A la vez que Putin y Xi Jinping se reúnen en Beijing marcando el son al que, inevitablemente, bailará el planeta si nos damos cuenta que el mundo debe ser multipolar o no será, la derecha internacional tiende lazos, también hace reuniones y asambleas, como la que convoca en estos días VOX (sí, como los amplificadores de los Beatles) en Madrid, con todo y los hermanitos Milei viajando en el Tango 01. Un documental de tales encuentros sería digno de mostrarse al mundo: un conjunto de enajenados con poder discutiendo sobre vaya a saber qué doctrina, y cuyos alcances teóricos -se puede suponer- se limitan a cómo organizar grupos de incidencia y propaganda en sus países y a buscar de donde sacar fondos. No sabemos si a Milei lo invitó Abascal, o Milei le rogó al “gaita" que lo inscribiera en tan glorioso encuentro. El leitmotiv en estos sujetos consiste en buscar estrategias para buscar “soldados” de su causa en la sociedad civil, que los lleven al poder, y poder garantizar la sumisión a los grandes poderes económicos, aquellos sin más bandera ideológica que mantener el establishment dominante -los amos en el Occidente Colectivo (OC)-, sin los innecesarios obstáculos socialdemócratas, el sector que forma parte de otro de sus arietes: mediáticamente, el NYT, Bono de U2 o Hollywood son más atrayentes para la masa, porque se alejan convenientemente de lo desagradable de la ultraderecha frontal, aunque en la (ex)Argentina el mecanismo parece ser el inverso. Gustan de un Milei, que es uno de los productos más interesantes de esa cruza de facho con “libertario” y quien, a diferencia de Macri, supone tan comunista a Pedro Sánchez o Joe Biden como a Xi Jinping. Siendo funcional -y vaya cómo- al “establishment” hegemónico, es decir, desde el FMI hasta la Generala del Comando Sur, acogerán a Milei de todas maneras, sin detenerse en minucias como sus condiciones siquiátricas, aunque agreda a todo ser vivo que no sea el ubicuo Scioli o la bancada de turno que le prometa aprobaciones en el Congreso. El propio Sánchez ha sido desafiado por el Demente en la propia villa de Madrid, respondiendo a que el hispano le rehúye a un encuentro, pero esto llegó a más: declaró corrupta a la esposa de Sánchez. En feroz represalia, Sánchez retiró a su embajadora en Buenos Aires. ¿Qué vendrá ahora?

Estas aparentes contradicciones en el seno de Occidente no tienen mayor importancia: Pedro Sánchez, claro integrante de esa pata progre del establishment, por diferencias que tenga con la UE en relación al tema Gaza/Israel -que por supuesto es digno de ponderarse-, o por ir en contra de Milei no duda en seguir a las órdenes de la OTAN en relación a Ucrania y, si tiene que recibir en la Moncloa a Zelenski, pues preparará él mismo las tapas y los finos sin expresar mayores peros. La sumisión de Europa a Washington no tiene límites. El antecedente inmediato a los desatinos de Milei en España fueron los comentarios de Bolsonaro sobre la señora de Macron. ¿Tuvo aquello algún eco? De ninguna manera, no me toquen a Jair, que dominar a Brasil es un poco más importante que quedar bien con los inútiles franceses. Tampoco será el caso con Sánchez y Milei fue aclamado en la “Internacional Facha” en Madriz: se lo verá llegando nuevamente a Barajas en próximas fechas.