El pasado 22 de febrero se cumplieron 5 años del doble femicidio ocurrido en Las Ovejas donde Carina Apablaza y su hija Valentina fueron asesinadas por Lorenzo Muñoz, ex pareja de Carina. Llamativamente, y a pesar del inmenso operativo que se montó, el homicida apareció muerto 23 días después, a pocos metros del lugar donde se produjo el salvaje crimen.

Con motivo de este nuevo aniversario se hicieron recordatorios y actividades en la citada localidad del norte neuquino en la que participaron vecinas y vecinos, docentes, artistas locales y colectivas feministas, Violetamentede Las Ovejas y Las Peludasde Chos Malal, organizaciones que hace varios años vienen trabajando en perspectiva de género y promoviendo políticas públicas en contra de las violencias de género y de una justicia patriarcal.

Si bien los medios periodísticos recordaron la fecha y reflejaron el doloroso sentir que todavía provocan la muerte de Carina y Valentina, ninguno de ellos resaltó el insistente pedido de la familia por justicia completa y por el total esclarecimiento del luctuoso suceso.

El entonces fiscal Ricardo Videla fue destituido y el juez civil Carlos Choco suspendido en virtud del pésimo desempeño, pero aún siguen impunes las actuaciones del fiscal general de la provincia, José Gerez, y de la fiscal Sandra González Taboada, responsables de la investigación, del deplorable operativo llevado a cabo por las fuerzas de seguridad y de no haber tomado los recaudos necesarios para evitar el doble femicidio.

Frente a este maltrato por parte del gobierno y de la justicia neuquina, Miguel Apablaza, hermano de Carina, realizó una presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el objeto de que este organismo continúe investigando los incumplimientos denunciados por la familia, debido a que:

“no se han mostrado avances en cuanto a la prevención de violencia hacia las mujeres. Al contrario, las cifras han aumentado y, la falta de información y el dificultoso acceso a la justicia sigue siendo un problema para las víctimas de violencia de género. Asimismo en particular nosotros como familiares hemos quedado atravesados por la violencia que sufrimos por parte del Estado provincial en el que aún desconfiamos. Como expusimos en nuestro escrito de denuncia nunca nos explicaron por qué se realizaron 19 días de búsqueda cuando el cuerpo de Lorenzo Muñoz estaba a metros del lugar de los hechos. Nos quedaron muchas preguntas sin responder respecto de la investigación del femicidio de Carina y Valentina”.

También agregó que han pasado “cinco años de lucha, marchas, pidiendo que no vuelva a pasar, jury a los inoperantes ¿para qué? Si siguen en lo mismo”.

En efecto, en el año 2021 se registraron en Argentina 231 víctimas directas de femicidios. Uno cada 38 horas. Neuquén fue una de las 11 provincias cuya tasa de femicidios directos, cada 100.000 mujeres, fue el mayor al promedio nacional. Además, más de 10 mil mujeres solicitaron asistencia por situaciones de violencia de género y se registraron alrededor de 22 mil intervenciones.

Cabe destacar que en lo que va del año 2023 ya son 4 los femicidios que se perpetraron en la provincia de Neuquén.

Por lo tanto es un imperativo que la lucha contra la violencia de género sea realmente una prioridad y una política de Estado que contemple presupuestos acordes y medidas eficaces e integrales para que el gobierno y la justicia sean accesibles y lleguen a tiempo.

Llama poderosamente la atención que un tema tan sensible y preocupante para la población neuquina prácticamente no forme parte de la agenda política de una dirigencia, en campaña proselitista, que todavía no asumió el compromiso de tomar de una vez por todas cartas en el asunto.

“Todavía no encontramos paz”,dice Miguel. “Cuando me enteré del femicidio de Norma Morales y el de su hija, Luz de los Milagros, se me vino el mundo abajo. Es como volver a vivir aquel 22 de febrero de 2018”.

Es que la violencia de género tiene memoria. Una memoria que se expresa en el dolor, pero que al mismo tiempo irrumpe en el presente como un testimonio, como una acción colectiva que no se doblega y que lucha incansablemente para exigir verdad y justicia.