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Desde la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, la retórica belicista y las tensiones globales han estado a la orden del día. Desde hace semanas, el conflicto diplomático entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un y Trump han puesto al mundo a la expectativa de un posible enfrentamiento armado.
Pero en las últimas horas, el verborrágico Trump ha manifestado la posibilidad de que fuerzas armadas norteamericanas intervengan en territorio venezolano a raíz de la disputa interna, política, y social, por la que transcurre el país desde hace varios años.
Como si se tratara de una partida de TEG, el presidente Trump acompañado por su secretario de Estado Rex Tillerson y por la embajadora de EE UU en la ONU, Nikki Haley, afirmo que "Hay muchas opciones sobre Venezuela, es nuestro vecino. Tenemos tropas en todo el mundo, en sitios muy lejanos, pero Venezuela no está tan lejos y la gente está sufriendo y muriendo".
El peligroso líder norteamericano, indicó también que "Una operación militar es algo que podemos desarrollar. Tenemos varias opciones sobre Venezuela, incluida la militar, de ser necesario".
Desde Venezuela, El ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas Poljak, sostuvo que las palabras del mandatario estadounidense son "la más grave e insolente amenaza jamás proferida contra la Patria de Bolívar".
También añadió que la “amenaza proferida por Trump une a todos los venezolanos de bien en rechazo a injerencia y en defensa de la Patria”
Las declaraciones de Trump llegaron luego de varias semanas de duros golpes y de claros gestos de los gobiernos latinoamericanos con el objetivo de aislar cada vez más a Venezuela.
Por desconocimiento, por desprecio, por inoperancia, o por obediencia, la política exterior de los países más importantes del continente sur, Argentina y Brasil, ha contribuido en la generación de un clima de grave inestabilidad regional. Lejos de ser parte de una posible solución, ambos gobiernos han sistemáticamente contribuido al desorden dentro de Venezuela, y a la posibilidad de una intervención militar norteamericana en esa república.
En la última semana el presidente Mauricio Macri le retiró a Nicolás Maduro la condecoración que la Argentina le había entregado al presidente Venezolano en 2013. Para Macri, “la cancelación del derecho a usar la orden del Libertador General San Martín se deriva de que sus acciones son incompatibles con la dignidad de la misma"
También, instruyó a sus diputados, para avanzar en un proyecto de ley con el objetivo de suspender cualquier acuerdo económico y comercial con Venezuela, de la misma forma que lo había hecho los Estados Unidos semanas atrás.
El gobierno de Perú, sumado también a la lógica de confrontar con el gobierno venezolano, decidió expulsar al embajador de Venezuela y a toda su familia de Lima. Los motivos fundamentado por el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, es que “Maduro es un dictador, y lo que ha hecho con la asamblea constituyente, es un golpe de Estado”.
Las primeras defensas a la no intervención de Venezuela y a la integridad de la soberanía de un país latinoamericano, llegaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.
Desde allí, el gobierno ruso criticó a EEUU por sus sanciones "destructivas" contra Venezuela y destacó que, “de manera contraria a la lógica de los acontecimientos y sus propias llamadas a la 'democratización' de los procesos, algunas fuerzas nacionales y extranjeras siguen promoviendo una línea destructiva para desmantelar las herramientas de diálogo emergentes".
La Cancillería Rusa criticó además "la obsesión" de algunos países a la hora de imponer "sanciones unilaterales, medidas aislacionistas, métodos de presión y ultimátum" contra Caracas. “Las actitudes aislacionistas devuelve la situación a posiciones de punto muerto iniciales".
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