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Julian Assange, pionero entre los/las genios/as de la informática desde que él fue adolescente a mediados de los años ‘80, después editor periodístico y hoy símbolo mundial de la libertad de información y expresión en la era digital, y en similar sentido un emblema del derecho social a la comunicación, durante la semana recién transcurrida recuperó su condición de persona libre.
A partir de 2010 sufrió hostigamiento y persecución fundamentalmente de Estados Unidos (EE.UU.), Gran Bretaña y Suecia, por publicar documentos confidenciales de poderes militares, económicos, mediáticos, judiciales, políticos, diplomáticos, etcétera, que dominan a la humanidad.
Estuvo encerrado 12 años, siete de ellos refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. Allí fue capturado y sufrió cinco años dentro de una celda de 2 x 3 metros, 23 horas al día, en una cárcel británica de máxima seguridad. Este 26 de junio volvió a su país de nacimiento, Australia. Salió de prisión luego de acordar con el Departamento de Justicia estadounidense (“departamento” es el nombre que tienen allá los ministerios), por el cual se declaró culpable de violar leyes que sancionan el espionaje. (Información de Página 12, nota del 27/06/24).
Su liberación es una ocasión propicia para agradecerle -a modo de expresión de deseos, aunque él nunca se enterara- por su ayuda extraordinaria pero jamás reconocida para que la sociedad argentina pudiera saber grandes secretos de los poderes que influyen en la vida cotidiana de cualquier persona.
Entre más de 10 millones de documentos de interés público que Assange obtuvo de fuentes anónimas y reveló al mundo a través de la plataforma digital WikiLeaks -un medio de comunicación sin fines de lucro que él creó en 2006 -, hay miles que involucran a personajes políticos, periodísticos, empresariales y judiciales de nuestro país.
En muchos casos son comunicaciones, a las cuales se suele denominar “cables” o también “informes”, “reportes”, etcétera, acerca de asuntos que ocurrían en Argentina y tenían interés para EE.UU., y por ello desde su embajada en Buenos Aires eran trasmitidos a Washington para conocimiento de los altos mandos norteamericanos.
La obra de Santiago O’Donnell
Desde hace unos 15 años el periodista Santiago O’Donnell -especializado en política internacional, dedicado a investigaciones periodísticas y autor de varios libros- obtuvo los derechos legales para publicar material de WikiLeaks y sobre esa base escribió dos libros: “Argen Leaks. Los cables de WikiLeaks sobre la Argentina, de la A a la Z”, editado en 2011, y luego “Politi Leaks. Todo lo que la política argentina quiso esconder. Sus secretos en WikiLeaks de la A a la Z”, de 2014.
También hubo trabajos literarios similares, como “Wiki Media Leaks. La relación entre medios y gobiernos de América Latina bajo el prisma de los cables de WikiLeaks”. Escrito por el investigador en comunicación Martín Becerra y el periodista Sebastián Lacunza, fue publicado en 2012. (Pueden obtenerse datos generales en la página web de la editorial Pengüin Libros. Referencias al libro “Wiki Media Leaks”).
Las revelaciones de Assange concernientes a Argentina fueron infinitas. Los dos libros de O’Donnell contienen “cables” de la embajada (que, como ya se dijo, son comunicaciones, informes, reportes, etc. de carácter confidencial) referidos a muy diferentes personas, instituciones, empresas, organizaciones e incluso otros países (ejemplo, Irán).
Dichas referencias se originan en motivos múltiples, que solo guardan en común el hecho de tener -nada menos- algún interés geopolítico o económico para EE.UU. Muchas veces no se trata de vínculos espurios como los de Nisman, sino que los nombres propios se mencionan porque protagonizaron hechos, o se relacionaban con temas, que los diplomáticos con funciones en la capital argentina informaban a sus superiores norteamericanos.
En el primero de los volúmenes (del año 2011) hay, entre otros, cables que aluden a personajes o referencias nombradas del siguiente modo en el índice del libro (por orden alfabético): AMIA, Antonini Wilson, Boudou, Cavallo, CFK (Cristina Fernández de Kirchner), Clarín, De Vido, Duhalde, Hezbolá (milicia libanesa), Irán, Joaquín (Morales Solá), Lanata, Macri, Massa, Menem, Monsanto, Montoto, Néstor (Kirchner), Piqueteros, Randazzo, Rodríguez Saa, Sanz (Ernesto), Tinelli, Yabrán, Zanini. (Aclaración de: este listado no es exhaustivo, en el libro hay otros nombres de menor figuración y conocimiento público).
