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Columnistas
23/06/2024

La farsa en Suiza

La farsa en Suiza | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los países que por distintos motivos no firmaron la declaración de la llamada “Cumbre por la Paz en Ucrania”, representan a 5.000 millones de personas y son una fracción dominante de la economía mundial. Occidente fantasea con que las condiciones la deben poner los perdedores de la guerra.

Oliverio Jitrik

De los países que asistieron a la alpina “Cumbre por la Paz en Ucrania” en Burgenstock-en Suiza- que no firmaron la declaración final, sumados a los que no asistieron pese a ser invitados (China, Colombia) y a los que directamente nofueron invitados, por ser parte del consabido “Eje del Mal”, o directamente por ser suficientemente insignificantes-en general, africanos-, se representa a más de 5 mil millones de personas. Quitando el peso demográfico, que nunca ha sido para Occidente demasiado importante (puesto que sólo refleja poblaciones no blancas que “se reproducen como conejos”), los no firmantes son una fracción dominante de la economía mundial pues vienen a constituir, groso modo, al grupo BRICS++. Toda una “cumbre”, con 90 países asistentes y ajustada logística hotelera y de seguridad, para llegar a una conclusión magistral: cualquier negociación debe estar condicionada por “la necesidad de respetar la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”. Empeñados en retroceder varios casilleros, ahora en Occidente fantasean que las condiciones la deben poner los perdedores.

La propuesta de paz de Putin, un par de días antes de la reunión suiza, impecable por irrebatible, es simplemente un buscapié para exhibir lo que él sabía que iba a pasar: un rechazo visceral de Occidente a la propuesta, oídos sordos, una ausencia absoluta de análisis, de ideas y mucho menos de contrapropuestas. Lo único que aparecen son los lloriqueos de sus voceros, Stoltenberg, la propia “Cumbre” suiza, o el panfleto Newsweek, que califica de “ominosa” la “amenaza de Putin”.

Volviendo a Burgenstock, entre los firmantes de este montaje de la OTAN, para qué aburrir, sólo se trata del sobado conjunto de comparsas del G7, sus satélites permanentes y del expuesto payaso de Kiev, al que los suizos le concedieron todo el espacio para discursos quejicas y a la vez agradecidos por los 60.000 millones de dólares que obtiene, según Trump, cada vez que pisa Dulles(1). Entre esta pandilla de predecibles se destaca, sin embargo, una firma que sin duda es ajena, sorpresiva: la de Serbia. Belgrado firmó el documento declarativo final de la “Cumbre” con seguridad mordiéndose uno, pero lo tuvo que hacer: Serbia no está en la UE y mantiene buenas relaciones con Rusia. El hecho se justificó por sus representantes con el argumento de que Serbia padece de amenazas territoriales, el enclave de Kosovo enquistado y se sintieron obligados a mostrarse ante la ONU en congruencia con sus propios reclamos. Para los conocedores de la obra de Hergé (2), es difícil ser una especie de Borduria, rodeados de sildavos otanistas. Sin embargo, la voz de Serbia es fuerte. Su presidente Vu?i?prevé que, de seguir todo en esta línea, un conflicto de proporciones mucho mayores puede ocurrir en Europa antes de tres meses. Insistimos, esa es la “solución” más probable, con alta probabilidad de un holocausto termonuclear.

Por contrario, la excepción en Europa fue un país que, aunque formalmente miembro de las hermandades Alpha-Beta-Kappa europeas, el mandar ayuda militar a Ucrania le produce alergia. Tampoco firmaron. Su primer ministro, Robert Fico, recuperándose favorablemente de las graves heridas del atentado, debe haber sido muy claro.

Y México, a través de su canciller Alicia Bárcena, tampoco firmó el documento y no necesariamente por lo absurdo del texto, que plantea una utopía que habría sido viable en el único intento de negociación en Estambul, hace dos largos años, pero hoy sería como buscar recuperar el territorio mexicano hasta el río Arkansas. Tlatelolco lo hizo porque la política exterior liderada por AMLO ya considera, pese a sus deberes en relación a la frontera norte, la nueva formulación del mundo multipolar en el que México tendrá que ser, por su ubicación, totalmente relevante. Hay algunos, definitivamente, que se dan cuenta -como dicen en el hermano país-, “de que lado masca la iguana”.

 

(1) Aeropuerto de Washington, DC

(2) Hergé (1907-1983), pseudónimo de Georges Remi, autor de “Les aventures de Tintin”, Casterman, Tournai.

29/07/2016

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