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Vaca Muerta pasó de ser una mega estrella petrolera y la gran esperanza de recuperar el autoabastecimiento energético, a un campo de batalla político y económico en el cual las hostilidades recrudecen cada año político.
El famoso reservorio de petróleo y gas fue la punta de lanza del gobierno nacional para introducir otra era de la flexibilización laboral en la Argentina. En el sector había margen para aplicar un ajuste en trabajadores con altos sueldos y ciertos privilegios que se ganaron a medida que creció el poder del sindicato conducido por Guillermo Pereyra. Sin embargo, la aplicación de la adenda al convenio colectivo se aplica a medias. Las pujas internas en el gremio, los incumplimientos de las empresas, la falta del pago de subsidios a los desempleados por parte de Nación, la campaña electoral y los negocios, atentan contra la armonía sellada a principios de año en un papel.
La escalada llegó a tal punto que, cuando Pereyra estaba en Estados Unidos garantizando la aplicación de la adenda ante los ejecutivos de las multinacionales norteamericanas con intereses en Vaca Muerta, se desató un paro furioso en Rincón de los Sauces, fogoneado por el intendente Marcelo Rucci. Ese hecho generó la primera gran crisis entre el veterano líder petrolero y su aliado Mauricio Macri. A tal punto de tensión llegó la relación que Pereyra debió ir a darle explicaciones al presidente. En ese contexto conflictivo, Nación metió la cola en la paritaria petrolera y le puso un techo a las pretensiones salariales del gremio. La negociación quedó trabada y se definirá en 15 días.
Mientras que el intendente Horacio "Pechi" Quiroga aprovechó su visita por Estados Unidos, organizada por la Cámara de Comercio de ese país en Argentina, para sumar más leña al fuego y echarle la culpa de todos los males de la economía argentina al sindicalismo.
Ayer Axel kicllof llegó a la ciudad y también se prendió al ruedo. Pronosticó que los petroleros subsidiados quedarán en la calle después de las elecciones, y apuntó que a Cambiemos no le importa tener una YPF estatal fortalecida, porque sus intereses económicos pasan por otro lado.
Otro frente de batalla resurgió esta semana: la disputa entre referentes mapuches y la empresa YPF. Las comunidades de la zona de Loma La lata volvieron a poner en escena la histórica causa judicial por contaminación ambiental, mientras que la petrolera salió a denunciar oficialmente que el trasfondo del reclamo son las presiones por cifras millonarias para poder ingresar equipos a sus territorios. El gobernador Omar Gutiérrez eligió la prudencia y señaló que el Estado exigirá tanto la remediación ambiental como la concreción de las inversiones.
En medio del clima revulsivo, un enviado de la Casa Blanca aterrizó en Neuquén para dar su respaldo al rumbo de la liberalización del mercado energético que encaró el gobierno de Cambiemos. El encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos en la Argentina, a cargo de manera interina de la oficina diplomática, Tom Cooney, se reunió con el gobernador y ratificó el interés de empresarios norteamericanos por los hidrocarburos neuquinos.
Las grandes compañías petroleras estadounidenses, que entraron tarde a la revolución del shale en EE.UU, buscan ganar posiciones en Vaca Muerta, cuyas bondades geológicas ya están ratificadas. Como sucede con toda apuesta fuerte, el premio puede ser muy jugoso bajo determinadas condiciones macroeconómicas.
En pleno año electoral, el mundo petrolero doméstico se constituye en la arena donde se librarán fuertes contiendas con ribetes impredecibles.
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