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Columnistas
02/04/2022

Es la política…

La lucha que encabeza Siprosapune, una asociación pionera que siempre contó con un alto nivel profesional y humano, es a todas luces genuina. Sin embargo, sus legítimos reclamos se deberían canalizar desde adentro del gremio y no por fuera del mismo como se ha hecho hasta el momento.

Luciano Inchaurregui *

En marzo de 2004, el entonces gobernador de la provincia de Neuquén, Jorge Omar Sobisch, en los actos por el aniversario de la ciudad de Zapala, expresó: “Tenemos tan buen servicio de salud en la provincia de Neuquén que a los privados les cuesta competir y debemos revertir esa situación”.(no es textual). Toda una definición. Toda una opción política. 

Como parte de esos festejos el gobernador inauguró y puso en funcionamiento el tomógrafo de una clínica privada. Pasaron los años y hoy la ciudad de Zapala cuenta con resonadores y tomógrafos en diferentes centros de salud, pero ninguno en el hospital público; a pesar que siempre se bregó para que esta localidad sea receptora de las derivaciones cordilleranas, tanto de la zona sur como de la región norte.

Este no es el único ejemplo de cómo en los últimos años el Estado neuquino fue vaciando y desfinanciando el sistema público de salud. La comunidad de San Martín de los Andes todavía espera la finalización de las obras del nuevo hospital. Paradójicamente, la clínica Chapelco presta servicios en la localidad desde hace unos años e incluso recientemente lo hizo como centro de recepción Covid de la zona sur de la provincia y zonas aledañas. Una clínica que durante la gestión de Jorge Sapag, recibió prestamos por un monto que alcanzó, en aquél momento, los 3 millones de pesos.

Otro caso es el de Buta Ranquil donde se abrió una sala de internación provisoria hasta tanto se construya la segunda etapa, aún pendiente, del nuevo hospital público de la localidad.

Además, ¿Cuantas veces escuchamos hablar del Hospital Norpatagónico? Es llamativo cómo cada tanto se desempolvan proyectos y promesas de plazos y licitaciones de una obra que se sigue postergando y que constituye una pieza clave para la atención de una amplia franja poblacional del Alto valle de Río Negro y Neuquén. Algo similar a lo que ocurre, en otro orden, con los reiterados anuncios de la tan mentada represa Chihuidos.

Todas estas falencias o cuestiones sin resolver, la mayoría de ellas de larga data, recobran vigencia año tras año y en cada elección interna del partido provincial o en las instancias electorales provinciales o nacionales. Se repiten casi tantas veces como el Compre Neuquino o la reconversión productiva de la provincia.

La pandemia en Neuquén no sólo dejó en evidencia el franco deterioro del sistema de salud de la provincia sino que volvió a poner en discusión las grandes demandas de los trabajadores del sector que se expresaron contundentemente en la histórica huelga que encabezaron los autodenominados Elefantes.

Quien hoy considere que el fortalecimiento del Sistema Público de Salud pasa principalmente por la aprobación de una carrera sanitaria, por la dedicación exclusiva o por el mejoramiento de las condiciones salariales, se equivoca.

La gran mayoría de lxs que vinimos a la provincia en los años ´70 y ‘80 no lo hicimos atraídos por el sueldo. Lo hicimos porque existía un sistema de salud público de excelencia dispuesto a planificar, a formar recursos humanos y a enfrentar eficazmente los problemas vinculados con la salud y la enfermedad.

Hoy lxs jóvenes profesionales quieren trabajar menos horas, no quieren hacer residencias y no están dispuestos a realizar guardias de 24hs. Entiéndase bien: No se trata de descalificarlos ni mucho menos de plantear la cuestión como un problema generacional, pero es evidente que ha cambiado un paradigma. Que estamos en otro escenario de expectativas y que las autoridades sanitarias hace tiempo debieron haber contemplado. Es una tarea pendiente para sociólogos, antropólogos y sanitaristas que deben estudiar esta cuestión en profundidad. Un problema que por otra parte no es patrimonio exclusivo de la provincia de Neuquén, pero que es necesario abordar para comprender y dimensionar las nuevas realidades y actuar en consecuencia.

La lucha que encabeza Siprosapune, una asociación pionera que siempre contó con un alto nivel profesional y humano, es a todas luces genuina. Sin embargo, sus legítimos reclamos se deberían canalizar desde adentro del gremio y no por fuera del mismo como se ha hecho hasta el momento.

El verdadero adversario no es ATE, independiente de su cuestionable sociedad con el oficialismo provincial. Por otra parte, nadie puede ignorar que es un gremio que elige sus autoridades a través del voto de sus afiliados y toma sus resoluciones a través de sus órganos estatutarios. La lucha hay que darla en ese ámbito. De lo contrario, seguimos fragmentando el sistema de salud.

El incumplimiento del acuerdo sellado para dictar una ley que defina la carrera sanitaria es un claro llamado de atención de la nula intención del gobierno provincial de discutir, de cara a la sociedad, un nuevo sistema de salud.

Muchos de los intentos valiosos que se promovieron hasta el momento para volver a recuperar el sentido social y humanitario del sistema de salud, inclusive algunos impulsados por quienes no comulgan con el partido provincial, terminaron siendo funcionales al mantenimiento del estado de cosas que se pretende transformar.

Llegó la hora de entender que el problema es político y que el desafío que nos queda por delante es construir un nuevo rumbo, amplio, participativo y solidario, que vuelva a recuperar los postulados que hicieron grande al sistema de salud público de Neuquén.

 

Chos Malal, 15/03/22



(*) Médico de Familia, MP 1802, Chos Malal. Ex delegado de PAMI en Neuquén.
29/07/2016

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