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Como en las distopías (utopías negativas) del siglo XX, tales como “1984” de George Orwell o “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, donde la “felicidad” es impuesta convenciendo a los individuos que todo anda muy bien, el gobierno distópico que tenemos nos asegura que el país anda como sobre rieles y que ya estamos en plena recuperación económica.
Por ejemplo, esta semana, la prensa tituló que en octubre “Subieron las ventas y hubo festejo oficial” (Río Negro) o “La reactivación se siente con fuerza” (Infobae), noticia repetida especialmente por todos los canales de televisión y demás órganos de prensa pro-oficialistas. Si bien vienen repitiendo el mismo “verso” desde hace tiempo, como muestra, por ejemplo, el discurso del ministro Caputo en el Foro Económico LATAM del 5 de junio, asegurando que “ya estamos en plena recuperación”, fue la noticia que, según la Cámara Argentina de Medianas Empresas (CAME), en octubre las ventas minoristas aumentaron un 2,8% interanual (vienen cayendo en los diez meses anteriores un 13,2%) y este fue el dato, aislado, que desató al festejo.
Según Leandro Renou (“Página 12”,5-11-24) fue el mismo Milei quien ordenó a sus ministros salir a hablar de la recuperación económica.
Hay que tener presente que octubre tiene, como característica, que en el tercer domingo se celebra el día de lo madre. Si bien nació como una fecha comercial, se convirtió en un clásico donde todos, desde los más humildes a los más ricos, quieren participar: comida en familia (si es posible un asado) y un regalo, por más modesto que este sea. Lo que implica un crecimiento importante de la demanda y de las ventas. Esto me hace recordar a un querido amigo, Wilfredo Jorge Celoria, socio de la emblemática casa Stamaris, que decía: “lástima que madre haya una sola”, ya que octubre es uno de los mejores meses para la venta comercial.
Pero este dato no cambia la tendencia. Según losdatos oficiales (acumulados a agosto), la industria cayó en el año el 13,2%, el comercio el 11,1% y hoteles y restaurantes el 3,3%. Solo mejoraron la agricultura y ganadería (después de la terrible sequía que produjo la caída del 26% del producto del sector en el 2023), la pesca y la minería (efecto de Vaca Muerta), pero que no alcanzaron a compensar la caída del producto global, la que se estima que cerrará el año cerca de -4%.
Durante el gobierno de Milei hay una caída generalizada de la inversión, los salarios perdieron aproximadamente el 20%, las jubilaciones el 17%, aumentó la desocupación, cerraron o quebraron unas 10.000 empresas PYME y 7 millones de personas pasaron de la clase media a la pobreza. El índice de pobreza, que en el año 2013 estaba en el 26%, llegó al 52,9% en este año. La caída del mercado interno es, lisa y llanamente, catastrófica.
La construcción, que es la actividad movilizadora del crecimiento (insumos de materiales de producción nacional y mucha mano de obra) ha sufrido un gran retroceso debido a la suspensión de la obra pública (se estima una disminución del 78,5%). Por ello, según la cámara de la construcción, la venta de cemento cayó un 20% (1,3% en octubre respecto al mes anterior), los materiales en general el 28,7% (2,75% en octubre), mientras que la producción de asfalto venía con una disminución del 53,6%. El índice Construya cayó 28.3% este año y en octubre el 2,79% mensual. Según el presidente de la cámara, el gobierno todavía debe unos 400 mil millones de pesos por obras que están paralizadas desde diciembre, poniendo a las empresas constructoras en una difícil situación financiera mientras que la desocupación afecta con fuerza a este sector laboral.
Podrán crecer actividades de enclave, como la minería, pero sin desarrollo del mercado interno, sin un mejoramiento del ingreso de la población en general y de una mayor equidad distributiva, no se puede hablar de desarrollo. La supuesta recuperación económica no es más que una expresión de deseos.
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