En el segundo de los textos de O’Donnell (de 2014) los cables se refieren por ejemplo a personalidades así nombradas en el índice (también por orden alfabético; las indicaciones en letra cursivahan sido agregados por el autor de esta nota): Argibay (Carmen, entonces jueza de la Corte y hoy fallecida); Báez, Lázaro; Binner, Hermes (ya fallecido); Capitanich, Jorge; Carrió, Elisa; Cobos, Julio; De Narváez, Francisco; Francisco (el Papa); (otra vez) Kirchner, Cristina; Kirchner, Néstor (los informes son anteriores a su muerte); Lavagna, Roberto; Lorenzetti, Ricardo; Lula (entonces y también ahora presidente de Brasil); Macri, Mauricio (mucho antes de ser presidente); Massa, Sergio; Michetti, Gabriela; Mindlin, Marcelo (empresario ultra-millonario); Moyano, Hugo; Nisman, Alberto; Scioli, Daniel; Solá, Felipe; etc. (Como en el caso anterior, el listado del libro es más extenso).
Tapa del libro “PolitiLeaks”. Editorial Sudamericana, año 2014.
Servil de una potencia extranjera
En su obra “Politi Leaks”, de 2014, y siempre a partir de comunicaciones que por su propia naturaleza eran reservadas y se hicieron públicas gracias a WikiLeaks, Santiago O’Donnell escribió por ejemplo sobre un poderoso funcionario judicial argentino que en ese tiempo era desconocido para la inmensa mayoría de la población, pero cuyo suicidio a comienzos de 2015 se convertiría en un suceso histórico. (Aclaración: los términos o conceptos en letra cursiva son agregados del autor de esta nota):
“El fiscal (Alberto Nisman) siempre se mostró solícito ante los pedidos y consejos de la embajada (de Estados Unidos), a tal punto que muchas veces fue él quien inició el contacto, según dicen los cables (revelados por Wikileaks), para pasar información. En noviembre de 2006, Nisman le adelantó al embajador en Buenos Aires, con tres semanas de anticipación, la decisión del juez Rodolfo Canicoba Corral de procesar a los sospechosos iraníes (por el atentado contra la AMIA).
“En diciembre de 2007, Nisman le presentó a la embajada el borrador de un pedido de captura de los iraníes para ser llevado ante la Interpol, pero el documento de dos carillas no satisfizo a los diplomáticos, y el representante del FBI en la delegación (embajada) le hizo varias sugerencias el fiscal para mejorar el texto. Dos meses después, Nisman volvió a la embajada con un borrador de nueve carillas que esta vez sí fue elogiado y ponderado por los estadounidenses.
“En mayo de 2008, Nisman llamó a la embajada tantas veces para “pedir perdón” por no haber avisado que iba a pedir la captura del ex presidente Carlos Menem (por el “encubrimiento” del atentado, cuyo juicio terminó en marzo de 2019 y Menem fue absuelto), que la sede diplomática escribió tres cables distintos dando cuenta de las sucesivas ampliaciones del pedido de disculpas. En diciembre de ese año, Nisman llamó a la embajada para darle un “advance notice” (preaviso) de que iniciaría acciones civiles en contra de los sospechosos iraníes. En mayo de 2009, le avisó a la embajada con un día de anticipación que pediría la captura del colombiano-libanés Samuel Salmen El Reda por considerarlo miembro de la ‘conexión local’ del atentado”. (Fin de la transcripción. Libro “PolitiLeaks”, pág. 260).
Foto de la página 260 del libro “PolitiLeaks”. Editorial Sudamericana, año 2014.
El inmenso interés público de la información de Wikileaks difundida luego por O’Donnel, fue prácticamente ignorado a nivel nacional. En caso de haberse tenido en cuenta, Nisman debió ser destituido del cargo y además sometido a un juicio penal, tras revelarse -como se divulgó en los párrafos textuales citados- que trabajaba para una potencia extranjera, a la cual consultaba sus dictámenes y decisiones procesales, cuando era un altísimo funcionario judicial argentino que debía investigar el más mortífero ataque perpetrado contra la Nación por terroristas internacionales.
