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Columnistas
13/04/2021

De farsas y tragedias

De farsas y tragedias | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Cierta derecha no defiende principios, defiende un lugar en la sociedad de los argentinos. El que les asignaron, desde el fondo de los tiempos, Roca y Mitre: el lugar de la élite con decisiva influencia en la política e ilimitado poder en el mercado.

Juan Chaneton *

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La feliz inversión de un sintagma ha sido, a lo largo de la historia, acierto de pocos. De aquel "la guerra es la continuación de la política por otros medios" -Clausewitz- devino la "política es la continuación de la guerra por otros medios", fórmula implicada en las reflexiones de un  Michel Foucault en su "etapa nietzscheana".

En nuestros días políticos, frecuentemente deprimentes, podemos intentar, sin esperanza ni temor, perdidos -diría Borges-, un ejercicio diverso en línea con la marxiana cita de Carlos Pagni en La Nación del 6/4/2021: la farsa es la continuación de la tragedia por otros medios, digámoslo así. De qué farsa y de qué farsantes hablamos, ese es el punto.

Ello se debe a que ayer, cuando la oligarquía lucía vigorosa y con un proyecto histórico sostenible, imponía su régimen con autoridad y los voceros mediáticos de una tragedia antinacional y clasista podían urdir justificaciones textuales creíbles y no exentas de cierta calidad estética. 

Al cabo de un siglo y ya devenida farsa, esa representación de la derecha argentina exhibe el rostro de una impotencia algo patética, pues la "calidad de sus argumentos" (Pagni dixit) comienza a flaquear y una contradicción dura insinúa minar su discurso de filosofía política: el "estado de derecho" y la "independencia del Poder Judicial" se dan de patadas con la práctica de los gobiernos que ellos vienen defendiendo. Lo suyo, hoy, es farsesco por donde se lo mire. Miremos, pues.

Ha dicho el ministro de Justicia que, como ministro de Justicia, él ya no puede "perseguir" jueces; que eso lo podía hacer cuando era diputado. Y se escandaliza Pagni, aquí. Pero, no obstante el estupor que asalta al periodista, las cosas son como las dice el ministro Soria. Y está bien que así sea. Porque la persecución implicada en una denuncia penal o en una querella criminal es atribución de cualquier ciudadano de la Constitución. De, por caso, un diputado. No del ministro de Justicia, claro, pues no es bueno que la función de articular el vínculo entre  los poderes Ejecutivo y Judicial -propia del ministro- se superponga con la facultad ciudadana de denunciar a jueces corruptos. No es bueno que eso suceda. Habría, si ese fuera el caso, incompatibilidad moral.

Aquí, lo que cabe y lo que Pagni no ve o no puede ver, es el enfoque holístico, que es el que hace el ministro Martín Soria: una justicia cuyos jueces vulneran la división de poderes (Hornos, Borinsky), o no persiguen debidamente a quienes delinquen (femicidios), o  encubren delitos en vez de castigarlos (Stornelli en tándem con jueces), etcétera, es una justicia estructuralmente (holísticamente) corrompida. Esto es lo que dice Soria y que Pagni no advierte, tal vez porque el que debería avanzar hacia un mejor conocimiento del derecho es él, no Soria, al que, no obstante, fulmina de ignorante. Soria no cuestiona sólo al fuero federal. Es toda la justicia la que está podrida, quiere decir el ministro, con las honrosas excepciones de los jueces honestos y probos, que también los hay, tanto en la justicia ordinaria como en la federal.

Luego, sigue diciendo Pagni. Y lo que sigue diciendo es algo temerario. Insinúa que si el ministro Soria fuera como su papá -Carlos Soria- podría mandar a encarcelar a alguien, o a algo peor. Dice que Martín Soria le dijo a Alejandra Dandán -en una nota para El Cohete a la Luna- que Mauricio es como Franco. Y Pagni alega, contra Martín Soria, con un argumento de "calidad" dudosa. Dice que si Mauricio es como Franco, también se podría decir que Martín es como Carlos, el padre del ministro.

Error, en el mejor de los casos. Pues el actual ministro -para cuestionar a los Macri- se basa en los expedientes, mientras que Pagni, para criticar post mortem, se funda en un chisme. Que Franco cometió delitos lo dijo, incluso, su hijo, Mauricio. Que Carlos Soria haya dicho eso de lo que Pagni se hace eco respecto de Domingo Cavallo (que había que "tirarle un muerto al corralito"), es como si no lo hubiera dicho y, si lo hubiera dicho, Pagni -y todos los que él cita en su nota- deberían comparecer en la calidad que la señoría de turno estime procedente. Cavallo, cuando accionó contra Soria, no exorbitó, tampoco, más allá del rumor.

Luego, sigue adelante el periodista en pos de más errores. Dice que a Cavallo le hicieron lawfare. Un disparate, claro. Pero lo dice Pagni, a quien habría que anoticiar de que a Domingo Cavallo nadie trató de fabricarle causas para impedirle que se presentara a elecciones.

