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21/11/2021

Colonialismo y soberanía

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El 20 de noviembre de 1845 las tropas de Buenos Aires intentaron inútilmente bloquear el acceso de la flota extranjera por el río Paraná. En la batalla de la “Vuelta de Obligado” no se pudo evitar el bloqueo, que duraría hasta 1848; pero aun así, ni el antirosismo ni los comerciantes extranjeros lograron lo que esperaban.

María Beatriz Gentile *

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Lograda la emancipación de España y Portugal, los países de América Latina ya no estuvieron sometidos al dominio de un imperio formal; sin embargo, el entusiasmo de comerciantes y funcionarios europeos por obtener acceso a las rutas del oro y la plata americana -ahora despejadas-, condicionó su trayectoria como Estados independientes.

La región se convirtió en un área de interés económico y relevancia estratégica sometida a reglas de intervención no escritas, donde el lobby comercial y la llamada ‘política de las cañoneras’ terminaron respaldando el unilaterialismo discrecional de las potencias europeas.

En el caso de Gran Bretaña, su actividad intervencionista se incrementó después de 1825. La mediación interesada en la guerra entre Argentina y Brasil, que resultó en la creación del Uruguay en 1828; las acciones agresivas de colonos y diplomáticos que buscaron dominar y convertir en protectorado a la costa de la Mosquitía en Nicaragua; y la invasión a las islas Malvinas en el Atlántico Sur en 1833, bajo el interés de controlar el acceso al Pacifico vía Estrecho de Magallanes, fueron claras manifestaciones de ello.

Francia por su parte, además de sus dominios en las Antillas, expresaría su preferencia por elcomercio en el Rio de la Plata y el territorio mexicano.Su intervención buscaba conseguir privilegios económicos, mediante el uso de acciones desestabilizadoras y de intromisión en las recién formadas Repúblicas

En 1838 la escuadra francesa cerraba el acceso al comercio de Buenos Aires y bloqueaba los puertos fluviales de la Confederación Argentina. La acción extranjera ilusionaba a los opositores al gobierno de Juan Manuel de Rosas con un posible triunfo sobre sus fuerzas, pero en dos años fracasaba el intento y el Tratado Mackau- Arana ponía fin al bloqueo y a esta primera aventura.

México, por su parte, acababa de terminar la guerra de Texas (1836) con Estados Unidos y debía enfrentar ahora la beligerancia francesa que a los dos años bloqueaba con buques de guerra los puertos mercantes y abría fuego contra Veracruz. La guerra culminaría en 1839 con el reconocimiento de una indemnización para Francia, pero el rechazo a sus pretensiones de ser nación favorecida en el comercio interior

A partir de 1840el sistema colonial británico con base en el monopolio comercial y protección del mercado imperial, ya no se sostuvo. En los hechos, el comercio con países fuera del Imperio creció más rápidamente que el intercambio dentro de él. La política británica se abrió e inició un proceso de expansión colonial en otros continentes con las anexiones de Nueva Zelanda (1840), Hong Kong (1842) y Labuan en Malasia (1846)

Fue en este contexto que se llevaría a cabo la intervención anglo-francesa en el Río de la Plata durante los años 1845- 1849. Disfrazado de conflicto diplomático y de enfrentamiento con la Banda Oriental del Uruguay, el objetivo era forzar la reapertura de los ríos interiores de la cuenca del Plata, cerrados a la navegación internacional.

El 20 de noviembre de 1845 las tropas de Buenos Aires intentaron inútilmente bloquear el acceso de la flota extranjera por el río Paraná. En la batalla de la “Vuelta de Obligado” no se pudo evitar el bloqueo, que duraría hasta 1848; pero aun así, ni el antirosismo ni los comerciantes extranjeros lograron obtener los resultados que esperaban.

El comercio con Montevideo y Buenos Aires había declinado y los mercados interiores al fin y al cabo eran poco atractivos; las dos mayores potencias de Europa habían arriesgado demasiado por nada.

La credibilidad británica en la región salía dañada y la figura de Juan Manuel de Rosas, por el contrario, fortalecida en relación a la defensa territorial. Aún sin cuestionar los vínculos económicos con Gran Bretaña, defendió eficazmente la independencia política de la región.

En 1850 el primer ministro del Reino Unido, lord Palmerston, escribía: “Estos gobiernos semicivilizados, tales como los de China, Portugal, América Hispánica, requieren un correctivo cada ocho o diez años para llamarlos a orden… A ellos poco les importan las palabras y deben no sólo ver el garrote sino realmente sentirlo sobre sus hombros”

Lamentablemente, 50 años después, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt lo hacía realidad: entre 1901 y 1909 Estados Unidos atentó militarmente contra Nicaragua, República Dominicana, Honduras, México, Venezuela, Cuba, Haití y Colombia.

A esta política exterior se la llamó The big Stick, la política del Gran Garrote.


 



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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