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Estuvo siempre sujeta de formalidades y jerarquizada por el ejercicio de cargos de gran responsabilidad. Era hora que soltáramos sus polleras y la dejáramos estar en el lugar que quisiera estar y con el tiempo disponible a su favor.
Ayer CFK se expuso a un largo reportaje, con gran audiencia. Se trataba de descifrar si esa especie de Totem en que se había convertido tenía un costado humano… y lo tenía porque lo mostró.
Cristina ayer dejó de lado la furia, aplacó sus dichos sin dejar de mencionarlos, pero con la atenuación de lo ya vivido. No mencionó prácticamente un solo nombre para denostarlo. No hubo resentimiento, incluso se sintió liberada al afirmar que conversaría con quien sea con tal de encontrar acuerdos para resolver el crónico problema del bimonetarismo argentino.
Habló sí de instituciones y no dejó de mencionar la tan acertada frase de que hay en la Argentina un partido Judicial no un Poder Judicial. Ese partido está investido de todo el poder político del que carecen los partidos políticos registrados. Quizás por propia responsabilidad de estos últimos que hace rato llaman a la puerta de los Tribunales para que resuelvan los problemas políticos que no son capaces de resolver políticamente entre ellos mismos. Han agrandado a los jueces, en la misma medida en que los partidos se han empequeñecido y están desde hace rato en camino de la extinción si no reaccionan a tiempo. Si alguno de ellos sin el padrinazgo de empresarios o jueces puede por si mismo recuperar una autoridad política que perdió poco a poco en las frustraciones de la gestión.
Cristina me impresionó distendida como nunca la había visto antes, esa tranquilidad fue ganando su presencia a medida que transcurría el reportaje. Quedó claro además el lugar que eligió para no quedarse, según sus propios dichos en casa a cuidar a sus nietos. No, seguirá militando como lo hizo toda la vida desde un lugar ideológico que será el que siempre marcó el peronismo, del lado de los que menos tienen, del lado de la lucha por la igualdad. Y esa posición es una ayuda más que considerable. Se convierte en una voz a escuchar, en un consejo oportuno fundado en su mucha experiencia, en la sabiduría que dan los años de lucha.
Conservaremos de ella me parece que, la palabra y la actitud que fijan las guías para los momentos de extravíos.
En fin siento después de ayer que su no candidatura no es una partida, que las circunstancias la han ubicado finalmente en un lugar al que podrá apelar el pueblo argentino y en especial el pueblo peronista, cada vez que lo necesite.
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