Columnistas
01/05/2022

Decime si exagero

El cine de mi barrio ya me mostró la escena...

El cine de mi barrio ya me mostró la escena... | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Entrevistamos a Pablo Tesoriere, uno de los autores del proyecto “Cines porteños, relevamiento patrimonial”, un testimonio audiovisual que muestra en primer plano la fachada de los cines barriales que sobreviven y los que ya no funcionan como tal en la ciudad de Buenos Aires. Es un libro, será un documental, es una web y son redes sociales. Todo eso en un mismo proyecto.

Fernando Barraza

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Hay una realidad imperante, que es la que hace que ciertas acciones culturales y costumbres sociales de las personas se transformen o desaparezcan paulatinamente toda vez que las razones de mercado mueven fichas aniquilantes. Esto que suena a frase apocalíptica es una verdad que se consolida y que nos suele tomar desprevenidos entre tanto ruido tecnológico e hipercomunicación.

Los cines de barrio son uno de los ejemplos más claros de este fenómeno de desaparición cultural paulatina pero letal. Si pensamos, por ejemplo, en la ciudad en la que vive la mayoría de lxs redactorxs de este portal de noticias (Neuquén Capital) podemos decir categóricamente que ya hemos despedido con dejadez colectiva -y de esto ya han pasado más de 20 años- a tres de las cuatro salas de cine que supimos tener antes de que llegaran las cadenas de Shopping.

El Cine Belgrano, magnífico edificio del Bajo Neuquino, superlativo punto de encuentro de la clase trabajadora en matinés, rondas y noches plagadas de pelis de aventura y acción hoy es un estacionamiento pragmáticamente útil y arquitectónicamente -amerita el término barrial en esta ocasión- pedorro. Ese fue el primer deceso cultural para anotar en este bingo de postmodernización.

El segundo y el tercer cine vienen juntos: las Salas Quimey I y Quimey II, abiertas y cerradas en la misma ola neoliberal, la menemista/delaruísta, que nacieron para alegría de una comunidad y murieron en el silencio más pregnante, terminaron transformándose en iglesias protestantes, pequeños malls de liquidaciones de ropa cheta y -ahora, como en una suerte de final distinto- en una sala de conciertos, lo que no está para nada mal teniendo en cuenta que no hay casi ninguna en la ciudad. Pero como cine, que es lo que nos importa en esta nota: murieron solas, sin ningún apoyo circundante.

Distinto es el caso del cine Teatro Español, que se salvó del rayo neoliberal disfrazado de progreso por gestión de la asociación titular del inmueble y una decisión política afortunada, pero por sobre todo por algo que sería bueno destacar en esta nota: se salvó porque la gente no quería quedarse sin el Español. No perdamos de vista este detalle, porque es importantísimo para leer la nota que viene a continuación: las personas pueden (¡deben!) mover el amperímetro para que el sonido de la protesta valedera haga retroceder intereses comerciales inmobiliarios y desarrollos empresariales hegemonizantes. Y si es por una causa como la de no cerrar una sala de cine, la épica es doble.

Un cine cerrado es muchísimo más que “un negocio en quiebra”. Un cine cerrado es el final de un camino, de un suceso cultural, social, como todo buen suceso. Y es también el fin de una oportunidad de ser mejores personas y mejores comunidades. Puede sonar exagerado, pero pensalo un rato nomás y si tenés edad suficiente como para recordar, ponete a pensar como el cine te cambió la vida cuando eras chicx, cuando fuiste adolescente y de grande. Pensá en esa ceremonia colectiva que te llevó a indentificarte con otras personas como un todo y que te llevó a valorizar culturalmente el edificio en el que entrabas y te sumergías en el mundo de fantasía total que es la película dentro de la sala. Ahora comparala con el mall, las chiquicientas salas y la rutina de entrar en un shopping en el que la ida al cine es lo aleatorio. Es más, ahora compará aquellas experiencias en viejas salas de cine con prender la máquina o el smart y sentarte a ver en la soledad de un micromundo una película en un antes y un después de la pantalla negra apagada (el black mirro, bah) ¿Ha visto?, dirían las abuelas: es una situación objetiva... muere la sala de cine, muere una forma de la cultura.

