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24/12/2022

Economía Política (V)

El capitalismo financiero

El capitalismo financiero | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En esta quinta entrega, el autor explica que el problema con la actividad financiera es que si bien resulta útil como facilitador del proceso productivo, no genera excedente económico, sino que participa del excedente creado por la producción.

Humberto Zambon

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La crisis de los años ’70 originó un nuevo escenario económico mundial. En primer lugar, el aumento descomunal del precio del petróleo cortó en las economías occidente un extenso período de crecimiento para dar lugar a uno nuevo, de estancamiento económico acompañado de inflación (“estanflación”) y generó una traslación de riqueza monetaria en favor de los países productores de petróleo, que en gran parte volvió a los bancos occidentales para su inversión especulativa. Se inició un período de elevada liquidez y disminución de la tasa de interés.

Las grandes empresas trasnacionales vieron caer su tasa de ganancia. Para recuperarla se recurrió a:

1-Deslocalización de las inversiones productivas. Para bajar costos procuraron invertir en países donde regía una menor regulación ambiental y donde los salarios eran mucho menores. Así comenzaron las maquiladoras en la frontera norte de México y luego los países europeos del este fueron los principales destinos de la inversión, para finalizar en el este asiático, especialmente en China, donde, debido el tipo de cambio, el costo salarial en dólares era muy bajo; además, la inversión allí permitía el acceso a un enorme mercado en expansión y al que ingresar mediante exportaciones era muy difícil.

2-Destinando parte del excedente económico a la especulación financiera y no a la acumulación productiva. La importancia creciente de los gerentes financieros en las empresas, en lugar de los gerentes de producción, son una clara manifestación de la época.

El problema es que la actividad financiera, que es útil e imprescindible como facilitador de un proceso productivo, no genera excedente económico, sino que participa del excedente creado por la producción. Como aproximadamente el 50% de las utilidades fueron invertidas productivamente en distintas partes del mundo y el otro 50% destinado a la especulación financiera, la inversión, y con ella, la tasa del crecimiento de la economía mundial, se redujo aproximadamente a la mitad de lo que fue el período anterior.

Pero los ejecutivos, para conservar sus cargos, deben asegurar la mayor tasa de ganancia posible; por eso, a la ganancia proveniente de la producción, en este período se suma lo que David Harvey denomina “acumulación por desposesión”: las grandes empresas y cadenas de distribución aprovechan su poder de mercado para apoderarse del excedente de los productores primarios, pagando el menor precio posible por sus productos, y también de los trabajadores, no pagándoles nada del aumento de productividad, la desregulación del trabajo, la “ terciarización” de actividades y de sectores enteros de la producción y el recorte o eliminación de leyes sociales (mal llamada “flexibilización laboral”). También convirtiendo bienes públicos, por ello gratuitos, en mercaderías pagadas, como viene ocurriendo con la educación, salud, seguridad, sistema de jubilación, etc.

Es la implementación del neoliberalismo como ideología dominante.

Esta etapa del capitalismo requiere una modificación del esquema simplificado que venimos utilizando. Al destino de las ganancias es necesario agregar los fondos destinados a la especulación financiera que, en parte, conforman un sector llamado de casino (como la especulación al alza o baja del precio de bienes o monedas , donde el pago real es sólo por la diferencia entre lo pactado y el precio real) que es un juego de suma cero entre fondos especulativos, y, en la mayor parte, financian el crecimiento del consumo necesario por el aumento de la producción, en reemplazo del incremento del ingreso salarial que se vuelve inexistente, en créditos a empresas para la inversión productiva y a la actividad estatal, especialmente para subsidiar empresas, salvar bancos y empresas ante una crisis y dar subsidios y planes sociales, como los fondos a desocupados. También para afrontar situaciones críticas, como fue la reciente epidemia del Covid.

El esquema (para una economía cerrada, sin comercio externo) queda así:

Es decir, los fondos dedicados a la especulación financiera se dedican a financiar el consumo (implica endeudamiento de las familias), inversiones (endeudamiento empresarial) y actividades del estado (deuda pública). Hay que recordar que el financiamiento, lo mismo que las demás variables que aparecen en el gráfico, son flujos medibles en el tiempo (por ejemplo, un año) mientras que las deudas son stocks; con flujos de financiación positivos, el endeudamiento total es creciente en el tiempo.

Según el FMI, la deuda mundial total en 2020 equivalía a 2,56 veces el PBI mundial, con una deuda pública del 99% del PBI, las empresas con el 98% y los hogares con el 58% (total 256% del PBI). Hay que meditar en lo que esto significa: por cada cien pesos que se producen en el mundo, en bienes y servicios, existe un stock de deuda de 256 pesos. Parece claramente impagable.

En realidad, se trata de un endeudamiento creciente, tipo Ponzii (los intereses se van pagando con nueva deuda), creando un globo que se sigue inflando y que en algún momento termina por estallar. A este endeudamiento creciente se suma la inestabilidad propia del sistema financiero. La teoría económica enseña que cuando sube el precio de un bien aumentan la cantidad de bienes ofrecidos y bajan las demandadas del mismo, por lo que el precio del bien tiende a bajar; es decir, las fuerzas del mercado tienden a un equilibrio estable. Pero en el mercado financiero ocurre lo contrario: por ejemplo, cuando el precio de una acción o bono crece, aumenta la cantidad de interesados en invertir financieramente en ellos, en busca de ganancias; el aumento de precio genera, al revés de lo que ocurre en los mercados normales, un aumento de la demanda y mayor aumento de precio. Viceversa, cuando el precio baja los inversores tratan de vender para no quedas “enganchados”, con lo que aumenta la cantidad ofrecida y la tendencia a la baja del precio.

Se generan así las burbujas especulativas (“punto com” de principios de siglo, de la “crisis de las hipotecas” del 2008, etc.) de las que se sale con intervención estatal, mayor endeudamiento público y, en paralelo, destrucción de riqueza financiera.

A mediano o largo plazo, ese sistema se torna inviable. Si no hay un cambio del modo de producción, con una distribución más equitativa, no se puede descartar que marchemos hacia una crisis global de la economía.

 

i Inmigrante italiano que en los años ’20, en Estados Unidos, montó un sistema financiero en el que recibía depósitos a alto interés, interés que pagaba con nuevos depósitos, creando así una deuda similar a la bola de nieve que cae por la ladera de la montaña, cada vez más grande, hasta que estalla.

29/07/2016

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