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Lo primero que vamos a contarles es que las cinco películas que se han escogido para este pequeño dossier son actuales, todas ellas tienen menos de dos años de estrenadas. Esto está muy bien, porque lo que cuenta cada una está enunciado desde una perspectiva muy vigente, con los vaivenes éticos y morales propios de nuestra época, la actual.
Dicho esto procedamos a preambular el listado de películas pidiendo a quien lo vaya a leer con atención que ponga en contexto y no corra de eje el embate actual del ejecutivo nacional contra la educación pública, libre y gratuita.
Al leer la lista también, por favor, piensen en NUESTRA educación pública, la que aun tenemos. Es decir: por más que vean (salvo en el caso de “Puan”) historias que suceden en otros lares, con otras vidas universitarias, piensen en nuestra unversidad, porque hacerlo en comparativa sirve para valorar lo que tenemos.
No todas las historias de esta lista tienen su locación protagónica (el principal escenario de todo film) dentro de una facultad, algunas ni siquiera entran a la academia como locación cinematográfica, pero es bueno resaltar que cada una de estas películas tiene a personas que están estudiando carreras terciarias como protagonistas, y que por eso las hemos incluido aquí, porque muestran la sana complejidad de vivencias que te deja el paso por una universidad, la transformación que sufre tu vida cuando pasás por ella y algunas de esas series de cosas universitarias que construyen una sociedad mejor; todo aquello que jamás evaluará un grupo gobernante que solo esté interesado por completar de manera servil una planilla excel con los números aislados de las finanzas fiscales. Cada aspecto de todo lo otro, lo que construye un mundo mejor cuando la universidad interviene en nuestras vidas, está un poco plasmado en cada una de las películas de esta lista.
Pasen a leer entonces, busquen después cada título en distintas plataformas de streaming, o pídanle a amigxs, hijxs y parientes varios que sepan buscar producciones audiovisuales online que les gerencien el cómo verlas a medida que se van interesando en hacerlo. Y no sientan ningún apuro por conseguirlas a todas rápido y hacer una maratón, porque el camino por la lucha en defensa de la educación universitaria libre, gratuita y de calidad es largo. Así que abrochen sus cinturones y prepárense para un viaje tan largo como necesario. Vamos con las pelis...
PUAN (Argentina 2023, María Alché y Benjamín Naishtat)
Bueno, la primera de la lista es la más explícita y también es -sin dudas y por lejos- la que más han ya han visto quienes nos leen. Y es la más vista porque es Argentina y reciente, y porque llegó en un momento en el que sintonizó al 100% con lo que nos estaba pasando. Así como “Made in Lanús” la rompió en taquilla en la primavera democrática de los 80's; como “Pizza, birra y faso” hizo lo mismo en la debacle neoliberal se vivió en Argentina impulsada por la política del New World Order; “Puan” llegó justo en el momento en el que el estado argentino cayó en manos de un equipo de trabajo interesado en dinamitar los servicios públicos del país (economía, salud, asistencia social, etcétera) a fuerza de discursos neo-neoliberales y uso de la fuerzas de seguridad. “Puan” cuenta mucho de todo esto. El film cuenta la historia de un profesor de filosofía que pelea por la titularidad de una cátedra contra otro profesor fanfarrón, y en medio de esa pelea contada en tono de comedia, el estado nacional intenta cerrar la facultad a puro ajuste y palazos. Si se buscan archivos de entrevistas en YouTube, verán una que le hicieron a Marcelo Subiotto -el gran protagonista de esta comedia agridulce- en la que el actor se ríe con un poco de sarcasmo fatalista asegurando que cuando leyó el guion le pareció una propuesta distópica, futurista; cuando comenzaron a rodarla le pareció un film testimonial que mostraba lo que podría llegar a pasar y cuando la película se estrenó, se convirtió en un documental. Todo lo que dice Subiotto está perfecto: exactamente eso que describe el protagonista es “Puan”. Hermoso film. Ojo: no es “Luna de Avellaneda”, que tras verla te deja abatido y resignándote. Este film es otra cosa. Este film es importante en los días que corren, porque te empodera. Encima es una comedia. Viste que la realidad con humor entra al doble. Si la viste, compartila. Si no la viste... ¡andá a verla y después seguís leyendo este informe!
