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Exterior
31/05/2025

Taurus en manos ucranianas

Oliverio Jitrik

Empezó Roland Garros y los subnormales que administran o poseen el prestigioso torneo siguen “castigando” a Rusia, omitiendo la procedencia de sus jugadores cuando juega algún ruso o bielorruso. Fulano, de Austria, contra el “Nowhere man” del otro lado, ¿de dónde será? La procedencia de Sabalenka tampoco se ostenta, pero al menos dejan ver su posición en el ranking mundial: “(1)”. La tenista se siente obligada a declarar que no está de acuerdo con su presidente -Lukashenko- (mejor ni averiguar en qué) para poder, en su ratos libres, pasearse por las tiendas de Place Vêndome sin contratiempos. Y el pequeño Napoleón, drogón y manoseador en Kiev, ahora golpeado por su señora en Hanoi (cita 1); ¿qué habría pasado si se veía lo inverso y fuera Brigitte la del morro impactado? ¡dimission inmédiate! En el Eliseo, después de negarlo, cambiaron de relato, aclarando en vez de callar, y lo mismo hizo el propio Macron, que explicó los tres furcios recientes. ¿Será que en Francia la desconstrucción de género se ha extendido a la del propio edificio de la Lógica?

Parece que la OTAN quiere acorralar a Rusia, de nuevo poner a prueba su paciencia. Vía Berlín. El canciller Merz provee de misiles de largo alcance Taurus a Zelensky, y permitió explícitamente su uso en la Rusia histórica. Merz, que ha resultado ser más peligroso que el dubitativo Scholtz. Con lo radical y estúpido de sus propuestas, en estas semanas al menos le ha robado protagonismo a las tres señoras punteras del europeísmo más fanático, o al menos a las dos ahora más boconas: Ursula VDL y Kaja Kallas.

Los alemanes están saliendo del closeten toda forma, para reconocerse en la Alemania derrotada en el 45, sin decirlo, pero viviéndolo vicariamente en toda las acciones ucranianas en el frente, desde el ataque a civiles, la tierra arrasada y el rencor infinito que les produce la reedición de la historia, la de rusos aniquilando nazis en Kursk. Parece que es el fuego alemán el que va a dominar estas semanas las noticias, dejando un poco rezagados a Macron y Starmer. No son solamente los dirigentes corruptos de estos países, sino la mayoría de sus habitantes y medios de difusión, tal como Israel no es “Netanyahu”, y no actúan en la creencia de que apoyan a Ucrania porque hay que “defender a Europa de la agresión de Rusia”; es más bien una pasión que proviene de una rusofobia ancestral y acá está la locura, creer realmente que es su oportunidad de vengarse de los rusos en territorio ucraniano.

Las respuestas de Rusia a las provocaciones del Trío Galáctico de los Dispuestos y ahora a Trump son cada vez más ilustrativas. Desde el mapa de la región de amortiguamiento mostrado por Medvedev, que deja a Ucrania como una ínfima lengua de territorio en frontera con Polonia (justo reclamado por los polacos), a las declaraciones de Margarita Simonián, directora de RT, quien anticipó que, de concretarse un ataque alemán aunque de forma indirecta vía Kiev, Rusia no tendrá de otra que golpear Berlín. Esto parece una perogrullada, pero hay que compararlo con las frecuentemente tibias reacciones verbales de los rusos de años anteriores.

Si el resto de la OTAN, de manera muy inconveniente, decide que esta respuesta potencial sería merecedora de la invocación del artículo 5, el resto de los países atlantistas estaría sellándose un destino muy desagradable.

La conexión cerebro-lengua saturada le hace decir a Trump frases incoherentes. Tiene un oído selectivo: oye por ahí que Rusia intensificó ataques con drones y misiles a la futura “zona de amortiguamiento” y más allá. Pero no se entera o finge no hacerlo de los que hizo Ucrania a blancos civiles en Rusia. ¿No sabrá que intentaron atacar con drones a Putin, que iba a bordo de un helicóptero? ¿Es realmente tan incapaz de darse cuenta lo que ello significa? A pesar de todo, aunque Trump no encarne la posibilidad de un cambio de giro en Ucrania, es ganancia que si, como suele “amenazar”, se retire de las negociaciones y aplique “sanciones espantosas” contra Rusia. “Cosas muy malas le sucederán si…” (a Putin, el que “está loco”) rugió en la red Truth Social, pero Medvedev lo puso en su lugar: “la única cosa mala es que se desate la Tercera Guerra Mundial”. Pepe Escobar señala una vez más: Trump no puede ponerse en contra del Deep State, ni de los deseos del Occidente Colectivo de destruir a Rusia y, tampoco, puede reconocer una derrota estratégica en una guerra que sí es también la suya.

29/07/2016

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