Morales Solá y Lanata
Como muestra de relaciones promiscuas de influyentes sujetos del periodismo argentino con Estados Unidos, se seleccionan a continuación fragmentos referidos a Joaquín Morales Solá y Jorge Lanata, quienes con distintos perfiles profesionales y mediáticos, en la última década y media han sido figuras clave de la acción psicológica ultra-antikirchnerista perpetrada sobre la opinión pública.
(Aclaración: a partir de aquí, la letra común reproduce los comentarios de quien escribió los libros, y la letra cursiva transcribe las propias comunicaciones de la embajada, es decir los “cables” revelados por Assange que O’Donnell reprodujo textualmente).
(Transcripción del libro “ArgenLeaks”, pag. 173. Empieza con explicaciones del autor): “A lo largo de los años, el periodista Joaquín Morales Solá (JMS) se ha convertido en el principal portavoz de la embajada de los Estados Unidos, que suele elegir sus columnas dominicales en el diario La Nación para trasmitir, con las reservas del caso, sus talking points(puntos de conversación) o mensajes a la opinión pública. (…).
“Un despacho de agosto de 2008 relata un almuerzo en la embajada con JMS como único invitado. (...)
“El columnista político JMS, probablemente el columnista político más influyente de la Argentina, se reunió con el embajador el 15 de agosto (...). JMS, que tiene múltiples fuentes en el gobierno, acaparó la conversación y tenía muchas cosas interesantes para contar”. (…).
“JMS caracterizó a CFK (la presidenta) como inteligente y talentosa pero peligrosamente fuera de contacto con la realidad. (…) JMS sostiene que parte del problema es que CFK ha vivido en una burbuja durante años, saltando de un helicóptero a un avión sin nunca haber tenido que manejar el presupuesto de su familia”.(Fin de la transcripción).
(Comentario del columnista de : la alusión a “saltar de un helicóptero a un avión” puede interpretarse como una burla por una supuesta falta de experiencia de Cristina Kirchner, quien en ese momento, agosto de 2008, llevaba ocho meses en el cargo, y entre marzo y julio había sufrido el movimiento sedicioso de los ruralistas generalmente denominado “conflicto por la 125”).
Otro caso esclarecedor contenido en los libros de O'Donnell, siempre basado en comunicaciones desde la embajada de EE.UU. en Buenos Aires hacia Washington que habían sido obtenidas por Wikileaks, se refiere a Lanata. Personaje de enorme influencia masiva que aparte de periodista ha sido empresario de medios y de otros negocios, también actuó como showman, y además es experto en manipulación de la opinión pública, como lo demostró al mentir en plena campaña electoral de 2015 que Aníbal Fernández era “La Morsa”, un criminal involucrado en el asesinato de tres personas relacionadas con el tráfico de drogas.
(Del libro “ArgenLeaks”, pag. 185). “En mayo de 2008, dos meses después del lanzamiento del hoy extinto diario Crítica de la Argentina, el periodista Jorge Lanata se reunió con el embajador estadounidense para vender avisos. Lanata y sus entonces socio, el ex juez federal Gabriel Cavallo, le pidieron el embajador que convenciera a las multinacionales con sede en los Estados Unidos de pautar publicidad en el matutino”.
(Transcripción de un cable, pag. 186): “Según Lanata, el gobierno ha lanzado un proyecto para estrangular financieramente al diario”. (…).
(Pag. 188): “Lanata dijo que alguien del gobierno le había ofrecido hacer un trato por el cual un representante del gobierno formaría parte del equipo editorial para monitorear las cosas. Lanata dijo que esto era inaceptable. (…).
(Pag. 190): “Lanata opina que el gobierno puede aceptar críticas viniendo de la derecha del espectro mediático pero no puede manejar que le peguen desde la izquierda, por lo que Cavallo describió (al diario Crítica) como ‘una publicación liberal e independiente”. (…).
