Columnistas
01/05/2022

Buenas noticias y no tan buenas…

¿Declina la pandemia?..., ¿ya todo está en calma?

¿Declina la pandemia?..., ¿ya todo está en calma? | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Daniel Esteban Manoukian *

La semana del 23 al 30 de abril ha sido designada por la OPS como la de la Vacunación en las Américas y encuentra a la región con algunas buenas noticias, tal como lo consigna Ariel Goldman en su portal sobre economía de la salud.

La primera de ellas es que según refiere la Directora de la OPS, Carissa Etienne,”las vacunas COVID-19 funcionan y son muy seguras”. Efectivamente, luego de tantos mensajes contradictorios que han hecho dudar a muchas personas sobre la utilidad y seguridad de las vacunas, después de 16 meses de iniciada la campaña de vacunación contra el Covid-19, hay sobradas evidencias para afirmar, no solamente la seguridad, sino también la efectividad de las vacunas.

En este último sentido, resulta muy elocuente el cuadro elaborado por Goldman en base a información suministrada por el Ministerio de Salud de la Nación. Obsérvese como en el contexto de la ola más intensa de la pandemia, la tasa de mortalidad por Covid-19 fue en los primeros tres meses del presente año fue sensiblemente inferior en la población vacunada con una, y sobre todo, con dos o más dosis.

Tasa de mortalidad expresada en casos por millón de habitantes, según grupo etario y estado de vacunación. Argentina, enero-marzo de 2022

Ariel Mario Goldman

Disponible en en este link

 

La OPS ha informado asimismo que “14 países y territorios de la región ya han alcanzado el objetivo de la OMS de vacunar al 70% de su población antes del 30 de junio, y que otros ocho países han alcanzado una cobertura superior al 60%”.

Más de dos tercios de la población de América Latina y el Caribe ya han recibido dos dosis de la vacuna contra la COVID-19. En Argentina se aplicaron casi 100 millones de dosis, se ha vacunado al 81.9% de la población y el 45,3% ya recibió la tercera dosis y se avanza con la aplicación de la cuarta dosis.

Por su parte, las muertes por Covid-19 se han reducido en forma notoria en las últimas semanas. En abril el promedio es de 15,48 muertos por día, mientras que en marzo el promedio fue de 60,23 muertos por día.

Sin embargo, no todas son buenas noticias en la semana de la vacunación. La misma OPS da cuenta de que “en el Caribe, menos del 30% de la población ha recibido el esquema primario completo en Haití, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía, y en América Latina, Guatemala, Guyana y Paraguay aún no han alcanzado el 50% de cobertura”.

Aunque el suministro de vacunas COVID-19 es suficiente para satisfacer la demanda de toda América, para ayudar a cerrar las brechas, es necesaria asistencia técnica y logística, así como brindar apoyo a la planificación y la comunicación de las campañas de vacunación. Goldman menciona: “otra vez la falta de recursos expone a los países más vulnerables”, es decir, la pandemia aparece como otra evidencia de la injusticia en la distribución de recursos, lo que genera inequidades intolerables cuando lo que está en juego es la vida misma.

Pero además, en este caso no solamente las poblaciones más vulnerables están expuestas, también aquellas que se suponen ya inmunes al SARS-CoV2, ya que la falta de vacunación de grandes grupos poblacionales genera condiciones propicias para la aparición de nuevas variantes y por lo tanto, nuevas olas de contagios acompañadas de potenciales internaciones y muertes en todo el globo, ya que siempre está latente la irrupción de variantes más agresivas del mismo virus.

Algunos comentarios para el debate

La pandemia no terminó, es cierto. Como lo señala Goldman, aunque resulten alentadores los números nacionales, aún “debemos impulsar a que todos se vacunen, y mantener la distancia social, los ambientes ventilados y los barbijos en lugares cerrados. Existe el riesgo de nuevos brotes (olas) y nuevas mutaciones de virus” (1).

Pero como ocurre luego de una catástrofe, y lo generado por esta pandemia lo fue en muchos sentidos, el desafío es afrontar una doble batalla. Por un lado, la reparación de los daños causados, y por otro, dar cuenta de la fragilidad del sistema de salud que la pandemia empezó a develar pero que aún falta mostrar al conjunto de la sociedad en su completa dimensión de desigualdad y por lo tanto, de profunda injusticia.

Las tareas de reparación imponen desafíos en distintos frentes. En lo relacionado con el trabajo, la producción y la distribución del ingreso quizás esté el principal reto de la hora. La definición de un modelo de país, siempre ligado a vertebrar una política económica sustentable, que propicie en el corto plazo el cuidado de los sectores más postergados y en el largo plazo un horizonte de justa distribución ligada a la producción y el trabajo con sentido federal y respeto a la relación armónica con el ambiente, está sin dudas, la clave para aportar a la construcción de un pueblo cada día más sano.

Pero también en lo inmediato y en lo relacionado con el propio sector de la salud, aparecen retos que deben asumirse sin demora. Entre ellos recuperar las mejores tradiciones del trabajo en el primer nivel de atención volviendo a poner la salud comunitaria y el vínculo directo entre el equipo de salud y los ciudadanos en el centro de la escena. Mucho de lo conocido se olvidó y mucho de lo que estaba pendiente sigue sin resolverse. “Mientras trabajábamos arduamente para proteger a nuestras poblaciones contra la COVID-19, nuestros programas de inmunización de rutina se vieron gravemente afectados”, afirmó la doctora Etienne durante el lanzamiento de la 20° Semana de Vacunación en las Américas, en Roseau, Dominica. “Pero incluso antes de que la COVID-19 paralizara el mundo, la cobertura de vacunas de rutina había caído por debajo de niveles óptimos”, manifestó (2).

