-?
 
 
 
Columnistas
05/12/2021

Los inicios de la derecha política del MPN. Algunas evocaciones

Los inicios de la derecha política del MPN. Algunas evocaciones | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El autor pasa revista a las inclinaciones derechistas en el interior del MPN. “No resulta fácil para un gobierno de distrito sostener su identidad política difiriendo con la corriente prevaleciente a nivel nacional”, razona.

Osvaldo Pellin

[email protected]

La muerte del soldado Carrasco fue un hito en el acercamiento de Sobisch al entonces presidente Menem, que desarrollaba una política neoliberal, con privatizaciones, libertad financiera, endeudamiento y atraso cambiario. 

En busca de información y consejo, respecto de ese crimen de enorme repercusión pública, el entonces gobernador viajó a Buenos Aires en audiencia pactada de antemano y, finalmente, el presidente lo recibió en Olivos.

No conocemos el entramado de la reunión, pero es evidente que la versión que hasta entonces se difundió era la versión oficial, consistente en que un oficial midiendo la vulnerabilidad de Carrasco, descargó sobre él puñetazos en el pecho, que debieron producirle una larga agonía, y la muerte. Después las versiones que se difundieron, ya sin amparo oficial, hablaron también de otros protagonistas y otras circunstancias. 

Recuerdo que Sobisch volvió aliviado después de haber emprendido aquel viaje, que le dejó como subproducto una relación que lo acercó con entusiasmo a Menem.

Supongo que encontró allí la guía política que necesitaba para apartarse del “progresismo” con cuyo discurso cursó todo el proceso preelectoral y los primeros meses de su gestión.

Creo que esperaba que su “progresismo” le brindara un apoyo de las otras fuerzas políticas por considerarse merecedor del mismo luego del triunfo electoral en la interna del MPN. No obtuvo ese apoyo de la “inteligentzia” neuquina ni de los medios de prensa.

Quizás por esa circunstancia, su acercamiento a Menem por otro motivo que los políticos partidarios, le ofreció un contenido más afín con su propio pensamiento, también acunado en un resentimiento manifiesto al ninguneo recibido. 

Antes de lo anterior, de momento descartamos la primera etapa de la dictadura de 1976 conducida en Neuquén por Martínez Waldner, abiertamente represiva. Aunque la segunda etapa, a partir de 1978, ya en manos del general Trimarco, marcó un acercamiento del MPN con algunos sectores del Ejército, que había estado presente en la designación en el ministerio de Harguindeguy de funcionarios que habían pertenecido al partido. Esa vinculación incluía, además, desde la designación de Trimarco, hasta la conformación de su gabinete y gran parte del programa desarrollista llevado a cabo.

El argumento de este acercamiento no fue otro que el de intentar proteger a la provincia del aislamiento y de la avanzada criminal de la dictadura. Creo que muchos acordaron que era razonable.

Estaba vigente Felipe Sapag en 1995 que trabajosamente y contra circunstancias adversas económicamente, trataba de recomponer en el seno del partido esas inclinaciones, que ya no eran fáciles de ocultar. 

La vuelta de Sobisch a la gobernación acentuó el malestar con los gremios estatales de la administración pública y la educación, y definió más claramente las posiciones políticas, hasta implosionar en el homicidio del maestro Carlos Fuentealba, en plena  huelga de los maestros. 

Había trascendido que la orden emanada de la gobernación era desbloquear, costara lo que costara, por parte de la policía, la zona de Arroyitos sobre la ruta nacional 22, adonde iría a confluir el turismo de Semana Santa hacia el sur de la provincia.

El desenlace dejó como saldo un maestro muerto y una tensión social en aumento. Las manifestaciones contra el gobierno pidiendo justicia, radicalizaron aún más las posiciones y no creo exagerar si digo que el perjuicio político alcanzó a todo el MPN, además de la persona del gobernador que aparecía como el principal responsable político del crimen.

No resulta fácil para un gobierno de distrito sostener su identidad política difiriendo con la corriente prevaleciente a nivel nacional. Quizás por eso y otras razones, el juego del partido provincial oscilando entre actuar representando su propia identidad y las influencias emanadas de los sucesivos gobiernos centrales, terminó volcándose a especulaciones con la única arma política a su alcance: el eventual apoyo legislativo, a medidas que muchas veces quedaron en ser retribuidas con más recursos pero no lo fueron.

Así lo menos conveniente para un gobierno provincial es enfrentarse al gobierno central y contribuir a su fracaso. Ni su ideología ni su poder alcanzan para hacer prevalecer a la provincia sobre la Nación. Por eso, la provincia debe moderar esa tentación de no alinearse, si sabe de antemano que tiene asegurado los votos del electorado de su distrito.

Quedan expresadas, entonces, las dificultades estructurales de un partido de distrito como el MPN para aportar su propia identidad en el concierto nacional y pesar más allá de la calidad de su gestión y lo que pueda aportar legislativamente.  

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]