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El precio del gas natural en Europa es cinco veces superior al del año 2020 y unas cuatro veces más caro que en la pasada primavera de ese continente (el otoño de América del Sur), y siendo que la Unión Europea (UE) es altamente dependiente de ese fluido para que funcionen sus sistemas de energía eléctrica, existe el riesgo de que unas 80 millones de consumidores no puedan pagar sus facturas de luz en el invierno que se avecina (a partir de diciembre).
Uno de los casos emblemáticos es el de España, donde en septiembre las facturas de electricidad subieron casi 35% comparado con un año atrás. En el contexto complicado para gran parte del continente, esta semana hubo señales favorables a futuro por parte de Rusia, que como principal proveedor gasífero a la UE, se comprometió a colaborar con la estabilización de los mercados.
Los precios del gas natural se dispararon en Europa al retomarse la actividad económica luego de los severos confinamientos (cuarentenas) dispuestas el año pasado y en parte del actual para frenar la propagación del Covid-19. Como efecto cadena, esos incrementos empujaron los costos de la electricidad.
Al mayor movimiento económico se agregó un invierno más largo y frío en 2020, y por el lado de la oferta hubo retrasos en el mantenimiento por las complicaciones que generó la pandemia, al tiempo que se produjeron menos inversiones como efecto propio de la recesión económica.
Entre las causas que determinan los aumentos en las facturas de luz, el factor más determinante es que la UE depende en gran medida de las importaciones de gas natural que provienen desde fuera de ese conjunto de Estados nacionales. Ya en 2019 la Unión tuvo que comprar por fuera de las fronteras del continente casi el 90% del gas natural.
Rusia es el mayor exportador de gas natural hacia los países del bloque europeo, representando el 43,4% de lo importado desde fuera de la UE en 2020, seguido de Noruega.
Dentro de las naciones que componen el espacio de integración continental, una especial preocupación es que el almacenamiento de gas natural este año, aproximándose los meses más fríos, es inferior al que había en estas fechas el año pasado. En octubre de 2020 estaba en torno del 95% y en la actualidad ronda el 75%.
Según Simone Tagliapietra, un miembro del grupo de expertos Bruegel con sede en Bruselas, “los europeos no estaban bien preparados para navegar la temporada de invierno, que es la época de la calefacción”. Agregó que “esa es la preocupación que está haciendo subir los precios”, porque “los mercados y los distribuidores anticipan una posible escasez” hacia fin de este año y los primeros meses del próximo.
El aumento en los precios del gas natural se hizo sentir en la inflación de los 19 países donde se usa el euro como moneda, que no son todos los de la Unión Europea-. En el área señalada, conocida como “eurozona”, la tasa inflacionaria fue la más alta de los últimos trece años: alcanzó el 3,4%, con una influencia decisiva del 17,4% de aumentos en el sector energético.
En los 27 Estados miembros de la UE, el gas natural es el segundo combustible más consumido, después del petróleo y sus derivados. Desde 2008 su consumo tiende a descender pero sigue siendo una gran fuente de energía, y por eso determina los costos de la electricidad.
Algunos expertos argumentan que parte del problema es la dependencia de los combustibles fósiles y que la transición a más energías renovables ayudará a resolver la situación. Pero la demanda pública de fósiles también tendrá que adaptarse a un nuevo sistema que contenga más combustibles renovables.
Pobreza energética, compromiso de Rusia
Las complicaciones actuales podrían agravarse si la recuperación pospandemia se demora, más aún en los meses fríos. “Algunas personas tendrán que hacer frente a niveles de consumo importantes y tendrán dificultades para pagar, con lo cual habrá hogares que sufrirán privaciones y apagarán la calefacción para poder comer”, dijo Alexandre Viviers, experto en energía de Sia Partners, al describir la amenaza de la pobreza energética que se cierne sobre Europa.
En ese marco, en España la tarifa eléctrica subió 34,9% anual. La situación hace crecer la inquietud social y según medios de ese país “ha desatado una tormenta política”. El gobierno lanzó un plan de medidas para amortiguar el impacto de la escalada de precios.
Desde Rusia, el presidente Vladimir Putin emitió este miércoles señales tranquilizadoras a toda Europa, aunque también incluyó críticas a ciertas formas de planificación de la energía. Ante todo el mandatario defendió el papel de su país como un proveedor “fiable” de gas, y se comprometió a colaborar para que los mercados se estabilicen. El efecto inmediato de sus palabras fue una reversión de la tendencia alcista de los mercados de gas a futuro.
Tras una reunión sobre el tema con miembros de su gobierno, el presidente de Rusia aseguró que el país es cumplidor de sus “obligaciones”. Afirmó incluso que Gazprom, la compañía estatal monopólica para exportación de gas, incrementó sus bombeos a través de Ucrania más allá de sus compromisos contractuales.
En cuanto a la estabilización de los mercados, Putin manifestó que el deseo de Rusia es procurar ese objetivo sobre una base comercial y teniendo en cuenta los intereses de todos los participantes. Luego atribuyó la actual crisis a las bajas temperaturas del último invierno pero también a los “errores” de la UE al abordar la política energética, al cuestionar la “histeria” y el “lío” en los cuales, según su opinión, ha incurrido la Unión.
“Como saben -dijo el mandatario ruso a la prensa- el mercado energético mundial no tolera el alboroto ni la vacilación. Los planes de inversión aquí son a largo plazo. Por lo tanto, acciones duras e imprudentes pueden conducir, y a juzgar por la situación actual del mercado ya han conducido, a serios desequilibrios”, expresó Putin.
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