El triunfo del Rolo golpea transitoriamente una estructura con escasas muestras de empatía con su propio discurso apoyado en la promoción de los sectores más humildes de la población y en las clases medias afianzadas por “la defensa de lo neuquino”. No obstante esa particularidad que se presenta a los ojos de la oposición al MPN como muy positiva, corre el riesgo de repetirse ahora con el liderazgo del Rolo.

Este temor está basado en que Rolono se ha pronunciado acerca de cuál es el eje ideológico en el que se encuadra. Mencionar la “neuquinidad” no alcanza para hacerse una idea con más contenido que un simple enunciado.

No hacerlo lo expondrá a que alguien más poderoso se encargue de eso al que Rolotendrá que seguir. Además, ¿podría hacerlo desde un distrito electoralmente menor: 1,5 % del electorado?

El país tiene una grieta y esta no es gratuita porque responde a tendencias poco conciliables.

Hemos vivido los dos lados de esa grieta. Por un lado el gobierno de las corporaciones con la complicidad del apoyo de la justicia a esos lineamientos, perdiendo esta última la aptitud de imparcialidad con la finalidad de favorecerlas.

En concreto se puede estar en esta porfía del lado de los intereses populares y nacionales o se puede ser aliado incondicional del llamado “círculo rojo”. Y la dicotomía aparece como tajante porque la realidad lleva inexorablemente a un lado u otro de ambas posiciones.

Sabemos que el pronunciamiento de la identificación política suele ser un inconveniente para cualquier gestión cuyo signo político sostiene lo opuesto del gobierno nacional. Pero mantener una neutralidad inconsistente lleva a que los hechos políticos nos ubiquen donde ellos quieran no donde el apoyo popular reclama. Son las debilidades de los poderes distritales, que valen ocasionalmente cuando se alinean y son sancionables cuando se tornan díscolos.

Al poder distrital le queda el recurso de la buena gestión que será exitosa si se dispone de recursos para lo cual habrá que observar el precio del gas y el petróleo en boca de pozo, que es con que se alimenta el tesoro provincial.

Pero siempre en democracia puede haber uniones transitorias o protestas individuales o grupales por tratos discriminatorios o postergaciones indefinidas de necesidades, que promuevan rebeliones. ¿Estará el Rolodispuesto a enfrentarlas como enfrentó a la lista Azul de Jorge Sapag?

De cualquier modo la lucha interna terminó y ahora hay que gobernar. A esos fines no parece imaginable que Roloprescinda de los recursos humanos que le ofrece el MPN, pero tampoco pareciera tratarse de un dirigente influenciable. Más vale se lo ve con suficiente autonomía y más proclive a llevarse por sus convicciones que por cualquier cosa que le susurren al oído.