LA AMBICION DE LOS HOMBRES (Alemania, 2024, Lars Kraume)
Esta es bien nuevita, estrenó hace un mes y viene desde Alemania, uno de los países que históricamente más aportó en el pasado reciente a la espantosa idea de la “supremacía racial”. El film llega al circuito del streaming para meter el dedo revoltoso con una trama que invita a que se re discutan ideas muy atrasadas, ideas supremacistas que están volviendo con fuerzas. En este contexto, esta es una película que pone en tensión a la Universidad como legitimadora de conocimientos adoctrinantes, de esos que le sirven al poder de turno (en este caso el colonial europeo del Siglo XIX, que saqueaba África a fuerza de invasiones) frente a otra idea política posible, la de una Universidad que construye conocimientos de manera libre, sesuda e intercultural. Así entramos a ver la historia de Alexander Hoffmann, un etnólogo alemán que va a post doctorarse en África bancado por el gobierno de su país, que está llevando adelante un genocidio colonizador en el sudeste de África (hoy Namibia) con la premisa de que el progreso de una humanidad racialmente superior iba a traerle al mundo grandes avances, pero necesariamente había que derrotar y sojuzgar antes a una “raza” salvaje e inferior, la de los pueblos del África que se iba colonizando, claro. Montado en ese discurso de época va Hoffmann, convencido, inclusive con cráneos en la mano para demostrar nefrológicamente la superioridad ario-europea. Lo que le pasará en el camino es sencillísimo, pero clave: se topará con Kezia, una joven africana con una desarrollada conciencia y un trabajado intelecto, propios de su cultura. En el campo y fuera del laboratorio académico, Hoffmann empieza a mirar cada vez con más atención a Kezia y a escucharla, a recibir un poco del conocimiento que ésta le transmite; así el científico positivista alemán comenzará a verle de apoco los cínicos hilos violentos y dominadores al discurso de supremacía que estudió durante toda su carrera. No hay mucho más, eh (¡ni menos!) Si quieren una buena historia sencilla sobre universidad y “batalla cultural”, busquen esta película y véanla.
LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA (ESPAÑA, 2022, Fernando Franco)
Nos vamos un rato a España, pero igual nos vamos a quedar pensando en nuestras hijas y nuestros hijos, porque las personas que habitamos en pueblos y ciudades (algunas chicas, o un poco más grandes, da lo mismo) de Patagonia solemos experimentar en algún momento o de que nuestras hijas e hijos se vayan a otra plaza a estudiar en la universidad, con todo lo que esto conlleva para ellxs y para nosotrxs. ¿Cómo se organiza una familia laburante para que sus crianzas estudien afuera? ¿Cómo viven esta nueva realidad en sus vidas las pibas y los pibes? La vida universitaria afuera de tu comunidad te cambia, nos cambia. Y para siempre. Sobre este tema danza esta melancólica comedia romántica que nos cuenta la historia de Laura, una piba de 18 que se va del pueblo a Madrid a estudiar Química. Cero amistades, poca guita disponible, muchas nuevas responsabilidades. Susto por un lado, pero ganas de afrontar el desafío por otro. En el transcurso de esta búsqueda, Laura conoce a David, un chico apenas más grande que ella que tiene parálisis cerebral y -una vez entrados en confianza- David y su familia deciden contratar a Laura como “asistente sexual”, una figura de ética fronteriza que las personas en su condición pueden contratar para, dentro de las limitaciones de sus discapacidades, poder satisfacer sus libidos. Laura acepta por una paga de 50 euros la sesión. Lo que nace a partir de esta decisión es una trama interesantísima que pone en valor el ingreso a la adultez de la vida afectiva, sí, y algunos temas morales actuales, claro, pero también pone en el tapete la batería de experiencias formadoras que alguien joven que estudia fuera de su comunidad debe transitar para formarse, mucho más allá de lo académico, pero con lo académico como faro. La trama es sencilla, toca muy bien varios temas complejos y tiene momentos de una bella cursilería melancólica porque (¡vamos!) es una comedia romántica. Búsquenla, está muy pero muy bien.
