23/11/2021

Una militancia renovada

Una militancia renovada | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En las movilizaciones a Plaza de Mayo sigue predominando la clase trabajadora. Muchos son jóvenes muy consientes de sus pretensiones políticas. El peronismo demuestra que su opción por la razón política es su camino, sin renunciar a sus postulados de justicia social ni de soberanía política.

Osvaldo Pellin

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Parece claro que la composición social de la militancia peronista, sobre todo de los que concurren a las convocatorias en la Plaza de Mayo, ha cambiado.

No me refiero meramente a la extracción social de la masa de concurrentes, que sigue siendo predominantemente de clase trabajadora. Me refiero a la calidad cultural de muchos de sus protagonistas: jóvenes, que se expresan con menos apasionamiento pero que son muy conscientes de sus pretensiones políticas. Esa mayor claridad en su imagen no representa un renunciamiento a los principios originales del peronismo, todo lo contrario, lo que simboliza el cambio es su ratificación.

En los 70, como preámbulo a lo que ocurriera posteriormente, la movilización de la masa se sentía amenazante. La presencia cercana del general Perón afirmaba el sentido de pertenencia al movimiento, que lo fortalecía y se expresaba con desbordante euforia y unanimidad. Ahora, a cualquiera que se interrogue allí apelará a la democracia como un valor, hará oír su análisis por la delicada situación económica que se atraviesa, pero está ahí, en lo que podríamos llamar, “su fiesta”, dando un testimonio de lealtad al movimiento de pertenencia y cincelando sus declaraciones con plausible prudencia.

En cambio la derecha tal como se expusiera en los últimos tiempos, sobre todo después de haber sido desalojados del poder político, no ha dejado de mostrarse hostil, tiñendo de agresividad muchos de sus gestos simbólicos: quema de barbijos en la plaza pública, agresión a periodistas, colocación de féretros con nombres en plena plaza, cánticos e inscripciones notoriamente amenazantes contra dirigentes no afines con sus ideas.

La hostilidad entonces es patrimonio de la derecha, como si la barbarie hubiese cambiado de lado, suponiendo que alguna vez haya estado en otra parte. Los representantes que se decían pertenecer a la civilización han sido copados por manifestaciones abiertamente violentas, que podríamos llamar bárbaras, de las que, viendo cómo lo festejan y avalan algunos de sus personajes, está claro que se sienten orgullosos.

El peronismo ha demostrado en este tiempo que su opción por la razón política es su camino, sin renunciar a sus postulados de justicia social ni de soberanía política.

En tiempos que se presumían revolucionarios el peronismo respondió creyendo muchos de sus dirigentes en un destino de cambio profundo en las estructuras institucionales del país, por lo que pagó un elevado precio y sin resultados positivos.

En tiempos democráticos este gran movimiento de masas respalda sus principios, sabe esperar en los contrastes y celebra y legitima sus logros.

29/07/2016

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