La situación política, jurídica y social de Brasil ha ocupado por varias jornadas las principales notas y la agenda mediática internacional. A la militarización de Río de Janeiro, a las feroces represiones policiales contra las protestas sociales, al posterior asesinato de la concejal carioca Marielle Franco, y al hostigamiento y detención del ex presidente Lula, se le sumó en las últimas horas el asesinato de Carlos Alexandre Pereira, testigo clave precisamente del crimen de la mencionada concejal, y además asesor voluntario de otro representante municipal de Río de Janeiro, Marcelo Siciliano.

El cadáver de Pereira fue encontrado con marcas de disparos dentro de su automóvil en la zona oeste, en el barrio de Jacarepaguá, uno de los lugares dominados por las milicias parapoliciales que disputan negocios con los narcotraficantes en las favelas.

Según el relato de testigos, antes de disparar uno de los asesinos gritó: "¡Tenemos que cerrarle la boca!". Por los datos que se conocen hasta el momento, se sospecha que este asesinato es un mensaje mafioso hacia los que declaren en la investigación del homicidio de Franco. 

El concejal Siciliano, del Partido Humanista de la Solidaridad, había prestado declaraciones el día viernes ante la justicia precisamente por el asesinato de su colega Marielle, quien era dirigente social, integraba el Partido Socialismo y Libertad (Psol), tuvo protagonismo en denuncias contra mafias policiales y era contraria a la intervención del Ejército que rige desde febrero.

El ahora asesinado Pereira también había sido citado a declarar ese mismo día, tras haber trabajado como asesor de Siciliano, quien además se desempeña como referente dentro de las favelas y nexo entre los habitantes de la zona y el concejo local.

La víctima del homicidio podría haber aportado datos claves, no solo en el caso de la concejala asesinada sino sobre el entramado de corrupción y narcotráfico que se desprende de las relaciones entre las fuerzas militares, paramilitares y dirigentes políticos.

El país con más homicidios del planeta

El crimen sucede luego de una semana convulsionada en el ámbito político, jurídico y social de Brasil, en el que impopular presidente interino Michel Temer casi no apareció. Vale recordar también que este asesinato, junto con el de la concejal que denunció la intervención militar en Río, se suman a la ejecución de otro concejal, Paulo Henrique Dourado Teixeira, miembro del Partido Laborista Brasileño, cuya causa se encuentra inmovilizada en la justicia.

Organizaciones internacionales como Human Rights Watch (HRW)y Amnistía Internacional expresaron rápidamente su preocupación por el nivel de violencia extrema que vive el “gigante” sudamericano, y exigen a la justicia de Brasil un pronto esclarecimiento de cada uno de los hechos.

Según un informe publicado meses atrás, Brasil es el país con más homicidios por año del planeta, y la mayoría de las víctimas son pobres y negros. César Muñoz, activista de HRW en Brasil, aseguró que “el comportamiento de las fuerzas de seguridad es parte del problema más que de la solución”. 

Los homicidios políticos dentro del marco de violencia generalizada y multiplicada a partir del despliegue militar en el estado de Río de Janeiro ordenado por el presidente Temer, generan más incertidumbre a un país que no encuentra rumbo ni estabilidad, desde el golpe parlamentario que derrocó en 2016 a la presidenta constitucional Dilma Rousseff.