Reparar en este caso implica ni más ni menos que ir al encuentro de los problemas de salud y del cuidado primario, acompañando a las familias. Requiere poner a disposición, en forma efectiva, los recursos disponibles en el campo y en la ciudad, facilitando el acceso, aprovechando la experiencia acumulada en la pandemia, incorporando nuevas formas de acompañar el ciclo vital de la familia.

Recrear organizaciones sanitarias basadas en la estrategia de la Atención Primaria de la Salud implica decisiones de la macrogestión ministerial interviniendo, direccionando, coordinando e invirtiendo en forma inteligente en salud. También se necesitan conducciones en los efectores de salud con una mirada amplia y con decisiones firmes para articular y coordinar los recursos, para dar cuenta del desafío de no dejar a nadie sin atención oportuna y calificada. Y por su puesto en la microgestión, ahí donde se produce el encuentro entre el ciudadano (sujeto de derechos) y el trabajador de salud, se dirime la verdadera dimensión del compromiso con la salud colectiva. En el trato amable, la contención, la escucha y en fin, en el ejercer el valor más importante del servidor público, la empatía.

Pero no alcanza con actitudes aisladas, es necesario repensar el sistema de salud, como aquel conjunto organizado que las sociedades deciden vertebrar para aportar a la resolución de sus problemas de salud.

Respecto de la debilidad del sistema de salud argentino, quizás no hace falta repetir que la fragmentación del sistema de salud argentino es la madre de todas las causas, de su pobre rendimiento y de la inequidad en el acceso al derecho a la salud. Sin embargo, este tema todavía no forma parte de la agenda pública.

No alcanza con ese único enunciado y con el debate en ámbitos sectoriales. La pandemia puso en evidencia que resulta imprescindible coordinar esfuerzos en favor de la salud, y que pare ello se impone repensar y revisar el sistema de salud, pero ya no solo como una tarea para expertos, sino como una construcción colectiva.

Se requiere sin dudas, recrear un sistema de salud equitativo y solidario, esto es una forma de organizarse donde cada uno aporte de acuerdo a sus capacidades (riqueza/ingresos) y en el que todos pueden ejercer su derecho a la salud en forma igualitaria (3).

Discutir en forma participativa el sistema de salud que deseamos requiere en primer lugar una nueva convocatoria que surja como resultado de una demanda colectiva. Luego habrá que decidir a quienes convocar concretamente a la mesa de discusión donde deberán abordarse temas tales como: los alcances del sistema de salud y el modelo de atención; el gobierno y la gobernanza del sistema, el rol de los niveles nacionales, provinciales y municipales; el financiamiento y el manejo de los fondos congregados desde distintas fuentes, los subsidios cruzados en un sistema integrado con subsectores que no se plantean hacer desaparecer, la distribución de recursos de acuerdo al tamaño poblacional de cada jurisdicción y las peculiaridades de cada uno, la seguridad social y la libre elección de obras sociales, etc.; las nuevas tecnologías sanitarias y de gestión; la formación de recursos humanos dedicados a la salud; solo por mencionar algunos de los ítems de una agenda ineludible.

Está claro, que repensar el sistema de salud y animarse a replantearlo, aun con la idea directriz de integrar lo que hoy hay, sin pretender unificar el sistema, es una tarea compleja. Sin embargo, sostenemos que puede ser progresiva y que en esos avances se pueden generar ejemplos de demostración que abonen el trayecto hacia un sistema más equitativo.

Aprovechar y profundizar experiencias locales tales como el trabajo conjunto entre efectores públicos y privados para la elaboración de guías de práctica clínica o la instalación y puesta en funcionamiento de un centro coordinador de camas de UTI a cargo del Ministerio de Salud, para avanzar hacia objetivos más ambiciosos como la compra conjunta de medicamentos y soluciones parenterales, o la formación de recursos humanos en el pregrado y el post-grado, solo por citar pocos ejemplos, pueden ser algunas de la líneas a desplegar en función de iniciar el tránsito hacia un sistema de salud integrado, equitativo y solidario.

Quizás la pandemia esté declinando, pero no es, ni esperable, ni deseable, que todo esté en calma, ni que el músculo duerma, ni que la pasión descanse. Por el contrario serían augurables tiempos de discusión, de debate y de avance progresivo hacia nuevas y más efectivas formas de organización a favor de la salud colectiva.

 

1- GOLDMAN, Ariel Mario(2022). Las vacunas contra el Covid-19: Tres buenas y una mala noticia”. Disponible en:https://economiaygestiondelasalud.finance.blog/2022/04/23/vacunas-covid-buenas-mala-notica/

2- OPS (2022).Directora de OPS insta a cerrar brechas de inmunización para todas las vacunas, incluidas las de COVID-19”.Parte de prensa de la OPS del 25 de abril de 2022. Disponible en: https://www.paho.org/es/noticias/25-4-2022-directora-ops-insta-cerrar-brechas-inmunizacion-para-todas-vacunas-incluidas.

3 - ROVERE, Mario(2021). “Derecho a la Salud y Sistemas Integrados. Lecciones de la Pandemia”.Revista Debate Público, Reflexión del Trabajo Social – Año 11 – N° 21.

 



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]