Agrega enseguida que todos los presidentes han recibido a periodistas. Pero el caso es que Macri recibía a Magnetto, no a periodistas. Y, dígase lo que se quiera, si yo contrato a cuarenta zapateros remendones para montar un emporio de la costura zapateril al paso... bueno, en ese caso yo podré ser un calificado y exitoso hombre de negocios, pero no un zapatero. Los zapateros son los que trabajan para mí. Macri no recibía a zapateros. Recibía al dueño de la zapatería. No es delito recibir a Magnetto. Delito habría si, en esas reuniones, Magnetto y Macri hubieran acordado agilizar la persecución contra Cristina. Si no, no.

El ex Presidente no violentaba la ética y la división de poderes en la residencia de Olivos, también dice eso por ahí el calificado periodista. Lo hacía en su quinta particular pues era allí donde recibía a jueces para cocinar las persecuciones. Después de leer esto uno puede, con todo derecho, colegir que estamos ante una notoria pérdida de "calidad" del discurso político-periodístico argentino. Es lo menos que se puede decir. Lo más, es que es grave que un profesional serio y respetado diga eso.

Ya por el final, Pagni retoma la embestida contra el ministro de Justicia. Dice que lo que ahora Soria no puede hacer lo hace Rodolfo Tailhade que, como es diputado, puede perseguir a opositores. Pero Tailhade no persigue a nadie. En inglés al que persigue se lo llama prosecutor. Es el fiscal. Es lo que hace Tailhade: denuncia para que el fiscal actúe. Una vez más, Pagni está confundido. Su confusión se parece a la del heterónimo de Charlie Parker, el inolvidable personaje cortazariano de El Perseguidor -que perseguía ilusiones-, cuento famoso si los hay. Su concepto de persecución -el de Pagni- es literario, no jurídico.

También impugna, adicionalmente, a Rodolfo Tailhade por la sedicente razón de que éste trabajó para un estudio que defendía a empresarios. Pero defender a una empresa que reclama ante el INPI la titularidad de dominio de una marca no convierte a nadie  en "neoliberal", que es esa la imputación que el periodista de La Nación le hace a Tailhade: la incoherencia. Uno de los dueños del estudio fue director del Loterías en el gobierno de Macri, nos informa Pagni, y eso le saca todas las dudas: Tailhade fue neoliberal.

Se trata de otro disparate. Tailhade, tal vez, podría responder lo que Yves Montand a Jack Lang cuando éste le recriminó haber viajado a la URSS: porque fui, supe que era una dictadura, contestó el actor.  Mutatis mutandi, sólo trabajando en un estudio jurídico se puede saber qué foscos trajines agitan las entrañas de ese estudio. Pero tal vez ni eso. Porque ni es delito ni es  incoherencia trabajar en un estudio que defiende a empresarios. Es extraño lo que dice Pagni aquí, porque él no es un militante del Partido Obrero. Y La Cámpora y el kirchnerismo duro y blando no tienen ninguna objeción ideológica contra el capital. Están más bien en la línea de Xi Jinping: avancemos con el capitalismo y después vemos qué reclama la clientela. La clientela, en este caso, es la Humanidad.

Y hasta Graciana Peñafort, la abogada alta gama que se reclama también militante del kirchnerismo, sufre las pullas de Pagni. Le critica que quiera cambiar la Corte Suprema y celebra irónicamente que no lo oculte. Palos porque bogas y palos porque no bogas. Pero también está mal parado Pagni aquí. La Corte, como la Constitución, no se cambia todos los días. Pero no cambiarlas cuando los días vienen turbios, acredita sólo ofuscación; y no hacerlo  porque el cambio amenaza privilegios descalifica moralmente a quien se oponga al cambio, por más republicano que se diga. En suma, la derecha -o, por lo menos, cierta derecha- no defiende principios, defiende un lugar en la sociedad de los argentinos. El que les asignaron, desde el fondo de los tiempos, Roca y Mitre: el lugar de la élite con decisiva influencia en la política e ilimitado poder en el mercado.

Por fin, la "obsesión autoritaria". Tal, el socorrido argumento "de calidad" que Pagni enarbola contra el gobierno. Persiguen -dice- o intentan perseguir, a jueces y periodistas. Pero claro... Sin jueces y periodistas no podrían haber endeudado al país, destruido la economía, perseguido a la ex Presidenta para expulsarla de la política, ni haber hecho otras tropelías que también hicieron. No obstante, es democracia, no persecución, lo que se reclama -lo que reclamamos- como políticas de comunicación audiovisual.

Néstor Kirchner persiguió a opositores, dice Pagni. De modo que, con esa lógica, nada tiene de malo que Macri haya perseguido, se infiere. O los dos hicieron mal...  tachame la doble y estamos a mano.  Ello sin molestarnos en refutar las presuntas "persecuciones" de Néstor Kirchner. Francamente, la "tribuna de doctrina" va a tener que empezar a buscar mejores doctrinarios, alguien que entienda mejor la razón iluminista alberdiana anclada en las iniciativas periodísticas de Bartolomé Mitre.

En línea con el extravío anterior, concluye Pagni: a CFK la persiguió Massa "también". ¿De modo, entonces, que a Cristina la persiguió "también" Macri...? Caramba... No te pedíamos tanto, Carlos...

La calidad de los argumentos está en declive. El intelectual orgánico -decía Gramsci- es tanto más vigoroso intelectualmente o tanto más decadente, como vigorosa o decadente se muestra la clase para la cual trabaja. Amén.



(*) Abogado, periodista, escritor.
29/07/2016

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