su inabarcable codicia, mientras a Milei la aplicación a lo que venga del dogma que aprendió. Pero los dos están empeñados en la misión de destruir a Cristina. Ambos son antiperonistas, aunque tienen algunos matices diferenciales, pero los dos lo son y sienten el antiperonismo

a flor de piel. Para Macri la base es posible que sea el resentimiento por el desprecio que le manifestaron en su momento de gloria, los Kirchner, lo que enerva su vindicta, pues para un hombre que conoce la mafia desde dentro sabe que la venganza es lo único que“garpa”en su calidad de humillado.

Por su parte Milei no descarta la posibilidad de negociar con el peronismo y usarlo como lo usó Menem para abrazar a una masa popular que puede, volcada a su favor, consolidar y extender su mandato, pero no puede intentarlo si es controlado por Macri.

A Macri lo corre el tiempo donde está la capacidad de decisión de Milei, junto a la cual quiere cabalgar.

Por otra parte pareciera que han encontrado un idioma en el que se entienden sin necesidad de elevar el tono de sus voces. Imagino sus diálogos con los cuales Maquiavelo escribiría un nuevo tomo de El Príncipe: todo a media voz, desconfianza mutua y todo compromiso con riesgo de ser violado.

Milei no debate y no dialoga, las mismas cualidades negativas que también tenía Macri. En el balance, el país no ha ganado nada en ninguno de los períodos en que les tocó gobernar, por más trabajo sucio que decidieron aplicar. 

Mientras tanto los diarios los siguen y van cambiando los títulos de las noticias que los involucran, según el devenir de su obligado vínculo. Que se acercan, que se alejan,esperando un desenlace que no se producirá, al menos por ahora.