ASPHALT CITY (EEUU, 2023, Jean Stephane Sauvarie)
Aquí tenemos una muy buena película para que vean aquellas personas que juzgan ética y moralmente a quienes demoran más tiempo que “el que en realidad dura la carrera” para recibirse, ese irritante discurso, reaccionario e insensato, que tanto ha pregnado en la sociedad y que se repite en la vida real y en redes sociales como una verdad de perogrullo. El film está basado en la impactante novela “Black Flies” (Moscas Negras) de Shannon Burke, que cuenta la historia de un joven estudiante universitario de enfermería que debe salir a hacer sus prácticas a los suburbios, contratado como pasante en el servicio estatal de emergencias paramédicas de guardia de Nueva York. La tensión entre lo que aprendió teóricamente y lo que aprenderá arriba de la ambulancia con un compañero experimentado (interpretado por el genio de Sean Penn) será decisivo para terminar de entender con el cuerpo y el alma qué es lo que está estudiando y cual será su lugar en el mundo una vez que salga a la vida profesional. Hacer este trabajo rentado como pasantía y bancarse lo que se vive haciéndolo es un elemento clave de la trama. Las preguntas que empiezan a responderse en el campo de la vida se van apilando en la conciencia de Ollie (interpretado por un joven actorazo: Tye Sheridan) y se cruzan con los fantasmas de ser un estudiante avanzado que es padre de familia y que puede que largue los estudios en su fase final buscando otros horizontes, porque necesita mejorar la situación económica de su pequeña familia y no sabe si podrá soportar la vida profesional que le espera. Nada que no le haya pasado a miles y millones de jóvenes estudiantes en todo el planeta. Bueno, pero aquí estamos dentro de un thriller medio oscuro, así que todas estas vivencias quedarán un poco devoradas por el giro violento y suburbial (re de Scorsese) que va tomando la trama de la película. Igual ese giro argumental no tapa alguna cosas bien nítidas que están en el radar de conciencia de cualquier persona de cualquier lugar del mundo que mire la película: lo que cuesta vivir y estudiar, lo que cuesta acomodar lo que te han enseñado desde la teoría formal educativa con lo que sucede en la vida real y, más que nada, como pesan a favor las enseñanzas éticas y morales que se aprenden pasando por la academia cuando las papas queman (¡y vaya que queman en este film!) Advertencia: es violenta, pero si superás ese impacto, te ves una peli que te deja pensando varios días.
YO TENÍA UNA VIDA (ESPAÑA, 2023, Octavio Guerra Quevedo)
Este es el único documental de la lista y es otra muy buena película española que toca el tema de lo importante del pasar por la academia universitaria para ser mejores. Abramos un paréntesis aquí: esta película es buenísima para desandar el camino derechoso del discurso de “no se reciben”. Cierra paréntesis. Este es el quinto film del documentalista canario Octavio Guerra Quevedo, saliente realizador de largos y cortos documentales, sencillos pero profundos, como “La máquina de los rusos” o “En busca del Óscar”. En este caso Octavio nos trae a pantalla la historia de Elena, una trabajadora social que está preparando su tesis sobre las personas sin techo (homeless, en el lenguaje global) para presentar en la universidad. Nuevamente entramos en el territorio en el que alguien que ha recibido vastas enseñanzas de la academia se tiene que esforzar en tomar distancia de la realidad para poder hacer bien su trabajo, un poco lo que vimos en “Asphalt City”, pero esta vez en registro documental. Y como lo que le toca a Elena es tratar con personas de carne y hueso, entre ellos Jesús, un adulto mayor que quisiera ser autónomo en la vida, pero el salir de la calle o de los circuitos de asistencia de caridad pauperizados que le ofrece el estado tornan su sueño en algo casi imposible, a Elena esto le empieza a afectar emocionalmente. La contraposición de las dos vidas es interesante, porque -nuevamente y como en varias oportunidades hemos visto en este dossier- la academia te llena de conocimientos teóricos que la vida real se encarga de poner en tensión, sí, sí, pero también te provee de herramientas sociales y morales que ninguna otra institución humana será capaz de darte. Por eso es bello ver este documental, porque te devuelve el eje a la importancia de que las universidades existan ya que -siempre y en cada caso, y a diferencia del mundo financiero y corporativo- son las instituciones que nos traen sociedades mejores.
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