Ahora sí, pasemos al proyecto de nuestro invitado de hoy

El tipo que busca tesoros

Te voy a presentar a Pablo Tesoriere. Vas a leer una síntesis que lo describe que es muy pero muy impactante. Lee:

Nació en 1979 en la provincia de Buenos Aires, pero vive en CABA. Es realizador integral especializado en trabajos con archivos audiovisuales y fotográficos y Fotógrafo Fine Art. Director de Cine (Universidad del Cine, 2001). Es profesor con orientación en Dirección de Cine (Universidad del Cine, 2005). Tiene una Diplomatura en Restauración Audiovisual (FILO, 2018. Trabajo final: Los Derechos Humanos como Política de Estado. Restauración y Conservación de archivos audiovisuales en el Archivo Nacional de la Memoria). También tiene un Posgrado en Fotografía y Ciencias Sociales (UBA, 2019). Ha participado del Programa de Restauración Digital (UNSAM, 2019). Es profesor de la Universidad de Palermo en el Área de Diseño Textil y de Indumentaria de la Facultad de Diseño y Comunicación. Desde el 2010 dicta talleres de cine y fotografía documental, haciendo hincapié en la conservación y restauración del material trabajado, combinando teoría con práctica.

Fuera de la docencia, y ya como realizador, se lo puede contar como fundador de la Productora Audiovisual Bagual Films. Director y Productor de documentales estrenados en salas comerciales y festivales de cine nacionales e internacionales. Obtuvo los premios Cóndor de Plata y Argentores por sus piezas audiovisuales y expuso sus fotografías en el Congreso de la Nación, galerías nacionales e internacionales (en exposiciones individuales y colectivas). Sus muestras fotográficas son consideradas instalaciones combinando usos creativos de archivo con material propio audiovisual y fotográfico. Tiene una especialidad en Found Footage (archivos encontrados).

Y si todo esto, encolumnado como en un gran CV, te ha parecido un poco abrumador, también te puedo contar que es una persona sumamente sencilla, y que se lo puede contar desde otra perspectiva, como lo hace su “socia artística” en el Alto Valle, la cantautora Monique Fernández, con quien ha trabajado hermosas piezas audiovisuales (video clips) del álbum “Bilocada”. A Monique le pedí que por favor lo defina a Pablo desde otro lugar no tan descriptivo de su profesionalismo. Y esto me dijo, mirá:

 

Pablo Tesoriere es, desde mi perspectiva personal, un ser artista que hace honor a su apellido: un tesoro.

 

Lo conocí gracias a su obra, que lo precedía, alguien que se había dedicado por ejemplo, a investigar y hacer ficción con la vida y trágica muerte de Eugenia Cambaceres a través de un cortometraje histórico y poético del que sólo conocía el tráiler.

 

Busqué a Pablo en las redes y sí, una tarde me dejó en un lugar convenido dos de sus obras como regalo, que dieron inicio a nuestra relación de amistad, de trabajo conjunto y afinidad en las ideas: “Ya no hay sombras, Rufina Cambaceres” y “Puerta 12”. A partir de ahí floreció un mutuo sentimiento de respeto y cariño, y yo pude empezar a entender esta mente compleja y de un caudal creativo extraordinario. Pablo es un fotógrafo apasionado, un investigador de técnicas fotográficas antiguas, un restaurador de archivos meticuloso, un lector desenfrenado, un melómano, un cineasta exquisito y además de todo eso, un amigo fiel y honesto.

 

Pero además, su Arte tiene puestos los “ojos” (físicos y de los otros), en ideales sublimes y está enteramente al servicio de ellos: los Derechos Humanos, la discriminación en cualquiera de sus formas, la impunidad, la injusticia, el dolor de les actores sociales que han sido despojados de su libertad y sus derechos, la comunidad LGBTQ+. Todos esos actos están filmados, fotografiados, danzados, cantados, archivados, habitando sus obras de mil modos diferentes y siempre exhibidos y mostrados a través del filtro del Arte, que los hace entonces más asequibles y observables a partir a veces, del espanto que generan por su inhumanidad y su crueldad.

