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09/04/2022

El Buen Samaritano: “El prójimo es el que se vuelve más cercano”

El Buen Samaritano: “El prójimo es el que se vuelve más cercano” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Como lo enseña la parábola bíblica, el prójimo no siempre es el más cercano. Ese alguien que ayuda a otro sin pedir o esperar nada a cambio.

Antonio Arias

El Buen Samaritano siempre me pareció un buen tipo. Alguien que ayuda a otro sin pedir o esperar nada a cambio. Altruismo puro y concentrado. Me resulta difícil imaginar un rostro del Buen Samaritano, pero a fuerza de búsquedas me parece que debe haber sido alguien muy relajado y con mucha bondad en el alma. Y una persona buena de alma no vive tensionada o circunspecta; su sonrisa debe haber sido cálida y considerada; sus gestos amables y su mirada profunda, como buscando el alma de su interlocutor.

Me gusta tanto este personaje bíblico que pongo en práctica el simple propósito de hacer por lo menos una obra por día como tributo a él. Y cuando eso ocurre, me digo a mí mismo; “esto es digno del Buen Samaritano!!”.

En realidad, no curo las heridas de nadie ni llevo a casa a las personas castigadas por bandidos. Simplemente mis ofrendas son más elementales; responder a algún o alguna desorientado por la ubicación de un lugar en mi ciudad; ayudar a un ciego a cruzar la calle (fueron pocas veces, pero me ha tocado); evacuar cualquier tipo de consultas que requieren una orientación; ayudar y explicar a quienes lo necesitan; ponerse en el lugar del otro; comprar rifas o bonos solidarios. Por ejemplo, hace unos días ayudé a una señora que depositó su humanidad en la vereda de calle Elordi, junto a un olmo viejo que levantó la vereda a pocos metros de Santiago del Estero. Al sentir el golpe, crucé la calle, me acerqué a la señora, recogí algunos objetos como el barbijo y otros y al preguntarle si estaba bien y si necesitaba ayuda, la mujer respondió en forma suave que no era necesario porque “había caído bien”. Son gestos pequeños que no salvan a nadie, pero que guardan esa impronta con sello original de Buen Samaritano.

En el relato bíblico de Lucas, alguien le pregunta a Jesús“quién es mi prójimo?”. Jesús, como tantas veces, responde con una parábola: “Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó en el camino es asaltado por bandidos que le quitan todo, lo lastiman y dejan herido a un costado del camino. Pasó un sacerdote, lo vio y siguió de largo. Al rato pasa un levita perteneciente a una de las doce tribus de Israel. También siguió de largo, sin socorrerlo. Sin embargo, un samaritano que pasaba por ahí, se conmovió, lo ayudó, curó sus heridas, le dio vino, aceite y lo llevó a un alojamiento hasta que se curara. Jesús preguntó, de las tres personas que pasaron por ese camino, “cuál fue el prójimo?”

Juan Villoro, periodista y escritor mexicano contemporáneo, en la novela “La tierra de la gran promesa” le da una vuelta de tuerca a la parábola de Jesús. Según Villoro hay que sumar detalles a la parábola y agrega; “lo más importante es el gentilicio que lo define; proviene de Samaria”. Explica que el hombre, el Buen Samaritano, se encuentra en la carretera que comunica Jerusalén con Jericó pero no es de ninguna de las dos ciudades. Samaria está lejos de allí y no forma parte de esa ruta. Entonces se trata de un extranjero. “El prójimo no es el más cercano, es el que se vuelve más cercano”, concluye Villoro.

29/07/2016

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