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Columnistas
23/10/2022

Decime si exagero

“Para mí el Futuro es el tiempo más poético de todos”

“Para mí el Futuro es el tiempo más poético de todos” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Se estrena en Neuquén “Retratos del futuro” la inclasificable e impactante última película de Virna Molina, activista y realizadora audiovisual. Conversamos con ella sobre su film: ¿es éste una distopía o una utopía? Quizás lo conteste durante la nota, quizás no. Van a tener que pasar a averiguarlo...

Fernando Barraza

[email protected]

 

Lo que te da terror te define mejor,

no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé

volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,

que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él”

 

GABO FERRO

 

 

Si esto fuera una mesa de pitching para intentar venderle a una distribuidora la última película de Virna Molina la cosa se pondría complicada: ¿es este producto audiovisual que estamos presentando hoy en esta mesa de negocios un documental, una ficción poética, un diario íntimo, un ensayo sociológico, un ejercicio de retrospección o un tour de force que busca desenmarañar la confusa alienación individualista en la que nos estamos sumiendo sin chistar demasiado? Caramba...

Es todo eso y a la vez. Puede que a la industria la desconcierte. Ahora: ¿vos estás preparadx para sentarte a ver una película así? Bien vale la pena que lo intentes.

“Retratos del futuro” es el film que Virna Molina produjo en pandemia, cuando se encontraba filmando un documental sobre la lucha de las y los delegados del subte y las restricciones sanitarias en torno al coronavirus la encerraron, como a cada unx de nocotrxs en todo el planeta.

Aquellos días nos aplastaron como a hojas secas dentro de un libro y de aquellos meses de encierro sanitario hicimos lo que pudimos. Volaron esquirlas por todos lados: lo colectivo (lo político, por que no) se pulverizó, la virtualidad fue un reinado que invitaba a mirarse el ombligo. En ese contexto: ¿qué se podía esperar de una militante del ojo mecánico como Virna, encerrada como todxs, pero con todas las herramientas de post producción de siempre a disposición sino un film inquietante? Bien, podía esperarse eso mismo que terminó dándonos: su film más inquietante.

Virna Molina junto a su co-equiper y compañero de la vida, Ernesto Ardito, son los autores responsables de un puñado de películas y miniseries que ya se llevaron más de 70 premios nacionales e internacionales. Su primer largometraje “Raymundo”, el año que viene cumple 20 años y es el documental más premiado de la historia del cine argentino. Todo esto lo construyeron sin dejar de recorrer un camino de militancia activa por la ampliación de los derechos de las y los trabajadores audiovisuales. En un mar de cimbronazos neoliberales dentro de la industria y atravesando por épocas de desmemoria y de memoria, el matrimonio aprendió a volcar en sus films todas las certezas y las dudas que se podían volcar sobre cada uno de los temas que trataban. Ese fue uno de los hilos conductores de su obra ¡Y en este film llega el doctorado!

La vulnerabilidad que se nos impregnó, como personas y también como sociedades, fue enorme. En pandemia pudimos avizorar la transitoriedad de la existencia más allá de la lluvia de megabytes de la que está preñada nuestra sociedad actualmente. Con esa fragilidad a flor de piel podíamos hacer maratones de Netflix o preguntarnos y replantearnos algunas cosas y -por qué no- salir a compartir ese maremoto de dudas y apuntes sobre el existir.

Pues bien, como para no complicar más el asunto, bien vale decir que la película de Molina es eso: una serie de conceptos compartidos en voz alta. De un panorama distópico, una serie de consideraciones. Pues hay que agradecer que lo haya hecho y le haya puesto la alta dosis de belleza que le puso. Hay un anclaje estético en el film que nos retrotrae a clásicos como “La Jetée” de Chris Marker (la escena final del aeropuerto es la más pura Jetée), e inclusive contiene referencias ponderativas del “Metrópolis” de Fritz Lang, pero nada de eso alcanza a teñir demasiado el lenguaje narrativo bien propio de esta pareja que ya puede reclamar el reconocimiento de un estilo inconfundible que lleva su propia marca.

Lo cierto es que el tiempo de la acción tras el aislamiento social obligatorio llegó y se hizo carne y, una vez terminado el film y lanzado a todos los circuitos semipresenciales o directamente virtuales que tuvo el cine de post-pandemia, la película encontró muy buena repercusión en festivales y -fiel a su espíritu inclasificable- pasó triunfante por secciones tan excéntricas como la especial “The Future Tense” del International Documentary Film Festival de Amsterdam, o la sección “ Post reality” del Thessaloniki Documentary Film Festival de Grecia; o entró en competencia en el “It’s all true Documentary International film Festival” de Brasil. A una gema bella en su opacidad cautivante bien le han sentado estas secciones festivaleras un tanto extraordinarias.

El público neuquino y valletano tendrá la oportunidad de vivir la experiencia de ver el film en sala, siendo el acto colectivo del cine y la oportunidad de la pantalla gigante sumamente auspiciosa para disfrutar de este trabajo. Máxime teniendo en cuenta que la autora estará presente en cada presentación para poder charlar al término de las funciones con el público presente.

Nosotros tuvimos la oportunidad de conversar con Virna antes de su llegada a la zona y es un verdadero placer compartir esta charla con ustedes:

Va Con Firma: Nos hemos tomado el tiempo de leer algunas críticas sobre su película. En algunas se sugiere que es demasiado nítido el discurso ideológico sobre el que está articulado el guion, en otras casi que la acusan por eso, como queriendo anular el potencial del film. ¿Cómo le cae ese punto de vista, que le dice una lectura de ese tipo?