 

Pablo es una fuente inagotable de creación, los cuerpos humanos danzan en sus obras, a veces por la sola belleza de sus movimientos y su perfección. A veces, porque esos cuerpos explican realidades que, otra vez, pudieran ser intolerables. Pablo toma esas realidades, las filtra en su mente, las rearma como si fueran rompecabezas y nos las devuelve convertidas en belleza, pero si negar su oscuridad. Porque la obra de Pablo Tesoriere es una obra de constante denuncia. He tenido el honor de trabajar con él y fue él quien aportó esa dimensión social a veces, de ternura que ni yo misma veía, a mi música. Pablo tiene llaves que maneja con destreza, conocimiento y amor por el Otro. Y yo nunca dejaré de agradecer a la vida haber conocido a mi amigo/ tesoro”.

 

Clarísima ¿verdad? Bueno, ahora que lo conocés un poco más, es tiempo de pasar al que -por ahora- es el último proyecto de Pablo: el gran relevamiento fotográfico de los cines de Buenos Aires, ese que nos llevó a entrevistarlo.

 

El tipo que fotografía cines

El proyecto “Cines Porteños” es una investigación y relevamiento que realizaron Pablo y la fotógrafa Laura Gómez Gauna para reunir imágenes de las fachadas de cines ubicados en las 15 comunas de la Ciudad de Buenos Aires.

Dicen ellos, sin exagerar un ápice, que “(...) este patrimonio arquitectónico es de los más ricos de la región de América Latina,de las 300 salas que albergó en otras décadas se conocen sólo 65 en funcionamiento” por lo que buscan contribuir con este trabajo a la localización y salvaguarda de un material de referencia tanto para un público especializado como para la comunidad toda.

El proyecto tambaleó durante la pandemia, pero a pesar de esto -y a veces contra esto, pues cerraron más salas- todo siguió su camino planteado y hoy es una realidad. Pero es mejor que nos cuente cosas al respecto él mismo, porque lo entrevistamos para que este informe sea verdaderamente completo...

Va Con Firma: Hablanos por favor de la génesis del proyecto ¿en qué momento nació?

Nos conocimos con Laura Gómez Gauna haciendo la DIPRA (Diplomatura de Restauración Audiovisual) en el 2019 auspiciada por el INCAA (Instituto de Cine) y la UBA. Ambos compartíamos nuestra pasión por salvaguardar nuestro patrimonio audiovisual y fotográfico.

Estábamos y seguimos preocupados por la situación de los cines tanto en Argentina como en todo el mundo. La desaparición del “cine de barrio”. Esos lugares donde la gente se encontraba, y a su vez, como espacio de reservorio cultural y social. Esto nos impulsó a presentar el proyecto a Mecenazgo (Gobierno de la Ciudad) para obtener un subsidio y llevar a cabo el mismo.

En el medio nos agarró la pandemia y el proyecto estuvo parado dos años. Pudimos retornar el proyecto a fines del 2021. La pandemia había terminado de destruir nuestros cines de barrio, estando cerrados por dos años los pocos que quedaban.

Va Con Firma: contanos un poco sobre Laura, tu socia en esta aventura

Laura Gómez Gauna es restauradora y conservadora especializado en material audiovisual y fotográfico. Viene hace mucho tiempo investigando sobre la situación tanto de nuestro patrimonio cinematográfico y fotográfico como de nuestro patrimonio arquitectónico.

Laboralmente nos complementamos muy bien y tenemos pensado seguir ampliando este proyecto en un documental audiovisual.

Va Con Firma: ¿Considerás que el trabajo que hicieron tiene un destino signado? ¿qué les gustaría que pase con este libro?

El proyecto tiene un doble objetivo. Generar conciencia en las nuevas generaciones y por otro lado, hacer entender que el cine es patrimonio cultural y no puede ser considerado sólo un mero negocio. Las políticas neoliberales de los 90s y el capitalismo en general terminaron de destruir los cines de barrio. Esta la web, esta el libro y luego va a estar el documental. Los tres medios buscan hacer un llamado de atención sobre las pocas políticas patrimoniales (casi nulas) que tenemos en nuestro país.

Va Con Firma: Hay una página web y un canal de YouTube del proyecto ¿que otras formas tiene la propuesta además de estas?

Tenemos una página de Facebook y un Instagram pero además tenemos pensado, como te dije anteriormente, desarrollar un largometraje documental.

