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Panorama Político
29/05/2022

Sin complejos

Sin complejos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: La Mañana Neuquén

En Neuquén, de la mano de una UCR que recuperó peso y protagonismo, Juntos por el Cambio puede consolidar su espacio. Por lo pronto, los candidatos con cierto peso para dirimir candidaturas son mayoritariamente radicales.

Héctor Mauriño

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La UCR se sacude el polvo del revolcón que se pegó durante seis años con el Pro y amaga con retomar la iniciativa. La convención del partido que sesionó el viernes en La Plata, ya advirtió que Juntos por el Cambio sí, pero no más servidumbre con Macri y sus compinches. Tampoco, con impresentables como Milei. Ahora de lo que se trata es de imponer un candidato a presidente radical. No hay ni la más pálida autocrítica por haber ayudado a endeudar al país, ni por haber participado del peor espionaje ilegal en democracia, ni por haber recortado los ingresos de los trabajadores. Nada.

No hay vergüenza tampoco por impedir sistemáticamente que el gobierno del Frente de Todos pueda gobernar; por obrar en la práctica como un obstáculo insalvable para la democracia, es que después de todo el Pro es una mutación radical que surgió de la impotencia del partido centenario para convertir su antiperonismo en una propuesta de poder.

En Neuquén, de la mano de una UCR que recuperó peso y protagonismo, Juntos por el Cambio puede consolidar su espacio. Tal vez no le alcance para ganar como ya presumen algunos optimistas, después de todo el MPN nada en la abundancia de billetes gracias a la guerra y a la política hidrocarburífera del gobierno nacional, pero todo indica que en un panorama donde el Frente de Todos no asoma por ningún lado la derecha neuquina apunta a confirmarse como segunda fuerza en la provincia.

Con independencia de lo que ocurre a nivel nacional, el radicalismo neuquino ha dejado los complejos de lado y se ha puesto a revalorizar su experiencia de partido añejo con representación efectiva en todo el territorio, algo que de lo que el Pro carece en absoluto más allá de la audacia de sus dirigentes para montarse sobre la derechización que impacta como un virus criminal en cierta clase media argentina.

Por lo pronto, los candidatos de cierto peso para dirimir candidaturas en una interna de la coalición son mayoritariamente de la UCR. No hay entre las otras fuerzas figuras que cuenten con un grado de aprobación tal entre el electorado de derecha como Pablo Cervi o Juan Peláez.

En las legislativas del año pasado, la UCR neuquina ya se impuso por su propio peso dentro de JxC y obtuvo el segundo puesto. Es cierto que la coalición fue dividida pero no es tan seguro que esta vez, aunque logren ir todos juntos, se convierta de la noche a la mañana en primera fuerza. Las elecciones son todas diferentes y si algo hace la gente es distinguir bien para qué cargos está votando. Es un hecho que entre la clase media del centro hay una zona gris que según lo casos vota UCR-JxC o MPN.

Esta vez la Coalición Cívica Ari irá junto con el resto de sus socios, al parecer si se le garantiza a su candidato el primer lugar en la lista de aspirantes a diputados. Algunos de los que se comen a los políticos crudos a cada rato no son del todo inmunes a las operaciones para dividir a la oposición que inventa Jorge Sapag, el gran crupier del poder en la provincia.

En el Pro hay de todo, pero ninguna baraja fuerte. Leticia Esteves, que se referencia en el intendente porteño Horacio Rodríguez Larreta; Schlereth y Sánchez, que se ubican bajo el ala gurka de Bullrich-Macri, y ahora también, parece, el empresario Jorge Taylor, ex diputado del Frepaso y radical devenido Pro, que hizo trinar a Jorge Sobisch con una cámara oculta cuando el ex gobernador quería imponer a sus amigos en el Tribunal Superior de Justicia.

Estaría también, justamente, Sobisch, que acaba de entrar por la ventana de JxC de la mano de Pichetto y su agónico partidito. La vez pasada fue la UCR la que vetó el ingreso del fallido candidato presidencial del Movimiento de las Provincias Unidas. Pero esta vez la UCR mira para otro lado porque piensa que no hay peligro, que el candidato saldrá de una interna de los partidos que integran la coalición y habrá un solo aspirante por fuerza.

Difícil en tales condiciones, con un solo partido territorial y sin “dedo”, ni “candidato natural”, ni pacto con el Diablo como la vez pasada en Gualeguaychú, que la UCR no logre salirse con la suya.

29/07/2016

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