Exterior
23/08/2021

Informe de Celag

El FMI va “a Fondo con(tra) América Latina”

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Un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica apunta que las “dificultades” de Latinoamérica para “liberarse de los condicionamientos” del Fondo Monetario, “quizás sea uno de los motivos” que le impiden desarrollarse. Advierte que la institución sustenta “la hegemonía del dólar”.

El volumen de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) a países de América Latina “se multiplicó por más de 70 veces” si se comparan las tres primeras décadas desde que fue fundado en 1944 con los datos de la actualidad, según un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Allí se explica que “América Latina es la región que más dificultades ha tenido para actuar soberanamente y liberarse de los condicionamientos del Fondo”, y ese “quizás sea uno de los motivos que no le permiten desarrollarse”.

El trabajo puntualiza que “el monto total involucrado en la tarea ‘estabilizadora’ del FMI pasó desde 23 mil millones de dólares en la década del 60 hasta 657 mil millones en los años 2011-2021. El monto de acuerdos necesarios se multiplicó 28 veces, mientras la economía aumentó menos de 6”. Los autores interpretan que el propósito del organismo “tal vez no era estabilizar sino endeudar a la región”, y advierten que el “diseño” del Fondo “es particularmente nocivo y peligroso para el sistema financiero global, porque es una de las bases de sustentación de la hegemonía del dólar”.

Además, entre distintas comprobaciones expuestas en la investigación, también se destaca que mientras “los gobiernos de facto” reciben préstamos del FMI, en cambio no son receptores “los gobiernos soberanistas”, es decir aquellos que han intentado una política económica “soberana, independiente de los mandatos de Estados Unidos”.

“A Fondo con (tra) Latinoamérica: las razones que explican el fracaso del FMI en la región”, es el título del informe publicado por Celag y que fue realizado por Guillermo Oglietti y Lisandro Vergara, investigadores de ese centro especializado. El trabajo “muestra las falencias” del Fondo Monetario, por ejemplo “la parcialidad de sus directivos, la poca o nula pluralidad de sus enfoques y la falta de ética del staff, entre otras”.

Los autores explican que “el FMI “es la institución financiera internacional más poderosas del planeta y sus opiniones pueden cambiar la suerte de los latinoamericanos en un abrir y cerrar de ojos”. Después, tras interrogarse “quién maneja ese poder”, recuerdan que “EE.UU. tiene votos para impedir cualquier cambio relevante, y con unos pocos aliados puede aprobar lo que desee”.

Dos países que lo intentaron

Tras sostener que “América Latina es la región que más dificultades ha tenido para actuar soberanamente y liberarse de los condicionamientos del Fondo” y que ese “quizás sea uno de los motivos que no le permiten desarrollarse”, en el estudio se recuerda que “dos países intentaron desoír las recetas tradicionales del FMI, para lo cual, primero cancelaron las deudas heredadas con el organismo a fin de recuperar la soberanía financiera”.

Los casos mencionados fueron “Brasil y Argentina bajo los Gobiernos de Lula Da Silva y Néstor Kirchner”, quienes “utilizaron valiosas reservas internacionales, acumuladas con paciencia y esfuerzo, para cancelar las deudas contraídas con el FMI por anteriores Gobiernos y, de ese modo, prescindir de los costos financieros de la deuda y de las ‘misiones’ y ‘revisiones técnicas’ impuestas por el FMI en virtud del Artículo IV”.

El documento de Celag agrega que “en el caso de Argentina, rápidamente la situación volvió a la dependencia histórica gracias al crédito concedido por el tándem Lagarde-Lipton a Mauricio Macri. Es un préstamo paradigmático y ampliamente divulgado, por haber violado incluso los propios estatutos del Fondo (reconocido incluso por el propio FMI). Tras haber agotado todo el crédito privado internacional ‘voluntario’ en poco más de tres años, y tras haber liberado la cuenta capital y las regulaciones cambiarias, lo que facilitó la fuga de capitales y la transferencia de renta nacional al exterior, Macri obtuvo un crédito Stand-By por casi 45.000 millones de dólares. Se trató del préstamo Stand-by más grande de la historia del FMI”.

Destaca además que “el actual y primer presidente norteamericano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), M. Claver Carone –en aquel entonces un asesor senior especializado en Asuntos Internacionales para Latinoamérica en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos bajo la administración Trump– admitió públicamente que gracias a su influencia se destrabó el otorgamiento del astronómico crédito para financiar la campaña de reelección presidencial de Macri. Dicho acuerdo representa cerca del 1001 % de la cuota que la Argentina tiene en el FMI, lo cual fue violatorio de criterios técnicos-financieros establecidos por la misma normativa del organismo”.