Va Con Firma: Contanos la devolución más extraña del libro que hayas recibido por alguien que lo haya visto o leído

El libro salió hace apenas unas semanas. El proyecto genera mucha melancolía y recuerdos. Hace poco nos hicieron una nota en FM La Patriada y la gente siguió todo el programa contando sobre como iba a los cines de barrio en todo el país y como fueron desapareciendo los mismos. El cine tiene eso: es una melancolía viva. Una película nos recuerda familiares, amigos, encuentros…

Muchos se sorprenden al ver el estado de los cines… Lugares emblemáticos abandonados hace mucho tiempo. Ni bien publicamos la noticia de que el libro ya estaba disponible, hubo demandas tanto de Argentina como de Latinoamérica, ya que es un tema que nos incumbe a nivel mundial.

Va Con Firma: ¿Nunca pensaste que estamos muy cerca de que los cines desaparezcan como lugar de encuentro comunitario? ¿O estaríamos exagerando?...

No, no exageras. Es lo que opinamos con Laura. Los cines son espacios de encuentros comunitarios y de recepción cultural. Lamentablemente no hay políticas culturales que resguarden y respeten estos espacios. Esto hace que sólo se vea el cine como un negocio y que el capitalismo haga que un cine se transforme por ejemplo en un supermercado o en una iglesia universal.

Va Con Firma: La pregunta anterior lleva a otra pregunta ¿Qué tiene de bueno que sigan existiendo los cines?

Un poco te lo fui respondiendo en preguntas anteriores. Es nuestro patrimonio cultural y social. Y además es nuestro patrimonio arquitectónico. Muchos cines fueron derrumbados y se transformaron en edificios, estacionamientos, supermercados… Políticas neoliberales.

Va Con Firma Sería interesante cuales son tus cinco salas de cine favoritas en Buenos Aires

El Cine Aconcagua (abandonado), el Cine Teatro 25 de Mayo (rescatado por los propios vecinos de Villa Urquiza), el Cine Grand Splendid (hoy librería), el Cine Taricco (abandonado, de mi barrio actual en Paternal) y el Cine Devoto (hoy estacionamiento, primer cine donde se proyectó una película sonora)

Va Con Firma: Si pudieras abrir un cine ¿como sería, donde quedaría?

Reabriría el Cine Aconcagua. Proyectaría películas nacionales independientes priorizando a los trabajadores de nuestro cine que no suelen tener espacios donde mostrar sus proyectos y por otro lado, películas internacionales de festivales de cine que nunca llegan a nuestro país. Contaría con mecenas que les interese recuperar estos espacios, logrando que la entrada sea gratuita y que el espacio sea un encuentro para toda la comunidad.

Va Con Firma: Contanos que más estas haciendo y que más querés hacer ¿algun otro proyecto con Laura?

Con Laura vamos a hacer un documental sobre este proyecto. Por otro lado, tengo otro proyecto con una colega: Paula Guillardoy, titulado “El álbum de familia en el Río de la Plata”, proyecto de investigación fotográfica para armar un álbum de familia representativo de la Ciudad de Buenos Aires de fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Es un ensayo fotográfico que sirve de contrapunto a las fotografías antiguas, de modo tal que se genere un diálogo entre el pasado y el presente enriqueciendo el Patrimonio Cultural de nuestra ciudad. Las fotografías devienen en testimonio atesorando historias familiares. Imagen y palabra integran un álbum disponible no sólo en internet para todo el mundo sino también en un futuro libro impreso, como fuente de la historia con documentos de segunda generación accesibles al investigador y a todo aquel que quiera acercarse a la historia de la vida en nuestra ciudad. Este proyecto incluye también una web pronto a salir en estos días y un libro a desarrollarse este 2022. Aunque ya tiene instagram, por si quieren entrar a ver

Finalmente y cerrando esta entrevista, saludar con un fuerte abrazo de esperanza a quienes -como Pablo- consideran que aun estamos a tiempo para volver a poner en valor rituales culturales empujados a la extinción y decirte que si querés hacerte de una copia física de este increíble libro, tenes que contactar con él mismo a través de las redes oficiales que mencionó en esta nota o escribirle un correo a [email protected]. Es todo por hoy amigas y amigos de esta sección: ¡aguante la experiencia colectiva del cine, aguante todo!

29/07/2016

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