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Columnistas
10/11/2024

Extremas derechas en el norte y en el sur

Extremas derechas en el norte y en el sur | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La victoria de Trump favorece a Milei y al conjunto de las ultraderechas en América Latina. Lula soporta en Brasil el asedio reaccionario, con o sin Bolsonaro. El gobierno de Claudia Sheinbaum en México estará más condicionado. Los presidentes de Venezuela y Colombia abrieron chances para la paz.

Miguel Croceri

Una obviedad: la segunda elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos (EU) tiene múltiples significados no solo por sus implicancias dentro de ese país -donde está la sede del sistema capitalista trasnacional en cuanto al poderío militar; de espionaje y vigilancia universal; económico, financiero y comercial; tecnológico y comunicacional; político-institucional; propagandístico-informativo; diplomático; de la industria del entretenimiento y la cultura, etcétera- sino por sus repercusiones en la geopolítica mundial.

Dentro de este último asunto, el resultado electoral estadounidense fortalece a las ultraderechas y sus aliados en América Latina, ya sea que se encuentren hoy en el gobierno -como ocurre en Argentina- o a expresiones o dirigentes contrarios a gobernantes actuales de otro signo, y en general a referentes, corrientes político-sociales y procesos con tendencias reaccionarias tanto extremas como “moderadas”.

Para el régimen que encabeza Javier Milei, la futura presidencia de Trump reaviva sus expectativas por conseguir un respaldo político similar al que tuvo Mauricio Macri en la cúpula del Fondo Monetario Internacional (FMI), a fin de seguir endeudando a nuestro país para simular estabilidad monetaria y macro-económica, y -al mismo tiempo o antes que nada- pagar la deuda externa que contrajo precisamente el macrismo con el propio FMI y con acreedores del mercado financiero global.

Simultáneamente, en Brasil la victoria trumpista provoca un envión para los propósitos de las corporaciones y sectores políticos opositores al gobierno de Lula Da Silva.

El jerarca extremista y ex presidente Jair Bolsonaro se encuentra inhabilitado por decisiones judiciales para ser candidato nuevamente en el próximo turno electoral (a fines de 2026), pero declaró que los comicios de EU significan “un paso importantísimo” favorable a sus propósitos de postularse otra vez y volver al gobierno. (Información del diario Folha de Sao Paulo, nota del 07/11/24).

En el escenario brasileño, de todos modos, para los intereses de las oligarquías locales y del dominio norteamericano sobre la región, no sería imprescindible que el jefe del bolsonarismo compita dentro de dos años: pueden surgir eventuales reemplazantes con una matriz político-ideológica similar. Ese liderazgo está en disputa y hay varios/as aspirantes.

Por el momento, el dato relevante son las complicaciones que debe soportar la gestión de Lula, acosada por las corporaciones económicas, militares y religiosas (en particular la ultraderecha evangélica), entre otras, y víctima de sus propias concesiones tanto a los poderes empresariales como a las presiones de EU.

(Ejemplo de esto último fue el veto brasileño que dos semanas atrás impidió el ingreso de Venezuela al Grupo Brics. El tema fue analizado por el gran intelectual de izquierda argentino Atilio Borón, sociólogo y politólogo experto en relaciones internacionales, quien escribió en Página 12 un artículo titulado “Brasil: un veto suicida”. Nota del 28/10/24). 

El actual mandatario y líder del PT (Partido de los Trabajadores) ganó hace dos años el balotaje por menos del 2 % frente a la candidatura reeleccionista de Bolsonaro. El resultado fue 50,9 % contra 49,1 %. Ello implica que prácticamente la mitad del electorado respaldó al jerarca extremista que en ese momento llevaba cuatro años en el gobierno.

Luego, y apenas una semana después de haber asumido, Lula sufrió un intento de derrocamiento cuando miles de bolsonaristas y otras bandas antidemocráticas ocuparon la sede de los tres poderes del Estado, en Brasilia (la capital), el 8 de enero de 2023. (El portal web del canal televisivo argentino TN, a pesar de integrar la cadena mediática de propaganda reaccionaria Clarín, publicó en ese momento un análisis serio sobre los instigadores de la asonada golpista. Nota del 09/01/2023). 

La más reciente manifestación de los problemas que enfrenta el popular líder que preside Brasil, fue el resultado de las elecciones municipales realizadas el mes pasado en todo el territorio nacional. Al cabo de la primera vuelta y, donde correspondía, de la segunda y definitiva ronda electoral, la derecha y/o la ultraderecha ganaron en 24 de las 26 capitales estaduales (es decir de los “estados”, asimilables a las provincias de Argentina). (Puede verse una reseña sobre el tema publicada por el diario El País, de España. Nota del 27/10/24). 

Intereses soberanos de México

Desde el norte del continente hasta el sur (y sin tomar en cuenta, en este artículo, las demás implicancias en el ajedrez político planetario), el hecho de que Trump haya ganado en Estados Unidos favorece a los grandes conglomerados capitalistas y al conjunto de las corporaciones de toda índole.