Quién tiene el poder en el FMI

Al analizar “la estructura de gobierno” del Fondo Monetario, el informe explica que “a diferencia de otras instituciones más democráticas como la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y la OMC (Organización Mundial del Comercio), donde cada país tiene un voto sin importar su envergadura económica”, en este caso “está definida por las cuotas que determinan el porcentaje de votos que le corresponde a un país miembro en las decisiones del FMI”.

En ese sentido, “Estados Unidos es el país miembro con mayor cuota y, por lo tanto, con el mayor número de votos”, ya que “el Fondo estructura su organización financiera y de gobierno en base a cuotas. Cada país miembro del Fondo aporta su cuota cuyo valor está vinculado al tamaño de la economía de cada país”.

Señala que “estas cuotas están denominadas en derechos especiales de giro (DEG), un activo de reserva internacional que sirve como unidad de cuenta del FMI. La cuantía de la cuota determina el número de votos que cada país tiene en las decisiones del organismo y también determina el volumen de acceso a crédito que puede lograr con la institución”, explican desde Celag.

 

Préstamos en siete décadas

El estudio puntualiza que “en 7 décadas de existencia, el FMI ha otorgado acuerdos de crédito por 1,24 billones de dólares a valor actual a Latinoamérica y el Caribe”. En los primeros 30 años lo hizo “sin grandes variaciones”, y “quizás con la excepción de la década del 60, en la que se duplicó el número de acuerdos”, estos se mantuvieron en una franja de “entre 40 y 60 por década”.

“Sin embargo, hay un cambio muy relevante: el volumen de los préstamos involucrados aumentó desde un promedio en el entorno de 250 millones de dólares entre 1950 y 1980, a 1.400 millones en la década del 80, 3 mil millones en la década del 90, 7 mil en la primera década del siglo y unos desopilantes 16 mil millones promedio por acuerdos de crédito desde 2011 hasta la actualidad”, resalta el informe.

Según los autores, “no cabe dudas de que el Fondo en su papel estabilizador ha tenido que aumentar los volúmenes de los préstamos acordados para estabilizar la región. El monto promedio del acuerdo de crédito en la región ha tenido que aumentar unas 70 veces (¡a valores reales!), contrastando con el crecimiento del PIB de América Latina y el Caribe, que a valores constantes aumentó aproximadamente unas 7 veces en ese período”.

Dicen luego que “en otras palabras, el volumen de los acuerdos necesarios para que el FMI cumpla su rol de estabilizador de la economía Latinoamericana se multiplicó por más de 70 veces entre las primeras tres décadas de funcionamiento del Fondo y la actualidad. Este salto de garrocha nos permite afirmar que tal vez el Fondo, el principal artífice del diseño financiero y monetario global, no cumplió bien su mandato o, si lo cumplió, fueron otros los objetivos que tuvo. Estamos ante este triste dilema: o el Fondo fracasó a pesar de su enorme ‘poder de fuego’ o, por el contrario, el objetivo del Fondo no era estabilizar sino endeudar la región”.

La investigación comprobó que “el monto total involucrado en la tarea ‘estabilizadora’ del FMI pasó desde 23 mil millones de dólares en la década del 60 hasta 657 mil millones en los años 2011-2021.38 El monto de acuerdos necesarios se multiplicó 28 veces, mientras la economía aumentó menos de 6. Las economías latinoamericanas necesitaron aumentar desproporcionadamente su endeudamiento en este período”.

Sin moral democrática”

El informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica indica que “de los 404 acuerdos crediticios que el FMI concedió a Latinoamérica y el Caribe, 1/3 de los mismos (131 acuerdos) se los concedió a Gobiernos de facto y los restantes 273 a Gobiernos democráticos (aunque algunos de ellos fueron provisionales y de dudosa legitimidad)”.

Detalla que “de hecho, el primer crédito que concedió a la región fue otorgado en 1954 al gobierno del dictador Manuel Odría en Perú. En Sudamérica, el Fondo le otorgó 9 préstamos a la dictadura de Stroessner en Paraguay, 9 a las de Brasil, 8 a la de Uruguay, 7 a las de Perú, 6 a las de Ecuador, 5 a las dictaduras argentinas, 5 a la de Pinochet en Chile y 2 a la de Bolivia”, según se describe en un apartado que define al Fondo Monetario como “una institución sin moral democrática”.

