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14/04/2024

La salida en “V” de la economía argentina

La salida en “V” de la economía argentina | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Mientras continúe el ajuste seguirá profundizándose la recesión económica, con quiebras y cierre de empresas, con cantidades crecientes de desocupados y aumento de la pobreza…

Humberto Zambon

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Normalmente se diagnostica a la situación de la economía actual como de “estanflación”. Pero, como dice Alfredo Zaiat en su nota del domingo pasado en Página 12 y sostienen otros economistas, ese diagnóstico está equivocado: lo que estamos viviendo es una recesión profunda (que califica de “hiperrecesión”) con elevada inflación.

La “estanflación” fue un neologismo creado en Europa en la década de los años 1970, para referirse a la nueva época de estancamiento económico y con una inflación no generada por un aumento de la demanda, que se vivía a raíz de la crisis del petróleo. La “estanflación” no era tan novedosa como imaginaron los economistas europeos, ya que existía desde años antes en América Latina, nuestro país, por ejemplo, debido a la restricción externa, pero para los intelectuales de los países centrales era algo exótico de la periferia del mundo y, por lo tanto, un problema menor.

La recesión, al contrario del “estancamiento”, implica caída del producto bruto (PBI) con aumento de la desocupación laboral, cierre y quiebra de empresas e incremento de la pobreza. Los datos que se tienen de estos cuatro últimos meses no permiten dudar: una caída de la economía a una tasa interanual del 4,3% en enero, mientras que la industria lo hizo al 12,4% anual en enero y 9,9% en febrero; la contracción económica lleva 5 meses (según el INDEC el nivel actual es similar al de setiembre de 2020), con actividades especialmente castigadas en la industria (equipos y maquinaria, automotores, muebles) y que abarca la construcción, las finanzas y el comercio.

La excepción está dada por el agro, que mejoraría su producción respecto al año anterior debido a la superación de la sequía sufrida entonces, al petróleo y gas de Vaca Muerta, y, si se cumplieran algunos pronósticos, a la minería, especialmente por la explotación del litio en el norte, lo que es insuficiente para modificar la tendencia general y mostraría una cuestionable primarización de nuestra economía.

Al mismo tiempo, la inflación ha sido muy alta: entre diciembre y febrero los precios subieron un 71,4% (276% interanual) debido a la devaluación de la moneda argentina resuelta al comienzo del mandato sumada a la liberación de precios y a la “voracidad” empresaria (el mercado que piensa Milei, de libre competencia, no existe, sino que a los precios los establecen los grandes monopolios y oligopolios que, precisamente, se llaman “fijadores de precio”). El ritmo inflacionario va a ir decayendo, frenado por la caída del poder de compra de la población, hasta la nueva devaluación (que está pidiendo el agro para exportar su producción (¡Y tiene poder de extorsión para lograrlo!) en que pegará un nuevo salto.

Es decir, estamos ante una grave recesión con alta inflación.

Con ese panorama ¿Qué posibilidad real existe para un repunte económico en “V”, es decir, para que venga un rebote en la caída económica y empiece la recuperación que el gobierno viene anunciando desde el comienzo de su mandato y que recuerda al gobierno de Macri, que lo anunciaban para el mes de mayo, luego para el segundo semestre, para el próximo año… y así sucesivamente, hasta que terminó su mandato con tres años de recesión sobre cuatro de gobierno y, finalmente, caída de todos los indicadores económicos: producto, ocupación, sueldos…, todos menos inflación y pobreza, que subieron.

Ahora la recuperación iba a ser en abril, pero fue postergado para fines de año. Y para el Banco Morgan, que juega de aliado al gobierno, en su último informe lo traslada al año 2025.

Es que la recuperación necesita un factor que la impulse:

En la crisis del 2001 la base de la recuperación estuvo (a partir del año 2003) en la suba del precio de nuestros productos de exportación empujados por la tasa de crecimiento de China. Hoy China sigue encabezando el crecimiento mundial, pero a tasas mucho más bajas (además, no debe olvidarse el absurdo desaire que hizo nuestro país a los integrantes del BRICS, al rechazar la posibilidad de incorporarnos como un miembro más, lo que tendrá sus consecuencias)). El externo es un factor a descartar.

En el plano interno, la inversión pública y privada están en caída: al contrario, hay desinversión porque cae la demanda y baja la capacidad productiva ocupada. En el caso de la construcción la crisis es muy profunda (según la UOCRA en tres meses la cantidad de trabajadores registrados pasó de 440.000 a 360.000 (una caída de 80.000 puestos de trabajo). Ni tampoco el consumo, ya que el ingreso de los distintos sectores sociales está en disminución: los salarios han perdido un 20% de su poder adquisitivo (lo que a Macri le llevó 4 años, Milei lo consiguió en dos meses) mientras que en las jubilaciones y pensiones el panorama es peor y se está viviendo el empobrecimiento de la clase media.

En estos casos la teoría económica enseña que el único camino para lograr la recuperación es el fuerte aumento del gasto público. Keynes dio, como ejemplo extremo, la contratación de la mitad de los desocupados para que caven pozos durante el día y a la otra mitad para que los tape de noche… Exactamente lo contrario al ajuste liberal.

Esto significa que mientras continúe el ajuste seguirá profundizándose la recesión económica, con quiebras y cierre de empresas, con cantidades crecientes de desocupados y aumento de la pobreza… Y así será mientras siga el ajuste… Y siga la paciencia del pueblo argentino.


 

29/07/2016

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