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09/12/2021

La renuncia al amor del progresismo

La renuncia al amor del progresismo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El corrimiento de las sociedades del mundo hacia la derecha política, quizás ocurra por no aceptar las limitaciones del progresismo en satisfacer las carencias del hombre de a pie que le impone el mismo sistema.

Osvaldo Pellin

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Lo inexplicable exalta la imaginación, por eso esta mención del absurdo acontecimiento en que los pobres votan por candidatos de la derecha. 

Este corrimiento de las sociedades del mundo hacia la derecha política, quizás ocurra por no aceptar las limitaciones del progresismo en satisfacer las carencias del hombre de a pie que le impone el mismo sistema.

Por ello, como un amante traicionado, no cree más en el amor y se vuelca a trasnochar y al alcohol a sabiendas de que esa conducta va en contra de su salud psíquica y física. Sabe bien que la derecha no lo va a defraudar por promesas que no puede cumplir porque puede que no se las formule siquiera, sabe que la derecha estará en contra de lo poco que le resta defender o aspirar y en contra de los derechos adquiridos laboriosamente a través de varias generaciones.

En el fondo es un renunciamiento a la esperanza porque eso de cambiar de esquina para esperar progresar y ponerse en espera de lo tenebroso, incluso del saqueo de sus derechos, es intentar una especie de suicidio para que su desgracia se la cargue el progresismo que lo defraudó y que fue el amor de su vida.

Ocurre que es el progresismo el que vive limitado por imposiciones que no le son propias, por aquello de la correlación de fuerzas donde se ve en minusvalía.

Este relato bien puede ser una metáfora que justifique por qué los civiles del mundo votan conscientemente a la derecha, conociendo sus habituales ultrajes hacia los más necesitados. Sabiendo que en su currículum hay abundantes crímenes, espionajes, saqueos y usuras, de los que ese mismo hombre seguramente va a terminar siendo víctima.

Como ya no se puede ser conservador a secas, porque el dique de contención del cambio que imponía en otro tiempo ha colapsado y ahora el muro que se ha levantado de apuro, en su reemplazo, es el neoliberalismo. Los conservadores que nunca fueron benignos, hoy se solazan porque sus hijos, los nuevos, yuppies, los han superado y se han animado a tomar la posta renunciando a los escrúpulos y a la ética pequeño burguesa, que imponían sus códigos de apariencia humana.

Ese ser defraudado que ya no cree en el amor se dispone a colocar su cuello en la guillotina y vota para eso a sus verdugos. Tan conocidos, como expertos en la materia. En vez de proseguir la lucha de sus ancestros por mayores alcances de justicia social, renuncia a la lucha y se transforma en un soplón de los patrones o en un lumpen sin redención posible.

Lo más lamentable es que quizás sus hijos, al revés de lo que ocurre con los hijos de los conservadores, se alinean detrás de algún mistificador solventado por quienes gobiernan impunemente el mundo, engrosando de ese modo el número de militantes de la derecha, incluidos en esa parte de la misma en la que hay que poner todo sin sacar nada, ni siquiera sin ser reconocido.

29/07/2016

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