El trabajo añade que “en Centroamérica y el Caribe el apoyo a las dictaduras fue aún más relevante. Otorgó 12 créditos a El Salvador, 7 a las de Honduras, 4 a las de los Gobiernos títeres de la dictadura de Trujillo en la República Dominicana, 7 a las de Guatemala, pero el récord de 22 préstamos se los otorgó a la dictadura de Duvalier en Haití, seguido por los 14 que le otorgó a las dictaduras de la estratégica Panamá. El FMI también le otorgó dos créditos a la Cuba de Batista, el último de ellos apenas unos meses antes de que fuera derrocado. El Gobierno revolucionario de Fidel Castro decidió retirar su membresía del Fondo y terminó de cancelar todas sus deudas con el organismo y nunca recibió un crédito de la institución”.

“El Fondo no tiene complejos a la hora de otorgarle préstamos a Gobiernos no democráticos”, remarcan en el documento. Agregan que “de hecho, aún en nuestros días no existe ninguna disposición en su convenio constitutivo que obligue a la institución a no concederle un crédito a un país en flojas condiciones democráticas y no debe pensarse ingenuamente que es un tema del pasado, ya que no ha tenido ningún complejo, por ejemplo, para concederle un préstamo al presidente constitucional Porfirio Lobo electo apenas 6 meses después del golpe de facto a Manuel Zelaya”.

Para los autores del informe, “esta predisposición del Fondo coincide con la interpretación de que las decisiones del Fondo son tomadas de acuerdo a los intereses estratégicos de EE. UU. Las declaraciones atribuidas al presidente Roosevelt sobre Somoza, el dictador nicaragüense: “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”, adquieren pleno sentido. El FMI le concedió 11 créditos a la dictadura de Somoza y actuó como la pata financiera de la geopolítica estadounidense”.

A quiénes les prestó el Fondo

La investigación de Guillermo Oglietti y Lisandro Vergara, que contó con la colaboración de Mariana Adondo y Javier Calderón, califica al FMI como “un instrumento financiero de la colonia”. Explica que “el Fondo ha mostrado a lo largo de su historia muy poca voluntad para asistir a los Gobiernos soberanistas de la región”. Aclara que considera como “soberanistas a los Gobiernos que han intentado tener una política económica soberana, independiente de los mandatos de EE. UU.”.

Luego precisa que “apenas 41 préstamos se han dirigido a Gobiernos de corte soberanista, que comprometieron acuerdos por un valor de 8 % de los montos otorgados por el FMI. La baja proporción responde en parte a que este tipo de Gobiernos procuran no recurrir al apoyo del Fondo para evitar perder autonomía y, por el otro, al hecho de que los Gobiernos manifiestamente soberanistas han sido pocos en la región”.

Apunta que “de todos modos, el grueso de este porcentaje se explica por el acuerdo LCF concedido a Felipe Calderón (ex presidente de México) y renovado con AMLO. Excluyéndolo, apenas un 3 % de los acuerdos habrían sido otorgados a Gobiernos soberanistas de América Latina. La escasa predisposición, ya sea del Fondo para prestarle a Gobiernos soberanistas, o de estos Gobiernos para recurrir al Fondo, es una muestra más de que esta institución dista de representar intereses globales, sino que, por el contrario, ejerce sus facultades sesgándola hacia intereses geopolíticos que no son los de Latinoamérica”.

Perjudicial”

Hacia el final del informe, se resume que “los acuerdos de préstamos concedidos por el Fondo también muestran un sesgo prejudicial hacia Latinoamérica y la democracia. Los Gobiernos soberanistas no reciben préstamos mientras que si los reciben los Gobiernos de facto. No hay impedimentos estatutarios para que el Fondo otorgue créditos a países no democráticos ni hay impedimentos para que le otorgue un crédito al autoproclamado Juan Guaidó pero se lo rechace a Nicolás Maduro en plena pandemia”, expresan los investigadores de Celag.

“También observamos que el papel del Fondo, impulsando la movilidad de capitales y el libre mercado no han contribuido a estabilizar las balanzas de pagos ni en el mercado de cambios. En consecuencia, cada vez los préstamos tienen que ser mayores y mayor la fragilidad y la dependencia de nuestros países”, advierten los autores. Y reflexionan que “quizás este sea el propósito innombrable del Fondo. Quizás sea hora de tirarlo todo por la borda y diseñarlo de nuevo”.

Afirman por último que “es difícil esperar que desde EE. UU. surja la dosis de generosidad indispensable para modificar este diseño particularmente nocivo y peligroso del sistema financiero global, porque es una de las bases de sustentación de la hegemonía del dólar. Desde Latinoamérica no nos queda más que insistir en la necesidad de reformar de cuajo esta institución global y, simultáneamente, apostar por instituciones multipolares y regionales”, concluye el trabajo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.

29/07/2016

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