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Desde los hijos y las hijas: clandestinidades, huidas, nuevos países, acentos diferentes, idiomas y costumbres desconocidas, desarraigos. Un itinerario del exilio y del desexilio en la mirada de chicos y chicas que acompañarona sus padres en el peregrinaje a lugares que garantizaran la vida. Apenas eso. Y después, a poco de asomarse a un universo que les era natural, que los cobijaba, el regreso. La vuelta. La mayoría volvió a un país donde los militares todavía mandaban, aun entre las sombras. Reconocían -los que habían nacido aquí, no quienes tenían meses al huir o nacieron allá- los vericuetos de un habla que era el de sus padres, tíos y abuelos. Los que habían sobrevivido.
Y nunca fue para ellos el exilio dorado, y menos el regreso con gloria. Tironeos en las entrañas, llantos reprimidos o liberados, una nueva construcción para asomarse a este otro universo que no era tan natural pero era el suyo. O se hizo suyo con el tiempo.
Hay una especie de apropiación de la tierra del exilio que, para estos hijos e hijas, que ya superan las cuatro décadas de vida, nunca deja de regustar en la garganta ni en la mirada. Es el sabor de las comidas y el color y las formas del paisaje que añoran. La música que los acunó y las palabras con que cantaban. Los mitos y las leyendas que los protegieron de intemperies cuyos padres también temieron. Basta ya de incertidumbres, basta de olvidos, basta de clausuras. El exilio terminó, el regreso inauguró un mundo por descubrir.
Este libro es el resultado de un proyecto de investigación denominado “Identidades, exilio y democracia en Argentina: análisis de casos de la segunda generación de exiliados argentinos de la última dictadura militar”, que estuvo dirigido por Cristina García Vázquez, docente de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue. Participaron en su elaboración especialistas en estudios interdisciplinarios sobre la política de memoria, verdad y justicia. El núcleo testimonial está en las entrevistas a trece hijos e hijas de exiliados que relataron sus experiencias de retorno al país en un juego pendular de exilio-insilio, arraigo-desarraigo y de sus experiencias en sus lugares de destino cuando sus padres salieron del país: México, Suecia, Bélgica, España y Alemania.
García Vázquez sostiene que esta generación también fue exiliada y, al cabo de la investigación, se pudieron determinar tres categorías: hijos e hijas que se identifican como exiliados, otros como hijos de exiliados y otros como hijos del exilio. De esta manera se los puede ubicar como sujetos históricos que construyen y contribuyen a la edificación de una memoria colectiva.
El equipo de investigación entrevistó a 13 hijos de personas exiliadas que presentan “la esencia narrativa de cada trayectoria exiliar”, y al mismo tiempo realizó dieciséis entrevistas a la primera generación de exiliados que, en su mayoría, viven en la ciudad de Neuquén.
Cristina B. García Vázquez (dir.): Liberando memorias. Sobre exilios y desexilios. Relatos de hijos desde la Norpatagonia, ilustrado por Cristina Vega; prólogo de Soledad Lastra. Coautores: Pablo Scatizza; Francisco Camino Vela; Gabriel Rafart; Melina Schierloh; Joaquín Celedón Miglioranza; Jonas Kalmbach. Relatos: Telma Osorio Villa; Santiago López Luro; Ivalú Obeid; Galia y Lautaro Labrín Kallmann; Citlali Vilte Chávez; Jordi Aguiar Burgos; Laura, Marta y Paula Genga Bottinelli. General Roca, Río Negro, Publifadecs, 2022.
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