01/12/2021

Aguafuertes del Nuevo Mundo

Sobre fantasmas, malestares y melones

Sobre fantasmas, malestares y melones | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La ultraderecha sobrevuela fantasmagórica en varios países. Una sensación de malestar en la sociedad, que tiene diversas causas, en Argentina se ve reforzada por la potente inoculación mediática, y hay críticas doloridas hacia el gobierno por parte de personas que lo votaron y lo siguen votando.

Ricardo Haye *

Es 1848. Marx y Engels terminan de darle forma a un Manifiesto que se va a publicar en Londres y que arranca con aquella frase que el tiempo hizo célebre: «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo».

A más de 170 años de esa edición que debía servir de base programática para una organización obrera internacional: la Liga Comunista, provoca cierta sorpresa otro sobrevuelo fantasmagórico, que ya no es el del comunismo, sino el de la ultraderecha.

¿Por qué asombro, si ya hubo brotes de esta enfermedad de la conciencia? ¿Por qué llama la atención este regreso fantasmal, que ya visitó a la humanidad antes?

Pues precisamente por eso. Porque la humanidad ya sabe de qué se trata. Y por eso algunas personas dudan entre dos afirmaciones: “no tenemos memoria”, o “no tenemos remedio”.

Muchos integrantes de nuestra sociedad creen fervientemente que no debemos volver al pasado y, sin embargo, igualmente esa aparición espectral se renueva con alguna frecuencia, algo que favorece la potente inoculación mediática que a diario refuerza la sensación de malestar.

Cuando Freud escribe su ensayo “El malestar en la cultura”produce uno de los textos críticos más destacados del siglo 20 en el ámbito de las ciencias sociales. El médico austríaco quería contrastar los impulsos psíquicos personales y las restricciones que les imponen la sociedad y la cultura del momento.

Hoy, como siempre, ese malestar social y cultural suele tener causas diversas, pero hay entre ellas una muy poderosa y es la que generan las expectativas frustradas o bloqueadas de una porción muy importante de la ciudadanía que ve pasar los ciclos y observa que la historia tiende a repetirse. Ya lo había avisado Hegel y Marx lo retomó para agregarle que“se le olvidó añadir que la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”. Algunas veces incluso sucede que“la repetición a modo de farsa resulta más terrorífica que la tragedia original”.

La experiencia de los caídos del sistema a comienzos de este siglo, ¿será superada por la que sufren ahora los que se desmoronan de la pirámide social? Los que vivieron alguno o varios de los procesos inflacionarios descontrolados de nuestro país, ¿sienten que están viviendo otra escalada inverosímil de los precios? Los que fueron desempleados antes y consiguieron algún empleo más o menos estable o tan siquiera una changa, ¿temen estar a las puertas de otra expulsión del mercado laboral?

Si fuera así, solo cabe comprender sus aprehensiones. Hay jefes y jefas de familia preocupados porque son el exclusivo sostén de un grupo casi desfalleciente. ¿Y quién puede reprocharles su inquietud?

No tiene sentido enojarse con ellos. La irritación, en todo caso, tiene que dirigirse hacia los factores del poder real que manipulan la economía, distorsionan precios, jaquean instituciones, influyen sobre la justicia (u operan desde ella), controlan las comunicaciones y limitan el acceso a la información veraz.

“Ante semejantes enemigos, la moderación fracasa”, sostiene un colega respetado, al que la ofuscación le brota por los poros. Detrás de esa frase categórica, se adivina una crítica dolorida a cierta blandura del gobierno al que votó y al que, pese a todo, sigue dándole apoyo crítico. Es dable suponer que no está solo en esa actitud; que su enojo expresa las sensaciones y sentimientos de muchos.

La lista de preguntas subsecuentes comienza con la duda de si el oficialismo será capaz de torcer el rumbo a veces blandengue y manso que trajo en sus dos años iniciales de gobierno o si, en cambio, para complacer a la bestia impiadosa del poder fáctico elegirá recostarse en políticas antipopulares que provoquen mayor malestar. Los otros interrogantes se refieren a la destreza con la que maniobrará en las futuras relaciones con socios y opositores y su capacidad para sostener en el tiempo la confluencia de sus figuras protagónicas (Alberto Fernández, Cristina Fernández, Sergio Masa) y algunos satélites menores. Mientras en el flanco oficialista genera alguna expectativa el comportamiento de varios gobernadores, en la principal oposición también se vislumbra un tiempo de realineamientos en los que las tensiones no estarán ausentes, particularmente las que provengan de las influencias de ese extremismo de derecha rampante.

Quedan otros dos años para cosechar respuestas, pero los primeros frutos comenzarán a avizorarse en los meses iniciales del año entrante. Allí comienza otra etapa del viaje en el que tradicionalmente se acomodan los melones.



(*) Docente e investigador del Instituto Universitario Patagónico de las Artes.
29/07/2016

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