La película articula un recorrido de pensamiento. Es dinámica, crítica, busca cuestionarse a sí misma. Discurso ideológico me suena siempre a panfleto político y eso es exactamente todo lo que desarticulé en “Retratos del Futuro” para tratar de ir más profundo, a lugares incómodos, no seguros. La película se aleja de las formas estéticas aceptadas como "correctas" para el documental y eso quizás molesta mucho, pero no se dice. Entonces se habla de discurso ideológico, pero en verdad se quiere desacreditar la forma narrativa y estética que plantea el film. Hay una autocensura que opera muy fuerte en el mundo del cine. Hay estilos, formas, modos que se vuelven tendencias y pueden llegar a ser muy asfixiantes, si tu mirada no coincide con esos parámetros. Por suerte existen –al menos todavía-, miradas diversas y no toda la crítica es así., lo mismo pasa con el circuito de festivales, hay lugares que reivindican lo diverso como esencia fundante del festival y eso es lo mejor que le puede pasar al cine.

Va Con Firma: En un principio usted pergeñaba una película, la de les trabajadores del subte y de repente tuvo que hacer otra película ¿Finalmente le quedó esa segunda película que planeó cuando tuvieron que retimonear el proyecto? ¿Cuántas veces volvió a cambiar de forma en el camino?

Yo quería construir un relato colectivo sobre el Futuro, que tenía como línea principal la historia de la lucha del subte y en particular hacía eje en la mirada de las mujeres metrodelegadas. Lo que me pasó con la pandemia, es que no pude seguir profundizando en las historias de ellxs como protagonistas y tuve que colocar mi vida como hoja de ruta para narrar muchos conflictos. Estos eran a la vez tremendamente privados, y no sé si me hubiera animado a contarlos si era sobre la vida de tercerxs. Pero narrar desde esa perspectiva tan íntima, era lo único que me daba un fresco real de lo que era la pandemia y dimensionaba lo que estábamos atravesando como colectivo humano. Es decir, usar la narración personal para poder entender procesos políticos que nos atravesaron a millones, en distintas partes del mundo.

Creo que el diálogo entre la película que iba a ser en la idea original y la película que estaba construyendo en la mesa de montaje, me permitió trabajar sobre la idea del tiempo futuro como una construcción dinámica, en permanente transformación. La película plantea que todo puede cambiar de un momento a otro, tiene coordenadas bien trazadas que son nuestro pasado, pero construye esa idea de incertidumbre, y a la vez poesía, que tiene el tiempo futuro. Porque para mí el Futuro, es el tiempo más poético de todos.

Va Con Firma: Descontando que el film tardó en encontrar su forma final ¿padeció un poco su factura o fue motivador tener un caballo así de salvaje enfrente?

La incertidumbre fue un motor liberador. Nada era certero en ese momento, ni siquiera la garantía de nuestra existencia, entonces traté de romper con esto de la autocensura y avanzar hacia lugares incómodos, que a la vez me parecían los lugares correctos hacia los que tenía que ir el film. Lo que sufrí fue no trabajar con Ernesto. Es decir, después de casi veinte años de codirigir juntos, sentí la soledad de pensar todo el proceso de la dirección sin el ida y vuelta que te permite que dos cabezas estén pensando un todo. Fue traumático a nivel emocional, pero encontré mis propias herramientas para avanzar. Y como en todo proceso traumático, lo que no te mata te fortalece, así que en el balance fue una experiencia muy interesante a nivel cinematográfico y humano también.

Va Con Firma: Muchas personas están entusiasmadas en encontrar "las enseñanzas" que dejó la pandemia ¿Se siente usted en condiciones de hacer algo parecido a eso?

Yo creo que es necesario hablar, hablar mucho de lo que nos pasó en la pandemia. Expresarlo de las formas que podamos, pero sacarlo afuera. Porque fue un proceso doloroso. Y aunque no nos guste, de alguna manera planteó una imagen de futuro posible, espantoso pero posible. Y todo eso no debe cerrarse. Ni para sacar conclusiones o enseñanzas, ni para hacerlo un tabú y olvidarlo lo más rápidamente. Creo que la palabra exorciza y sana, como decía Pizarnik, y hay que hacer palabra lo que nos dio miedo.

Va Con Firma: ¿Cómo se sigue después de esta película, tiene planeado ya el próximo trabajo? Cuéntenos sobre eso, ¿quieren producir algo diferente y opuesto o podrían ensayar una suerte de continuación temática de este fillm?

Apenas terminé la película me pasaba que, por ejemplo, iba al supermercado y mi cabeza seguía tirándome texto, analizaba permanentemente todo lo que me estaba pasando de una manera crítica y con cuestiones también de mucho humor ácido. Podría haber escrito la segunda parte de Retratos del Futuro. Pero Retratos también es parte de la pandemia y de un momento coyuntural muy especial, que me llevó a un lugar bastante oscuro de mi persona.

Quiero seguir explorando el cruce entre documental y ficción, trabajando con actores y metiéndome con temas que son tabú, en especial en el cine político, como el amor, el erotismo y la lucha, todo junto y desde un lugar poético, no estrictamente narrativo. Siempre la gente que lucha se los retrata como santos inmaculados y eso le quita dimensión humana. En eso estoy trabajando.

Con Ernesto hemos terminado La bruja de Hitler, nuestra segunda ficción. Filmada en pandemia, en las cercanías de San Carlos de Bariloche, la película tiene una potencia visual y sonora tremenda, y estamos planificando su estreno en salas para 2023. Es una película absolutamente nueva en lo que propone estética y narrativamente, y creo va a impactar muchísimo en el público argentino. Es de esas pelis que no te dan respiro y no podés sacártela de la cabeza, un cine de terror político para disfrutar en salas, no en pantalla chica.

29/07/2016

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