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La reciente decisión del intendente Quiroga en el sentido de facilitar la migración de aportes de trabajadores municipales hacia seguros privados, enciende una luz de alerta por lo que implica como señal de regreso a políticas que atentan contra la seguridad social y ponen en riesgo uno de los principales mecanismos de protección de la clase trabajadora.
La desregulación de las obras sociales que impulsó a mediados de los años ‘90 el entonces ministro Domingo Cavallo, permitió que los trabajadores eligieran dónde estar afiliados. A su vez, facilitó el crecimiento de los seguros privados, que conocemos como pre-pagas. Eso se dio gracias a dos modalidades que fueron habilitadas en ese momento. Por un lado, si un trabajador deseaba contar con cobertura de una pre-paga en lugar de su obra social, podía “llevarse” sus aportes y contribuciones a una pre-paga. Considerando el costo de las pre-pagas quienes migraron fueron los trabajadores con sueldos más altos, lo que se llamó el “descreme” de las obras sociales.
Una segunda modalidad fue la que impulsaron algunas obras sociales chicas como por ejemplo la de Capitanes de Ultramar o la de los Arbitros de Futbol, que concretaron acuerdos con pre-pagas. Así, más de 60 Obras Sociales, algunas de ellas verdaderos sellos de goma, cerraron acuerdos con diferentes prepagas cristalizando un mecanismo informal de presencia del capital privado en el sector, sin ninguno de los riesgos ni responsabilidades que supondría su entrada formal al sistema. Fue un negocio para las dos partes, permitió la supervivencia de obras sociales chicas que captaron así afiliados de otras, y para las pre-pagas que aumentaron mucho su cartera. Se llegó a una situación paradójica: algunas obras sociales tenían más afiliados que los que tenían los gremios que representaban.
El resultado implicó romper el mecanismo solidario que es la base del sistema de la seguridad social. Ese mecanismo implica que cada trabajador aporta de acuerdo a su capacidad (el mismo porcentaje del salario, desde el más bajo al más alto) y retira o utiliza la obra social de acuerdo a su necesidad.
Al reducirse el número de afiliados, el riesgo de tener que afrontar costos altos para atender algunas necesidades aumenta, o dicho a la inversa, cuanto más personas integran el grupo cubierto, el riesgo de afrontar cuestiones infrecuentes pero costosas se diluye. La situación se agrava lógicamente para el conjunto residual integrado por los de salarios más bajos, es decir aquellos que no tienen sueldo suficiente como para pagar la pre-paga, o con sus aportes originales o aportando la diferencia.
Durante la última campaña presidencial el entonces ministro de salud bonaerense, Alejandro Collia –que sonaba como candidato a serlo a nivel nacional en caso de que Scioli fuera electo presidente- manifestó: "Las obras sociales son la columna vertebral de la salud en la Argentina junto a la medicina pública. El sistema hay que fortalecerlo ... y hay muchos instrumentos para analizar".
Entre esos mecanismos, Collia mencionó la posibilidad de poner un límite a los traspasos entre obras sociales "con distintos grados de intervención" y de avanzar hacia un pool de compras de medicamentos junto con el Estado, como había sugerido el ministro de Salud nacional, Daniel Gollán.
Sobre finales de 2015 se planteaba al menos limitar el "descreme", como se conoce a la captación de afiliados jóvenes y con buenos salarios por parte de obras sociales en alianza con prepagas, que con ese fin ofrecen planes de cobertura médica superadores de los que el trabajador posee en su organización sanitaria de origen. Para ello se proponía determinar un tope de afiliados de otras entidades que las obras sociales receptoras podrían captar, que se estimaba no debería superar el 20%. También, la chance de derivar a la nueva obra social sólo el valor promedio del aporte de los afiliados traspasados, y que el excedente -producto de los mejores salarios- pueda quedar en la organización de origen. Se consideró también la permanencia obligatoria por un período en la obra social de origen antes de que el afiliado pudiese hacer uso de la libre opción, así como incentivos económicos para las organizaciones con menor incidencia de enfermedades.
Pero como la historia no se basa en hipótesis contra-fácticas la realidad marca que Scioli no fue elegido presidente, ni Collia ministro de Salud de la Nación. Asistimos al resurgimiento de recetas que creíamos perimidas, pero que de la mano de un gobierno conservador, nacido del voto democrático, vuelven a tener espacio. Así como resurge la receta del Banco Mundial propiciando un supuesto seguro universal, pero ofreciendo solo una “canasta básica” de prestaciones para los sectores más vulnerables, no solamente no se está avanzando en recuperar la solidaridad en la seguridad social, sino que se escuchan voces que fomentan profundizar los errores de los ‘90.
Resulta llamativo y alarmante que el intendente capitalino, Horacio Quiroga, promueva un acuerdo con seis entidades de seguros privados, por el que se habilita a los empleados municipales afiliados al Instituto Municipal de Previsión Social (IMPS) a elegir a cuál aportar y de esta manera, migrar sus aportes desde el Instituto de Seguridad Social de Neuquén (ISSN). Es una medida que está directamente en línea con la política de Cavallo de los ‘90 y que tanto mal generó a la seguridad social entendida como un resguardo solidario para el conjunto.
Para sostener esta iniciativa se argumenta la mala administración del ISSN y las deficientes prestaciones, lo cual debe ser motivo urgente de revisión, pero debe advertirse con firmeza que de ninguna manera resultará beneficioso para el conjunto, que incluye a los empleados municipales neuquinos, achicar la obra social provincial.
La libre elección en la Seguridad Social y la migración de aportes hacia los seguros privados debilitará a una obra social provincial que debe corregir defectos, algunos estructurales de larga data y de distinta índole. Finalmente la estrategia confirmará otro gesto de fragmentación y con ello la construcción de una nueva realidad, salud para jerárquicos y salud para empleados. Diferentes calidades de prestaciones sanitarias para distintos grupos de trabajadores con el mismo patrón. La salud al mejor postor.
Daniel Esteban Manoukian – “Libre elección y ruptura del mecanismo solidario . . .”
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