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Columnistas
31/10/2021

Idas y vueltas

Idas y vueltas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La derecha brasileña, que conspiró para pulverizar al gobierno del PT y persiguió hasta encarcelar a su referente Lula da Silva y destituir a la presidenta Dilma Rouseff, hoy no sabe cómo despegarse del mutante al que dio vida.

María Beatriz Gentile *

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El informe final de la comisión senatorial que indagó la crisis de Covid-19 en Brasil, aprobó -por mayoría- la acusación al presidente Jair Bolsonaro por nueve delitos, incluidos crímenes "contra la humanidad".

Con más de 600.000 muertos por la pandemia (el segundo peor saldo en el mundo, después de Estados Unidos) quien hablara de “gripezinha” fue acusado de crimen de epidemia con resultado de muerte, infracción de medidas sanitarias preventivas, charlatanismo, incitación al crimen, falsificación de documento particular, uso irregular de recursos públicos y prevaricación

Igualmente, el impacto de este posicionamiento de la elitista Cámara de Senadores, es más político que judicial. Primero, porque para que la justicia intervenga se requiere el aval del fiscal general, Augusto Aras, hoy aliado del presidente; y en segundo orden, porque la apertura de un juicio político o impeachment, necesita pasar por el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, otro amigo del mandatario.

La derecha brasilera, que conspiró para pulverizar al gobierno del PT y persiguió hasta encarcelar a su referente Lula da Silva y destituir a la presidenta Dilma Rouseff, hoy no sabe cómo despegarse del mutante al que dio vida.

No podemos trivializar el instrumento del impeachment, pero tampoco podemos trivializar un Gobierno. Y Bolsonaro no está a la altura de la democracia”, afirmó el gobernador de Rio Grande del Sur, ex aliado del presidente.

Entre el 2003 y el 2015 la sociedad brasilera experimentó enormes transformaciones. Brasil se colocó entre los diez países con mayor PBI en el mundo; salieron de la pobreza 30 millones de personas; la desnutrición se redujo en un 73% y la mortalidad infantil un 45%, y la inversión en educación aumentó en un 218 %.

En 2016, golpe blando mediante, la llegada al poder del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño) aliado al empresariado local y luego el arribo del bolsonarismo terminaron por dinamitar las bases del desarrollo e instaurar un neoliberalismo agresivo responsable de la actual coyuntura.

Hoy19 millones de personas pasan hambre; 9 millones más que hace dos años, según un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.En lo que va del año la clase media pasó de representar el 52% al 47,4%. Y la economía, en términos generales, registra un 3,1% por debajo del primer trimestre del 2014.

Quedaron en evidencia las promesas incumplidas del neoliberalismo militante y académico

Según las encuestas, en una eventual segunda vuelta electoral, Lula se impondría. O sea, que en caso de ganar, retomaría la gobernanza del país ¿en iguales o peores condiciones que cuando inicio su primer mandato hace 18 años?

Para algunos analistas, Brasil ingresó en una etapa de políticas que naufragan en contradicciones entre desarrollistas y neoliberales. Algo así como hacer y deshacer lo mismo docenas de veces.

Los cambios de rumbo violentos que se vienen experimentando en América Latina en lo que va del siglo XXI, terminan por afectar no sólo a la economía y sus expectativas de crecimiento sino también a la convivencia democrática.

En estos primeros 20 años, a los gobiernos de signo desarrollista y progresista les siguieron coaliciones de derecha que desarmaron el andamiaje de políticas productivas y sociales.

En Argentina, por ejemplo, lo realizado entre el 2003 y 2015 fue desarmado en cuatro años de gobierno macrista; cuestión que con muchísimas dificultades la actual administración de Alberto Fernández intenta revertir. De ganar el próximo noviembre las elecciones de medio término la derecha ¿se impondrá otra vez el camino del fracaso neoliberal?

Zibechi ha escrito que además de Argentina y Brasil, Ecuador y Chile ingresaron ya en ese proceso de desorientación. Ecuador por el viraje neoliberal radical y Chile porque el levantamiento del 2019 desbarató el proyecto de la derecha pospinochetista, sin que haya aún alternativas viables.

Idas y vueltas de una realidad política, que en forma pendular, nos expone a la incertidumbre y desorienta la conquista de horizontes futuros.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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