-?
Los pormenores en las colonias y subcolonias del imperio son harto irrelevantes en lo que el mundo hoy se juega, en este junio térmicamente supremo, desde que hay registros. Que, dentro de unas horas en Buenos Aires, una sarta probada de traidores vote la Ley Omnibus de Milei es lo esperable y si, a la fecha de esta lectura, se produjo otra cosa, tendremos alguna esperanza; aunque quizás solamente hayamos pateado hacia adelante la confirmación de que el país se ha enajenado completamente. Pero esto ya no depende de las decisiones de los argentinos, sino de venturosos debilitamientos en el esquema regional, como consecuencia de una nueva distribución de poderes globales. Quien no lo entienda, la discreta pero anunciada presencia de navíos de la Armada de Rusia en el puerto de La Habana lo podrán convencer, aunque ya no hay nada que probar en el frente. El permiso de Washington de usar misiles ATACMS -entre otros juguetes de la alta gama de Lockheed y de Raytheon- contra territorio ruso, y la adenda de darle rienda suelta -de manera “legal”- al batallón neonazi Azov, no torcerá la fase convencional del conflicto. Desgraciadamente, se dispara la amenaza del uso de armas nucleares tácticas primero y, después, la de la posibilidad inmediata al uso definitivo de armas estratégicas, lo que solamente es un eufemismo para designar al Armagedon; a menos que el uso táctico se quede, razonablemente, en un Hiroshima europeo sin que los Estados Unidos decidan suicidarse si la OTAN se precipitara con un “primer golpe” estratégico a Moscú.
Putin ha dejado claro, a través de mensajes casi parabólicos, que un mundo sin Rusia no va a existir y ha recordado, apelando a la geografía, que los países europeos son pequeños y densamente poblados. La constante provocación a Rusia para que pruebe un par de armas nucleares tácticas en Ucrania o en bases fronterizas de la OTAN situadas en Polonia o en alguna de las colonias bálticas (qué raro, ¿no?), indicarían que para EE.UU. dichas detonaciones serían favorables a la propaganda antirrusa y que, entonces, ello no merecería necesariamente una respuesta nuclear inmediata. Hay que recordar que los rusos son extremadamente legalistas y está claro que, si la amenaza a su territorio y población es existencial -lo cual sería un hecho si se producen respuestas nucleares tácticas de la OTAN a territorio ruso, a causa de un ataque de Rusia a Ucrania-, está previsto el lanzamiento de todo el arsenal nuclear ruso, asumiendo también un suicidio pero, eso sí, te llevo conmigo, compadre. Mientras, los ataques ucranianos a civiles en Donetsk y en Bélgorod se multiplican.
Volviendo a las subcolonias, Europa va derecho al despeñadero, con las elecciones parlamentarias de la UE y una ultraderecha ganando posiciones, pero da exactamente lo mismo, solamente es la cara fea de todo el sistema europeo y de sus cúpulas corruptas. Es difícil de entender por qué en Europa se comienza a condenar a Israel, pero no se condenan a sí mismos por seguir los mandatos de Washington y, de paso, volverse un fusible nuclear. El Occidente Colectivo ha caído tan bajo que no tiene empacho de ensuciar símbolos antes intocables, como el día D, mezclando en Omaha Beach a algunos veteranos con unos cuantos neonazis llegados de Kiev. La pregunta es si el público lo sabe y eso le parece irrelevante, con tal de incidir sobre Rusia, o piensan que el nazismo ucraniano es un invento de Putin y que la Operación Especial es todo un gran montaje del mismo “autócrata” para adueñarse de Europa, incluyendo países en los que se pone el nombre de nazis locales a los bulevares, como en Lyov, en Tallin, en Riga o en Vilnius. ¿Se lo creerán en Berlín o Paris? Lo ignoro, es muy difícil sondear en la estupidez humana, no saben/no responden/mejor me callo. Esta masa en Occidente no se está dando cuenta del tamaño de lo que se viene y que rápido tendrán que cambiar sus esquemas mentales para, por lo menos, saber por qué sufrirán de esa manera cuando todo termine, tanto o menos según la latitud. Desgraciadamente, no tendremos tiempo de decirles “yo se los dije”.
(Este texto fue escrito mientras se trataba la “ley Bases” o “ley Ómnibus” en el Senado argentino)
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite