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Buena parte del atractivo de la economía de la Escuela de Chicago era que, en unos tiempos en que las ideas de la izquierda radical sobre el poder de los trabajadores ganaban fuerza en todo el mundo, ofrecía una forma de defender los intereses de los propietarios que era igual de radical y estaba imbuida de su propia forma de idealismo.
Naomi Kein (La Doctrina del Shock)
Están los que ven a Milei, como a un loco, y hay una biografía de él que se titula así, El Loco, del periodista Juan Luis González. Hay otros que pretenden, con sesudos argumentos, que esperan definirlo a través de su éxito o su fracaso, su inteligencia o su dogmatismo. Hay quienes expresan su absoluta falta de esperanza de que de su gestión quede un saldo mínimamente positivo.
Mientras tanto los analistas van adelantando sus impresiones, la sociedad resiste en un doble sentido. Los que lo votaron y siguen creyendo en él y aquellos que se han arrepentido de haberlo votado y blasfeman por su suerte. Después está la oposición convertida en su adversario a doblegar.
Y mientras perdure esta incerteza acerca del personaje, este seguirá actuando manteniendo su estilo pseudo kirchnerista, al decir de Cristina. Estilo que es el de aquellos dirigentes que pese a sus fracasos, al cabo de cada uno, redoblan su apuesta, tal como hacían ellos, los Kirchner, según propia confesión de la ex presidenta volcada en el diario de Navarro, El Destape.
Cabe preguntarse si esa impresión de Cristina no sea para transferir a Milei una realidad propia, pletórica de críticas y galvanizada de odios, para no quedar como única dirigente vituperable en actividad. Un elogio de Cristina a Milei no solo puede apaciguar las críticas hacia él de su propia tropa sino también puede originarlas y multiplicarlas, justamente por provenir de quien proviene.
Mientras tanto la realidad fluye en el Senado de la Nación donde la vicepresidenta de la Nación, evita el tratamiento del DNU, más dañino e inconstitucional que la propia ley Ómnibus. Quizás esperando que venzan los plazos constitucionales y que la norma cobre vigencia sin ser tratada. He aquí un claro acto de redoble de la apuesta para seguir adelante con sus ideas.
Como un monstruo de mil cabezas Milei se mueve constantemente aprovechando los flancos de sus adversarios y profundizando sus propias atribuciones. Ante esa actitud recordemos que la lentitud de los cuerpos colegiados juegan en este caso a favor del presidente y el estado de alerta de la oposición puede aparecer embotado en una primera mirada frente a tanto vértigo.
En definitiva cada paso que diera Milei estará, ya se sabe, dirigidos a la enajenación del patrimonio público porque no lo quiere en el estado y porque cree que la riqueza en manos de los privados puede reproducirse aunque no le interesa que el beneficio se limite al linaje de los nuevos dueños. Milei no cree en la teoría del derrame. La propiedad es un privilegio, que siguiendo, sus metafísicas conclusiones, otorgado por Dios a quienes llegan a detentar el poder de su dinero e influencias
Finalmente en la figura de MIlei no hay tal misterio, sino un carácter desprolijo e incoherente que transporta convicciones determinadas, arraigadas y no negociables, según sus propias palabras.
De allí el temor que inspira la dureza de muchas de ellas. Termina siendo, algo así como un bolche distópico, modelo 2024 de la extrema derecha.
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