02/11/2021

Democracias rigurosamente vigiladas

Democracias rigurosamente vigiladas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Lo que está ocurriendo con la comunidad mapuche es un claro ejemplo acerca de cómo se pretende aislar y criminalizar a un grupo humano, atribuyéndole nada menos que una conducta terrorista.

Osvaldo Pellin

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La democracia puede ser un enemigo; ¿de quién? se preguntará el lector. No me apresuro en responder para ver si con el lector apuramos los argumentos que justifiquen lo que queremos decir.

Lo que está ocurriendo con la comunidad mapuce en el sur del país es un claro ejemplo con el que se pretende aislar y criminalizar a un grupo humano, atribuyéndole nada menos que una conducta terrorista, cuando los poderosos actores que rechazan sus reclamos los involucran mediante fake news con tener una personalidad terrorista. Además de incendios intencionales que, falsamente les atribuyen, no solo atentan contra la verdad de los hechos sino también van delineando el perfil aludido con el que se quiere confundir y fracturar la relación de los mapuce con las poblaciones en las que conviven con vecinos de variada extracción cultural.

Es una historia repetida desde siempre por la agencia central de inteligencia (CIA) de los EEUU, ya que lo han hecho en interminable cantidad de veces. Y si nos limitamos solo a América latina sus intervenciones armadas, a partir del siglo XIX en el continente, suman más de 300, tendientes todas a subvertir la soberanía política de los pueblos. Hay que agregar que pareciera que ciertos gobiernos locales aprendieron la lección y la repiten con prolijidad y por si acaso, y ante cualquier duda siempre tienen a mano a la poderosa embajada.

De ese modo obtenían como producto democracias rigurosamente vigiladas, como lo son hoy Venezuela y Cuba.

Ahora es el turno de la etnia mapuce, pueblo preexistente en el hoy territorio argentino, víctima de un genocidio mediante el que se los despojara por la fuerza de los territorios ancestrales que ocupaban a fines del siglo XIX.

Hoy los mapuce quieren recuperar parte de aquellos territorios que ocuparon. La solución es política y se han dado pasos para ello, hay hasta leyes al respecto, y en muchas partes se han encontrado acuerdos, mediante el diálogo.

Ahora, simultáneamente con el reclamo mapuce, se evidencia una avanzada de intereses inmobiliarios que pretende convertir la Patagonia en una suma de enclaves económicos y sociales que no traerán beneficios para nuestro país, reservándolos solo para estas mafias que operan desde el extranjero sobre el codiciado territorio mencionado, como lo hacen, por trazar un parangón, con la Amazonia, también en la América latina, lamentablemente, dependiente.

Son sus desmedidas ambiciones y su falta de sensibilidad y visión totalizadora y pacifista la que ha iniciado este conflicto. Una vez más los ricos están aplastando a los pobres, más allá de las razones puestas en juego.

Parece imposible crecer atendiendo la voz de las necesidades del propio pueblo cuando ellos rocen los de las empresas omnipotentes de EEUU. Quedó claro aquello que se difundió a mediados del siglo XX: “Cuando se afectan en cualquier lugar del mundo los intereses de la General Motors, se afecta la seguridad de los EEUU”.

En nuestro país hay claros emergentes de esa actitud censurante en una oposición que sostiene ideas de derecha y se niega a dialogar como lo exige la vida en democracia, cuando corporaciones empresarias fogonea la inflación mediante aumentos desmesurados de precios y se niegan siquiera a considerar la situación que afecta a millones de argentinos.

Son vigilantes de la vida democrática de los pueblos, de su soberanía y de su libertad de atender necesidades perentorias como el hambre y la desocupación, la salud y la educación.

29/07/2016

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