En México, el otro país más relevante de América Latina junto con Brasil, el gobierno popular y soberanista de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum Pardo estará condicionado a niveles extremos por las decisiones que el futuro (y ex) mandatario de EU adopte finalmente en materia de restricción a las importaciones y comercio exterior en general, y además en cuanto a la represión -y/o impedimentos legales- contra las personas migrantes.

De forma destacada, el vínculo bilateral y a la vez con Canadá dependerá de la “revisión” prevista para 2026 del pacto comercial tripartito T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), vigente desde julio de 2020 en reemplazo del anterior TLC-AN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, también conocido por su sigla en inglés “Nafta”, iniciales de North American Free Trade Agreement) que rigió desde 1994.

(“Con Trump se torna delicada la revisión del T-MEC”, coincidieron varios analistas consultados por el diario mexicano La Jornada, con orientación de izquierda. Ese medio destacó que los aranceles para el intercambio comercial “afecta a los consumidores de ambos países”. Nota del 07/11/24). 

Además, los intereses democráticos y soberanos de México estarán influidos de modo determinante por la histórica reforma judicial sancionada a mediados de este año, hacia el final de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, y que la actual jefa del Estado se propone llevar a la práctica. Ello implicaría que en junio de 2025 se realice la primera elección de jueces mediante el voto ciudadano, lo cual podría conducir paulatinamente a una profunda transformación de las relaciones entre las clases dominantes por un lado y el conjunto de la sociedad por el otro.

El futuro de la judicatura está en el centro de las disputas a mediano y largo plazo entre las autoridades mexicanas y los poderes de facto locales y extranjeros. Las grandes empresas de Estados Unidos extorsionan al gobierno y a la sociedad para boicotear la nueva legislación. (Pueden observarse ejemplos que citó en su momento la cadena pública informativa alemana Deutsche Welle, DW. Nota del 04/09/24). 

La democratización judicial acaba de superar favorablemente una instancia trascendente, debido a que una ajustada mayoría de la Corte Suprema de Justicia -que es, literalmente, juez y parte en esta disputa- rechazó un planteo para anular la reforma. (Novedad que fue comentada incluso por medios europeos, por ejemplo Radio Francia Internacional, RFI. Nota del 06/11/24). Triunfó el pueblo”, dijo sobre el tema la presidenta Sheinbaum Pardo. (Diario La Jornada, nota del 06/11/24).

Chances desde Venezuela y Colombia

Donald Trump asumirá su segunda presidencia el 20 de enero próximo. Su regreso al poder conlleva un fortalecimiento de las derechas latinoamericanas, fundamentalmente en sus versiones más extremas. Tanto la del mileísmo que ejerce el Poder Ejecutivo, como las que pugnan desde la oposición contra diferentes gobiernos y pretenden acceder al control del Estado.

Sin embargo, las realidades sociales y políticas nunca son simples ni lineales. Apenas conocido el resultado electoral en EU, los presidentes de Venezuela y de Colombia lanzaron expresiones públicas que dejan abiertas algunas chances favorables para la paz y la democracia en la región.

El venezolano Nicolás Maduro, continuador de la Revolución Bolivariana iniciada hace dos décadas y media por Hugo Chávez, dijo que en la campaña electoral “Trump prometió acabar con la guerra contra el pueblo de Gaza y Palestina, así como la guerra en Ucrania contra Rusia, sin abrir fuentes de conflicto en ningún lugar del planeta (…)”. Agregó que “siempre hemos estado dispuestos a relaciones de diálogo, sensatez y respeto”, y que “Venezuela está abierta al trabajo conjunto con todo aquel que quiera venir y nos respete”. (Información de Telesur, nota del 06/11/24). 

En tanto, el mandatario colombiano de izquierda Gustavo Petro expresó en su cuenta oficial de la red X (antes llamada Twitter) que “el pueblo estadounidense ha hablado y se le respeta. Felicitaciones a Trump por su triunfo. El diálogo norte/sur sigue vigente y la realidad del colapso climático hará que gire alrededor de su solución”.

Además, en una alusión sin mencionar nombres propios pero contraria a la estrategia estadounidense de sabotajes contra Cuba y Venezuela, por ejemplo, sostuvo que “la única manera de sellar las fronteras es con la prosperidad de los pueblos del sur y el fin de los bloqueos”.

Petro lanzó por último una crítica implícita al gobierno actual del Partido Demócrata norteamericano y a su derrotada candidata Kamala Harris, principales sostenes internacionales de Israel en la masacre contra Palestina. Afirmó que “la posibilidad progresista en EE.UU. no podía aplaudir el genocidio de Gaza”. (Una periodista del diario español El País analizó la posición del presidente de Colombia. Nota del 06/11/24). 

Las amenazas para la estabilidad democrática en el sur del continente se agravan con el nuevo ascenso de Trump a la cúspide del poder imperial. Festejan Milei y los demás propulsores de un capitalismo cada vez más cruel y violento, y de un sometimiento todavía mayor bajo los intereses norteamericanos.

En cambio, gobernantes que defienden la soberanía de sus países y la paz entre las naciones, exhiben una sensatez totalmente opuesta a la deriva salvaje y criminal de las ultraderechas y -muchas veces también- de sus aliados que se consideran “moderados”.

29/07/2016

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