(Pag. 192): “Lanata predijo más hechos negativos en el futuro inmediato de la Argentina, quizás más escándalos de corrupción, y subrayó que una crisis sería casi insoportable si no existiera una prensa libre para contarle al público lo que está pasando. (…).
“El embajador Wayne les agradeció a Lanata y a Cavallo por haberle confiado información tan delicada. Estuvieron de acuerdo en que la Argentina y los Estados Unidos tienen un interés común en promover la prensa libre en Argentina y que es importante seguir trabajando con las ONG (organizaciones no gubernamentales) que se ocupan de temas relacionados con la libertad de prensa”. (Fin de la transcripción).
Foto de la página 192 del libro “ArgenLeaks”. Editorial Sudamericana, año 2011.
Macri pide ayuda contra Kirchner
Esta selección, por cierto arbitraria -la única forma de evitarla es acceder a los libros-, de lo que el periodista O’Donnell publicó en su trabajo bibliográfico basado en revelaciones de la plataforma digital creada por Julian Assange, se completa con fragmentos sobre negociaciones secretas de Macri con la embajada de EE.UU. hace más de una década y media.
(Del libro “ArgenLeaks”, pag. 197): “Seis meses antes de las elecciones presidenciales de 2007, Mauricio Macri presentó su oferta electoral a la embajada de Estados Unidos. Y no se anduvo con vueltas: ‘Somos el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de ochenta años de historia argentina que está listo para asumir el poder’, se despachó ante el jefe de misión y el cónsul político de la embajada, según un cable obtenido por WikiLeaks.
“No queda claro en el despacho con qué gobierno se comparó Macri al retrotraerse ochenta años (…)
“ (…) En cualquier caso, ni Macri ni los diplomáticos parecían muy interesados en hablar de historia argentina. Más bien, los representantes de Washington se interesaban por el panorama electoral, mientras el futuro jefe de gobierno porteño buscaba trasmitir que ningún otro candidato, local (de la ciudad de Buenos Aires) o nacional, sería más amigable con el gobierno de Bush” (elpresidente norteamericano de ese tiempo).
(Pag. 201): “En agosto de 2008, Mauricio Macri le dijo a un funcionario del Congreso estadounidense que los argentinos estarían contentos de ver caer al gobierno de los Kirchner. Su asesor de política exterior, Diego Guelar, deslizó en la misma reunión que le daba al gobierno nacional sesenta días más de vida, según un cable diplomático obtenido por WikiLeaks.
“El jefe de gobierno porteño había recibido en su despacho a Carl Meacham, funcionario ‘senior’ del comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, envalentonado por el voto no positivo de Cobos en la disputa por la resolución 125.
“Macri habló con firmeza del actual gobierno de los Kirchner. Dijo que los argentinos estarían ‘contentos’ si cayeran los Kirchner. Alzando su vaso de agua, dijo que ‘si este vaso de agua fuera los Kirchner, todos estarían peleando por volcarlo’”. (Fin de la transcripción de algunos párrafos referidos a Macri, contenidos en el libro “ArgenLeaks”).
Foto de la página 201 del libro “ArgenLaeks”. Editorial Sudamericana, año 2011.
Rebelde en la era digital
Este artículo que llega hoy a los/las lectores/as de recupera en lo esencial el contenido de otro, elaborado por el mismo autor y publicado también en este portal hace algo más de siete años, cuando el hombre que reveló a la humanidad grandes secretos de los poderes del mundo en la era digital, fue capturado y tomado como prisionero en Londres. (El texto se titulaba “Assange, un rebelde universal que hizo mucho por Argentina”. Nota del 15/04/2019).
Ahora, en la mitad exacta de 2024 -y olvidando por un momento la tragedia política, económica, social y humanitaria que descarga sobre nuestra Patria un régimen de extrema derecha-, quizás muchas ciudadanas y ciudadanos tengan sentimientos de gratitud hacia alguien que simboliza la libertad para informar y el derecho a la comunicación en la época de Internet.
Gracias, Julian Assange, por haber ayudado a Argentina revelando información que podría haber contribuido enormemente al bien común. No ocurrió así porque casi nadie supo o pudo aprovechar los conocimientos de allí surgidos como herramientas para las luchas populares, pero eso no quita la grandeza de una obra histórica y profundamente humanista.
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