En los últimos meses las movilizaciones por las reformas propuestas por el gobierno de Michel Temer (PMDB) han ido en aumento y han sido multitudinarias en todo Brasil. Distintas medidas que se han ido tomando por parte de la presidencia han dado muestras de un retroceso en los derechos fundamentales conquistados a lo largo del tiempo. El gran malestar que conlleva a la huelga general, está dado por la reforma laboral aprobada el pasado miércoles y el proyecto de modificación de las pensiones jubilatorias.

Las nueve centrales sindicales brasileñas convocaron para este 28 de abril, día en que se cumplen 100 años de la primera gran huelga en Brasil, a un paro total de actividades en rechazo a estas reformas que entienden son del “manual del neoliberalismo” del presidente interino Michel Temer.

La protesta convocada por la CUT,CTB, Inter Sindical, CSP-Con Lutas, UGT, Força Sindical, Nova Central, CSB e CGTB, es respaldada por la gran mayoría de los gremios que agrupan a los trabajadores docentes, médicos, conductores de autobuses y trenes, trabajadores de la industria de la construcción, la madera, metalúrgicos, químicos, textiles, entre otros.

En representación del Sindicato Nacional de los Aviadores (SNA), Luiz Pará, dijo que se organizarán "paros que empezarán con el turno de mañana sin hora prevista para acabar" en los principales aeropuertos del país.

Entre los reclamos sindicales está la condena a la ley para la subcontratación de mano de obra y servicios (tercerización) de forma totalmente irrestricta y sin garantía de derechos para los trabajadores.

También sobre  la reforma de las pensiones pues, tal como está planteada, entienden que “conduce a una precarización sin límites de la seguridad social, con perjuicios económicos y sociales para el presente y el futuro”.

La huelga estará acompañada por movilizaciones en las distintas ciudades del país que se espera tengan amplio apoyo social y sean multitudinarias.

Según un reciente sondeo del instituto de estadística Ipsos, la gestión política del presidente brasileño y su gabinete tan solo es aprobada por el 4% de los brasileños.  La impopularidad de Temer se ve reflejada en que el 87% de los encuestados admite que rechaza su modelo administrativo, especialmente en lo que se refiere a la situación laboral y el sistema de pensiones. Por último, el 92% de los encuestados cree que el país "está en el camino equivocado".

El presidente Michel Temer, ha reconocido públicamente en las últimas semanas, que el impechment por el cual se desplazó a Dilma Roussef fue motivado por un chantaje de su aliado, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, hoy detenido como resultado de la llamada Operación Lava Jato.