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Columnistas
14/09/2016

Cambiando la renovación

Cambiando la renovación | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Gabriel Rafart *

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Hace unos días el politólogo Martín Rodríguez nos recordaba que a la salida de la última dictadura el sello de Renovación y Cambio era exclusivo de la UCR y de su candidato luego presidente Raúl Alfonsín. Señalaba, además, que treinta años después esas palabras vuelven en actores políticos viejos y nuevos. De allí que los peronistas pretenden renovación, los radicales solo cambio en Cambiemos. Y el macrismo, que es lo nuevo, un cambio sin renovación.

No hay dudas que cambio y renovación pueden decir lo mismo si se considera el actual tiempo  de un vocabulario político devaluado y de mucha liviandad discursiva para muchos, mayormente para el atril del equipo gobernante. Lo cierto es que son estos últimos los que más recurren al término cambio mezclado con voces liberales de la conservación. Aquí mucho viejo con rostros nuevos. Del otro lado la oposición, mayormente peronista, propone Renovación y limites para el  cambio de Cambiemos.

Digamos algo sobre la voz cambio y la acción de cambiemos a fin de reconocer en ellos no siempre una formula auténtica. De hecho en manos del PRO y las fuerzas que le siguen se parecen más a una “falacia indebida”, igual a aquella denunciada en 1993 por el gran intelectual Santiago Nino. Era frente a la amenaza de Carlos Menem de convocar a un plebiscito para “cambiar” la Constitución Nacional. La pregunta con la que se pretendía reunir a todos los votantes del país era si estos querían cambiar un cuerpo constitucional que cargaba con una larga vida, de siglo y medio de existencia. La respuesta estaba cantada. ¿Quién no quiere cambiar un artefacto tan viejo? Cambiemos iba a triunfar. La amenaza tuvo el resultado deseado y se consumo en el Pacto de Olivos entre el mismo Alfonsín que unos años antes había motorizado su movimiento Renovación y Cambio. Del otro lado un Presidente y jefe del PJ que buscaba la reelección, habiendo sido uno de los protagonistas clave y seguramente sincero de la primer Renovación peronista. Luego encarno el principal cambio hacia el neoliberalismo. Aquí un parecido de familia entre aquel momento que se proponía un cambio con quien fue renovador y este otro que supone ya estar en marcha con quien habla de cambio con conservación.

¿Y los peronistas? Como es sabido algunos fueron piezas claves en la construcción, primero porteña, luego nacional de la Alianza Cambiemos. Otros se sumaron cuando Macri llego al gobierno. No son pocos, aunque se destacan Ritondo, Amadeo, Puerta, Monzó, Benegas. Muchos de estos tienden puentes con otros que dicen querer renovación dentro del PJ. Aquí un peronismo que antes se lo reconocía como “ortodoxia” por su apego a formulas de la derecha política. Si se asumen como renovadores se asemejan a los viejos partidos renovadores de las provincias del norte argentino.

Sin duda la familia peronista de los renovadores es variopinta. De hecho el sistema político ya cuenta con un contingente propio que produjo hace tres años el sello electoral del Frente Renovador y un líder en el diputado Sergio Massa. Este nació para capturar el centro político y competir con el PRO. A pesar de esas pretensiones anida en ellos una extraña pero necesaria convivencia de al menos dos mundos. Efectivamente, la alquimia reúne a muchos que proponen continuar el proyecto interrumpido o traicionado de la Renovación peronista de mediados de los ochenta. Por otro lado están quienes por trayectorias y palabras parecen ocupar el lugar que hace treinta años se reunían alrededor de la Revista Unidos.  De allí que algunos crean necesario tomar partido en un enfrentamiento actualizado entre dos polos, el democrático y el populista carismático. Este segundo está también adentro del FR, aunque se insiste que está más allá de sus límites y lo encabeza Cristina Fernández.

Finalmente habría otra y más reciente renovación. Es la lanzada al ruedo por gobernadores, intendentes, algunos legisladores y ex candidatos peronistas, muchos del PJ-FpV. No son pocos, sobre todo si se mira su inserción territorial. Aquí la formula renovación parece más un necesario cliché de ocasión o de alquiler, para afrontar una tarea más amplia que podría pensarse dentro de aquella doble tensión entre democracia y carisma. Sin embargo estos noveles renovadores ven más de cerca la tensión que significo para una parte de la sociedad el sentido de ruptura cultural y económica que implicó el kirchnerismo en la política nacional. Aquí un desafío para hacer verdaderamente novedosa la formula cambiemos la renovación.



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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